La situación sociopolítica y religiosa de su país de origen, Nicaragua, lo llevó a buscar otros caminos donde poder seguir discerniendo el llamado del Señor.
Tuvo muchas opciones, entre ellas España y México, pero quiso Dios que fuera Costa Rica el país en el que Donaldo siguiera adelante su formación a la vida sacerdotal, que este sábado 8 de febrero da un paso fundamental, con su ordenación diaconal, en una misa presidida por Mons. José Manuel Garita a las 10 de la mañana en la Catedral Diocesana.
Donaldo Alfonso López Novoa es el nombre completo de este joven, oriundo de la Parroquia San Martín de Porres, en Nueva Guinea, Nicaragua, lugar donde conoció la Infancia Misionera, inspirada en el testimonio de Santa Teresita del Niño Jesús y San Francisco Javier.
Esa semilla de fe, plantada primero por sus padres, Siriaco López y Brenda del Socorro Novoa, fue germinando hasta que llegó la oportunidad de participar en los encuentros vocacionales que realizaban las Hermanas del Inmaculado Corazón de María. Poco a poco, el Señor moldeaba su corazón.
Pero el primer gran cambio sobrevino en su vida: junto a su familia se trasladó a vivir a Río San Juan, lo cual implicaba que, a nivel de Iglesia era otra diócesis y nuevas estructuras en la forma de trabajar pastoralmente.
En respuesta al llamado de Dios que nunca se apagó en su corazón, Donaldo, nuevamente se incorporó al servicio de la Iglesia, esta vez en la comunidad de San Vicente de Paúl, donde vivió experiencias muy profundas de fe y crecimiento humano.
“Estaba sirviendo en la Pastoral Carcelaria y era encargado de hacer horarios por comunidad para llevarle comida a los presos que estaban en unas pequeñas celdas, sobre todo los domingos que no tenían quien les cocinara, tenía 21 años cuando tuve la propuesta de mi párroco de entrar al Seminario”, cuenta Donaldo.
Aquello lo desconcertó, porque, como él mismo afirma, vivir realmente el verbo “dejar” no es fácil. Para entonces había gestionado una beca para ir a estudiar medicina a Cuba, que por alguna razón no se dio, pensaba en su familia y quería casarse como todos sus amigos.
“Pero Dios tenía algo preparado para mí, muy grande, porque la angustia interna que mantenía por mi futuro era muy intensa, a veces en las noches oraba y lloraba pidiéndole discernimiento”, cuenta el joven.
Sin embargo, en medio de todas esas dudas e incertidumbre, Donaldo se arriesgó. Entró al Seminario Menor San Juan evangelista (Diócesis de Juigalpa) el 6 de febrero de 2016, Año del Jubileo de la Misericordia y, estuvo hasta el 2021 cuando que terminó la primera etapa que es la Filosofía.
La llegada a Costa Rica
“La idea de venirme a terminar la Teología al Seminario Nuestra Señora de los Ángeles acá en Costa Rica no fue fácil, como bien saben, la situación sociopolítica y religiosa en Nicaragua es muy compleja. Lo vi como una oportunidad para seguir discerniendo mi vocación en el extranjero, como dice el apóstol hablando de fe sometida al crisol (1 Pedro 1, 7), yo lo refiero a mi vocación porque en medio de tantas dudas necesitaba un espacio claro para meditar y discernir”, sintetiza Donaldo.
La decisión de venir a Costa Rica estuvo relacionada también con su familia, decisiva en su proceso vocacional, y de la cual no deseaba estar muy lejos.
Finalmente, Donaldo llegó a la Diócesis de Ciudad Quesada en el 2022 después de haber dialogado personalmente con Monseñor José Manuel Garita y cumplido con los requisitos formales de traslado para continuar sus estudios teológicos, terminados en el 2024.
Este tiempo, Donaldo ha servido en comunidades de la diócesis como San José de Aguas Zarcas, San Roque, San Antonio Pital y Catedral San Carlos Borromeo.
“En todas ha sido una experiencia enorme en las cuales me han enseñado a crecer en la fe y en mi relación humana. Actualmente mi síntesis vocacional o cuarta etapa como Ministro acólito la estoy desarrollando en la Parroquia San Rafael Arcángel de Guatuso e igualmente acá mismo serviré como Diácono todo esto a bien de mi obispo”, dijo.
Testimonio sacerdotal
Uno tuvo que salir de su país de origen, Nicaragua, a causa de la persecución que allí sufre la Iglesia. El otro sintió la inquietud vocacional después de asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en España en 2011.
El próximo 4 de noviembre, cuando la Diócesis de Ciudad Quesada celebre a su santo patrono San Carlos Borromeo, serán ordenados dos nuevos presbíteros para esta Iglesia particular.
En el marco de la Jornada Nacional de Oración por las Víctimas de Abuso Sexual, convocada por los obispos del país para este 1 de junio, los estudiantes del Colegio Diocesano Padre Eladio Sancho, en Ciudad Quesada, se unieron en plegaria por los niños y jóvenes que han sufrido por esta causa.
"Pedimos a Dios para que nuestros templos e instituciones sean espacios seguros para encontrarse con el Dios del amor y la misericordia. 754 estudiantes rezaron por niños y jóvenes que han sufrido por estos dolorosos acontecimientos en sus vidas", dijo Erick Emilio Pérez, jefe de pastoral de la institución educativa diocesana.
De este modo, los estudiantes realizaron una procesión silenciosa desde el Colegio Diocesano, con el apoyo y custodia de la Fuerza Pública y la Policía Municipal, hasta la Catedral San Carlos Borromeo, donde participaron de una Eucaristía presidida por el padre Mario Echavarría, Vicario Episcopal para la Evangelización. Hubo padres de familia y profesores que se unieron a la celebración.
El lema escogido por el colegio para este día fue: "Niños y jóvenes rezando por niños y jóvenes".
Tallado en madera de caobilla, presenta en la parte del cayado o voluta a un San isidro en actitud orante, rodeado de un delicado ramo de lirios, símbolo de la pureza y en memoria del Año de San José.
Así es el diseño del báculo que la Parroquia San Antonio de Padua, en Pital de San Carlos, preparó como obsequio al obispo designado para la Diócesis de San Isidro, Pbro. Juan Miguel Castro.
La Ordenación Episcopal de Mons. Juan Miguel Castro Rojas, obispo designado para la Diócesis de San Isidro, se llevará a cabo este 25 de enero, a las 10:00 am, en la Catedral de San Isidro. Aunque ese día utilizará otro báculo se trata de un presente muy especial.