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Trabajemos en nuestra sanación emocional

By Willy Chaves Cortés, OFS Orientador Familiar, UJPll / Máster en Comunicación Política, UCR Enero 15, 2024

Considero de gran importancia el abordaje de la salud mental desde la primera infancia, tengo 30 años de activismo en promoción de la salud especialmente los que se enfocan a la salud mental, su defensa y promoción social.

Abordaré hoy un asunto de gran importancia como lo son las heridas de la infancia que son los patrones que repetimos según lo que vivimos en nuestros primeros años de vida. Surgen a partir de ciertas dificultades o experiencias dolorosas, por las cuales desarrollamos ciertas conductas para “sobrevivir” o tolerar lo que vivimos en ese momento.

Sin embargo, pasa que seguimos repitiéndolas a lo largo de nuestra vida, una y otra vez, a pesar de que ya no sean necesarias, y, en ocasiones, sean inconvenientes. Podemos ver estas heridas en distintos aspectos de nuestra vida. Quizás aparecen en nuestras relaciones, en emociones que nos es difícil controlar, o en los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos.

Es importante recordar que TODOS tenemos estas heridas. No tenemos que haber tenido una infancia sumamente dolorosa para que estén. Surgen a partir de cualquier experiencia difícil, porque tuvimos padres y madres imperfectos y porque no hay manera de salir ilesos de nuestros primeros años de vida.

Con el paso de los años aprendí a sanar las heridas de mi infancia tortuosa, llena de maltratos de golpes de violencia, fui un niño agredido física y psicológicamente, aprendí que la sanidad interior debe llevar una dosis alta de perdón, eso me ha funcionado mucho, ahora que tengo 50 años, comprendo que esas personas que me agredieron siendo un niño indefenso, no merecen vivir en mis recuerdos como traumas, merecen mi verdadero perdón, para liberar mis emociones y tener paz y tranquilidad.

Las heridas de la infancia se crean a través de aquellas experiencias que han resultado especialmente dolorosas o traumáticas en nuestra vida y pueden llegar a generar trauma emocional. Durante la infancia tenemos menos herramientas para afrontar y gestionar los eventos adversos y hay muchas cosas que todavía no alcanzamos a entender.

 Además, nos encontramos en una etapa crítica y de mucha influencia para nuestro desarrollo posterior, tanto nuestra personalidad, nuestros patrones relacionales y cómo nos vemos a nosotras y nosotros mismos.

Cuando inicié mi formación como Orientador Familiar, estaba absolutamente convencido que mi enfoque profesional, estaba en la Salud Mental en la promoción y educación en temas de salud mental, estoy convencido que los diferentes grupos etarios, requieren conocer la importancia de hablar de nuestras emociones, ojalá desde una pedagogía temprana, en las escuelas y los kínder nuestros niños y niñas, necesita abordar con sus docentes sus emociones en especial su autoestima, el año pasado fue dolorosamente sacado de contexto la excelente reflexión que trajo a colación la Ministra de Educación de nuestro país, cuando dijo que estamos potenciando niños y niñas de cristal, ella hacía énfasis en el abordaje de las emociones y de la autoestima para la convivencia de estos grupos etarios, este debe ser el insumo colectivo que nos permita construir los determinantes de la salud.  

En la mejor de las condiciones podremos desarrollar un apego seguro y disfrutar de una infancia sana y adaptativa que nos haga tener una buena autoestima y genere el mínimo de inseguridades y miedos.

 Por desgracia, es frecuente que en esta etapa sucedan cosas que nos puedan herir emocionalmente y tengan gran impacto en nuestro futuro. Cuando nos pasa una o varias cosas negativas que no sabemos interpretar o afrontar pueden convertirse en una herida de la infancia.

 Nuestro futuro se ve condicionado por estas heridas de la infancia, llegando a afectarnos en nuestra calidad de vida, nuestra forma de relacionarnos, y en la forma en la que gestionaremos nuestros futuros problemas. Existen muchas situaciones que pueden llevar a sufrir heridas de la infancia. Cada una de las heridas genera sensibilidad y vulnerabilidad ante ciertas circunstancias y hará que nos sintamos y actuemos de forma desadaptativa.

 Nombraremos de 5 heridas de la infancia para que puedas identificarlas y sanarlas con ayuda profesional y sobre todo fuerza de voluntad.

 

Herida de abandono

La herida de abandono aparece sobre todo cuando nuestras figuras de cuidado principales, quienes tenían que querernos y darnos cariño, no estuvieron presentes, no nos apoyaban o incluso nos hacían daño. Estas carencias nos llevarán a necesitar con desesperación el afecto ajeno y a vincularnos con tendencias dependientes.

Herida de humillación

Este tipo de herida de la infancia se caracteriza especialmente por haber recibido, como su nombre indica, humillaciones, burlas, críticas por parte de sus figuras de apego principales. Este menosprecio desembocará en una baja autoestima. La persona se creerá todo aquello que dijeron de ella y le costará ver todo lo bueno que hay en ella.

 

Herida de injusticia

Experimentar durante la infancia situaciones de injusticia con las figuras de apego puede llevar a que aparezca este tipo de herida de la infancia.

 Esto puede darse en situaciones de imposición de la autoridad, de la exigencia o ante grandes esfuerzos que no se ven valorados ni reconocidos nunca.

 En consecuencia, puede haber una sensación de incapacidad crónica y una gran dificultad para contar con la ayuda de los demás.

 

Herida de rechazo

Si durante tu infancia en alguno de tus entornos, principalmente en la familia y escuela, no te sentiste integrado o aceptado es posible que desarrollaras una herida de rechazo.

Esto ha podido generar una dependencia de validación, de que el resto de las personas te acepten y un sentimiento constante de que no eres suficiente.

 

 Herida de traición

Cuando en nuestra infancia nos hemos sentido traicionadas y engañadas nos puede afectar en la adultez y en la confianza hacia futuras personas cercanas en nuestra vida. Nos costará dejarnos llevar, estaremos a la defensiva y tendremos un gran miedo a que nos vuelvan a traicionar. A mí me sucedió me costo mucho, confiar en las personas que se me acercaban dudaba de sus verdaderas intenciones y afectos hacia mi.

 

¿Cómo identificar las heridas de la infancia?

Quizá te preguntes… si alguien tiene heridas de la infancia, ¿cómo puede identificarlas y curarlas? Para responder a esta pregunta primero debemos tener en cuenta que las causas y consecuencias pueden ser diferentes en cada persona, pero hay ciertas claves e indicadores generales que pueden ayudarte a su detección:

  • Dificultades en las relaciones: patrones de apego desadaptativo (como el apego evitativo), conductas desadaptativas, tener relaciones que no son sanas o que nos hacen mal…
  • Problemas de autoestima y autoconcepto: una autocrítica y autoexigencia muy elevadas, poca compasión por una misma, no reconocer las propias habilidades y puntos fuertes, no valorarse como persona…
  • Malestar emocional: ansiedad, profundos sentimientos de vacío y tristeza, soledad…
  • Gestión emocional con carencias: problemas para autorregularse emocionalmente, momentos de explosión, dificultad para expresarse, conductas de riesgo…

No todas las malas experiencias se convierten en heridas de la infancia.

 

¿Cómo saber cuál es mi herida de la infancia?

Debemos tener en cuenta que no siempre que hemos sufrido una experiencia desfavorable en la infancia esta tiene que convertirse en una herida emocional. Durante esa etapa, aunque no hayamos desarrollado todavía todas nuestras estrategias de afrontamiento, tenemos también una gran capacidad de adaptación.

 Además, no solo somos nuestra herida de la infancia, somos mucho más que lo que nos pasó. Nuestra personalidad no viene solo marcada por las heridas de la infancia, pero identificarlas y curarlas será imprescindible para mejorar nuestra calidad de vida.

Explora y haz un ejercicio de autoconocimiento: ¿Esas experiencias del pasado todavía te duelen? ¿Han dejado una herida abierta y consecuencias?

¿Cómo sanar y trabajar las heridas de la infancia? Sanar las heridas de la infancia es un proceso que puede ser largo, complejo y doloroso.

 Es un esfuerzo constante que toca puntos muy profundos y vulnerables de nuestra historia y de nuestra identidad. Por eso, es especialmente aconsejable que puedas realizar este camino en compañía de alguien profesional yo por ejemplo dos veces al año acudo a la consulta de un excelente psiquiatra buscar ayuda no debe causar temor en la sociedad costarricense aun persiste ese estigma social que impide hablar con libertad y sin temor de nuestras emociones, tenemos miedo de ser etiquetados si asumimos la responsabilidad de dialogar sobre nuestra salud mental.

 En terapia podrás tener el espacio para conectar con lo que sientes, para validarte y para reprocesar esas experiencias desagradables. A mí la ayuda espiritual me ha servido de gran ayuda, actualmente mi director espiritual es un excelente ser humano pertenece al Sodalicio de Vida Cristiana, acudir a dirección espiritual con el me ha hecho mucho bien, Existen algunos estudios de investigación que relacionan el bienestar espiritual con el bienestar físico.

 El bienestar espiritual puede ser un consuelo y puede dar fuerzas para afrontar los desafíos de la vida. Algunas personas encontramos que cuidar el espíritu parece ser tan curativo como la medicina misma.

He visto el interés pastoral de quienes son consagrados en el Sodalicio de Vida Cristiana, para atender espiritualmente a jóvenes, niños, niñas y familias enteras, Para algunas personas incluyéndome, reservar tiempo para la práctica espiritual es una parte clave de bienestar.

 Algunas personas se toman tiempo para disfrutar de la naturaleza, meditar o rezar. Otras pasan tiempo con música, arte o poesía, en movimiento o tranquilas. Muchas personas prestan especial atención a la belleza, la benevolencia, la gratitud, la curación o la fe en un ser superior.

La determinación de lo que es espiritual para usted es algo muy personal. Es algo que usted define. Pero eso no significa que usted tenga que explorar cuestiones e ideas espirituales por sí solo. Puede compartir sus ideas y aprender de otras personas como usted desee.

Hace poco me encontré con un amigo de niñez, me dijo leo lo que escribes, me gusta porque es vivencial, pero te veo feliz me dijo, le respondí desde que me consagre como Franciscano Seglar, me convertí en un mejor ser humano, veo las cosas distintas, en especial la fe en Dios, desde la vivencia franciscana me ha preparado para vivir a plenitud la práctica del perdón hacía mí y hacia los demás, Dios no llama preparados, prepara a los que Él llama, así ha sido en mi caso, imperfecto pecador me miró con ojos de piedad y misericordia y me llamo a consagrar mi vida de manera perpetua como franciscano seglar.

Espero de corazón que encuentres el modo de dignificar tus heridas y conseguir que no definan ni determinen tu vida y tu bienestar.

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