Cuando yo era un niño mi madre y muchas personas me motivaban, me decían que en la vida absolutamente nada es imposible, que con esfuerzo y perseverancia podemos alcanzar todos nuestros sueños, que debemos luchar por lo que queremos, pero sobre todo con energía positiva, verdaderamente creo que es así, las afirmaciones positivas son un elemento muy potente, nos ayudan a reestructurar nuestro cerebro para que comencemos a pensar que en la vida nada es imposible.

Dicen que somos lo que pensamos, que la vida surge realmente de nuestros pensamientos. Pero se ha demostrado que no podemos confiar únicamente en nuestros pensamientos, pues a veces nos perjudican o nos limitan. 

Por ejemplo, no entendemos el significado de la felicidad, de una forma u otra, siempre ha estado en el centro de la filosofía y en algunos casos incluso ha llegado a convertirse en uno de los conceptos clave alrededor del cual surgieron diferentes escuelas de pensamiento.

 De hecho, la felicidad desempeñó un papel protagonista en la aparición y el desarrollo de la ética griega.

 Los filósofos griegos se plantearon dos preguntas esenciales: qué es la felicidad y qué hace felices a las personas.

 Sus respuestas dieron lugar a tres posturas diferentes. Por una parte, se encontraban los filósofos como Aristóteles, que afirmaban que ser feliz implicaba lograr la autorrealización y alcanzar las metas que nos hemos propuesto, logrando un estado de plenitud y armonía del alma. Esta corriente filosófica se conoció como eudemonismo.

Otro grupo de filósofos afirmaba que la felicidad significaba valerse por sí mismos, ser autosuficientes y no tener que depender de nadie.

 En este sentido, los seguidores del cinismo afirmaban que todos llevamos dentro los elementos necesarios para ser felices y autónomos, pero para lograrlo necesitamos seguir una vida sencilla y acorde a la naturaleza.

 Por su parte, los estoicos iban un paso más allá y afirmaban que solo se puede alcanzar la verdadera felicidad cuando se es ajeno a las comodidades materiales y se sigue una vida basada en la razón, la virtud y la imperturbabilidad.

 Siempre me gusto leer a los sabios pensadores griegos, cuyas escuelas filosóficas me han enseñado a estructurar y cambiar el proyecto de vida, mientras estudiaba pudo comprender que muchas veces, la vida se nos va sin lograr el éxito que hemos intentado dar a nuestra existencia, desaprovechamos las oportunidades de ser felices, vivimos lamentándonos de todo, no somos capaces de aplaudir el éxito ajeno sin sentir esa envidia que muchas veces corroe y destruye, tengo muy  presente que una de mis hermanas del alma, de esas que sin ser de sangre son nuestras hermanas y nos llenan la vida de bendición. Me dijo que me inscribiera en el programa televisivo quien quiere ser millonario, porque sabía de mi placer por la lectura, que ella estaba convencida de que yo tendría éxito en ese concurso, solo el hecho que mi amada Tatiana, pensara en mí, me lleno de motivación y energía positiva, que una persona a la que quiero, que conoce mi vida desde el sufrimiento de mi niñez, me reconociera el valor que he tenido por esforzarme y aprender, fue su suficiente motivo para comprender que a pesar de las pruebas, fracasos y lágrimas derramadas, he logrado ser resiliente y cambiar lo negativo en positivo y salir adelante siempre sin rendirme. No en vano Taty como la llamamos es una exitosa Trabajadora Social, en mi vida las mejores personas que he conocido y de las que más he aprendí son las que ejercen esa noble profesión, Taty ha sido luz en mis días oscuros y bendición en momentos de prueba. 

Gracias a personas como Tatiana, entendí que las afirmaciones positivas son muchos más que meras citas y declaraciones positivas para sentirse bien. Las afirmaciones positivas son declaraciones que se repiten para alentar y motivar a quien la dice.

En realidad, una afirmación positiva es parte del lenguaje del cerebro. Las afirmaciones son declaraciones positivas de fe, que influyen en nuestra mente subconsciente. Explicado de forma más completa, las afirmaciones positivas son aquellas que te ayudan a superar el autosabotaje y que cuando las repites con frecuencia y realmente crees en ellas, harán cambios importantes en tu estado de ánimo y por consecuencia, en tu vida.

Así como muchos hacen diariamente ejercicios físicos para mejorar su salud, las afirmaciones son ejercicios mentales que reprograman nuestra manera de pensar para que, con el tiempo, nuestro primer instinto sea enfrentar las situaciones con buena disposición y logremos actuar de forma productiva.

 Me explicaba un gran amigo, Psiquiatra, que nuestro cerebro está diseñado para cambiar y reorganizarse de acuerdo con nuestras experiencias: lo que pensamos, sentimos y deseamos de forma repetida reestructura nuestro cerebro.

 Los científicos lo llaman «neuro plasticidad dependiente de la experiencia». Nuestras experiencias de vida tejen nuevas conexiones en el cerebro. No importa si se trata de eventos pasados o de nuevas situaciones.

Tampoco importa si el cerebro recibe información de un estímulo del entorno (bottom-up event) o de nuestro pensamiento/imaginación (top-Down event). Realidad e imaginación llevan información a los distintos circuitos del cerebro, generando los correlatos neuronales de la experiencia mental. 

Las experiencias que solemos repetir con mayor frecuencia (nuestros pensamientos y sentimientos recurrentes, nuestras respuestas emocionales frecuentes, nuestros hábitos y rutinas, nuestros estímulos ambientales dominantes, nuestras fantasías y neurosis…) se integran en la red neuronal y consolidan las sinapsis asociadas con estas experiencias, favoreciendo que en el futuro experimentemos más de lo mismo.