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La Sangre de Cristo: corazón del Vía Crucis en la UACA

By Marzo 13, 2024
La obra, hecha con aserrín de colores, fue diseñada y confeccionada por la artista de arte sacro costarricense Paula Sáenz Soto. La obra, hecha con aserrín de colores, fue diseñada y confeccionada por la artista de arte sacro costarricense Paula Sáenz Soto. Fotos UACA.

El próximo miércoles 20 de marzo a las 6 p.m., abierto al público.

Una espectacular cruz con la imagen de la Preciosa Sangre de Cristo será el corazón del Vía Crucis del próximo miércoles 20 de marzo a las 6 p.m. en el gimnasio de la Universidad Autónoma de Centro América (UACA) en su Sede Central de Curridabat.

La obra, hecha con aserrín de colores, fue diseñada y confeccionada por la artista de arte sacro costarricense Paula Sáenz Soto, conocida por su atelier Paula en el Bosque. Junto a ella, un entregado equipo de colaboradores trabaja desde hace varios días para que todo quede a punto y sin contratiempos para la actividad.

El icono tiene 20 metros de largo y ocupará el lugar central en la contemplación de las 14 estaciones del Vía Crucis o Camino de la Cruz, una tradición cuaresmal en esta casa de estudios superiores que se consolida año con año.

Para la ocasión, se han preparado cuidadosamente las meditaciones y los testimonios e, incluso, se tendrá la presencia de un sacerdote quien ofrecerá el Sacramento de la Reconciliación, pues se trata de un evento completamente abierto al público.

La artista Paula Sáenz junto al Rector de la UACA, Dr. Guillemo Malavassi.

 En diálogo con el Eco Católico, el Rector de la UACA, don Guillermo Malavassi Vargas, explicó que, por varios años, el Vía Crucis cuaresmal se llevó a cabo solo con el personal de la Universidad; sin embargo, desde hace dos años se vio la conveniencia de que personas de fuera de la institución también pudieran participar.

“Es un acto muy solemne, porque en el Vía Crucis seguimos el Camino de la Cruz desde el momento en que el pueblo, movido por escribas y fariseos, decide que Pilatos dé la libertad al bandido Barrabás en vez de a Jesús, y cuando pregunta, ¿y qué hago con este?, es decir, con Jesús, la gente grita ¡Crucifícalo, Crucifícalo! Y ahí se inicia el tremendo camino de la cruz, entendiendo que Jesús, siendo el Hijo de Dios, una Persona Sagrada, digna de adoración, ahora es sometido a una espantosa forma de castigo, en medio de aquella multitud vociferante, para ser luego clavado en la cruz”, dijo.

Según don Guillermo, cuando vemos crucifijos nos parece natural ver al Señor prendido de la cruz, “pero el dolor que experimentaba él, en cuanto ser humano, incluso cayendo bajo el peso de la cruz, viendo a su madre y siendo ayudado para poder llegar al final por el Cireneo, es una cosa enormemente grande y por eso cuando se medita en el Vía Crucis se destaca que aquello representa para Jesús un sufrimiento sobrehumano. Es la parte más espantosa de la vida del Señor, que había pasado haciendo el bien, curado enfermos, resucitando muertos y devolviendo la vista a los ciegos, y ahora, en vez de reconocer que pasó haciendo el bien, es horriblemente crucificado”, explicó.

Para él, conservar estas tradiciones de fe, es sumamente importante porque, de acuerdo con su experiencia, cuando se hace el recorrido del Vía Crucis, “surgen siempre muchos motivos de reflexión que le ayudan a uno a comprender la distancia entre la grandeza sagrada de la Persona de Jesús y la humillación espantosa a que fue sometido como si fuera un delincuente, entonces uno medita y saca mucho provecho de esas reflexiones para la vida personal, comprendiendo que son nuestros pecados los que hicieron que Jesús tuviera que sufrir semejante castigo”.

Un grupo de colaboradores de la Universidad participa en la elaboración de la alfombra.

 Por su parte, Paula Sáenz explicó que se trata de algo muy significativo para ella, pues fue precisamente en la UACA donde realizó hace algunos años su primera exposición de arte sacro, teniendo como centro precisamente el icono de la Sangre de Cristo.

Detalló que se trata fundamentalmente del rostro del Señor, pero marcado por la misericordia, junto a un conjunto de elementos que la comunican, por ejemplo, sus manos carecen de la marca de los clavos, pues el Señor no necesitaba de ellos para sostenerse en la cruz, sino solo de su profundo amor por la humanidad. Igualmente, en los pies hay una gota de sangre que cae sobre una patena, un signo eucarístico por excelencia.

“Es un reto porque no había hecho nunca una alfombra tan grande, entonces para tener la dimensión hay que verlo desde muchos ángulos”, dijo. La artista destacó el hecho de que para poder plasmar la alfombra hay que estar de rodillas mucho tiempo, lo cual tiene un claro significado unido a la oración y a la adoración a Dios.

Finalmente, Lisette Martínez, Secretaria General de la Universidad, destacó que, con actos como el Vía Crucis, se cumple una misión fundamental, como es el fortalecimiento de la fe cristiana en medio de la sociedad costarricense, con tantos retos y desafíos que enfrenta en la actualidad. “Si tenemos a Dios en el corazón, todo lo podemos lograr”, concluyó.

Last modified on Miércoles, 13 Marzo 2024 11:46
Martín Rodríguez González

Periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación Colectiva y egresado de la maestría en Doctrina Social de la Iglesia. Trabaja en el Eco Católico desde el año 2002 y desde el 2009 es su director.

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