Desde niño gracias a la amada y siempre recordada, Doña Otilia mi maestra de escuela, leer era un verdadero placer, cuanto libro llegaba a mis manos y llega aún hoy lo leo, aprendí que leer es una disciplina que todo ser humano debe cultivar, guardo en mi memoria un recuerdo, que atesoro, una vez conocí a un destacado literato costarricense con una brillante carrera en diplomacia, cuando la conversación que sosteníamos se puso interesante y daba la oportunidad de preguntar, le dije embajador usted me da licencia para preguntarle algo del señor canciller de ese entonces, me dijo claro, pregúnteme, le dije como es el canciller intelectualmente hablando, me dijo a diferencia suya, que veo que te has leído hasta las cenizas de la biblioteca de Alejandría el canciller no lee ni el editorial de un periódico nacional, hacia dentro me dije los tres clavos de Cristo, la vara de Moisés convertida en culebra, en manos de quien confiamos la diplomacia.
Como Orientador Familiar y Comunicador Político, valoro rescato y agradezco el interés de la Señora, ministra de Educación, Anna Katharina Müller Castro, con relación a la lectura y escritura desde una pedagogía temprana, creativa y sobre todo innovadora, donde nuestra niñez disfrute la lectura, para esto el personal docente y las familias sobre todo deben ser creativos, pero sobre todo imaginativos, así lo logro doña. Otilia con nosotros sus aprendientes, nos ponía a leer hasta recortes de periódicos, construir murales y armar frases crear historias con esos recortes, la jerarca de educación siempre ha jugado en grandes ligas intelectuales y sabe, que una sociedad que se educa es una sociedad que progresa. Su basta experiencia internacional la legitima para emprender esos cambios que requiere con urgencia la educación de nuestro país.
El otro día, haciendo limpieza en casa de revistas, periódicos y otros papeles, me topé con un recorte en el que Jorge Luis Borges respondía a la pregunta: «¿Qué haría si pudiera volver a vivir?».
Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto. Me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido. De hecho, me tomaría muy pocas cosas en serio.
Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos, iría a más lugares donde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y ninguno imaginario.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida. Sólo de momentos.
Yo era de los que nunca iban a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir (…) Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo». Yo anote esta reflexión de Borges para aplicarla a mi vida.
Tuve la oportunidad de formarme como profesional en varias disciplinas, vendí naranjas descalzo por eso el triunfo de lo logrado se lo debo a mi perseverancia, en todos los procesos de aprendizaje me importo cultivarme más allá de las teorías esgrimidas por mis formadores, me gusto y me gusta compartir buena literatura, empoderar a las personas en la importancia de leer y de cultivarse, una vez le decía a un amigo que me duele, que nuestros jóvenes no sepan reconocer el papel de la filosofía griega en las diferentes disciplinas, ni que reconozcan los aportes de grandes escritores y escritoras a la formación cultural y humanística de nuestras sociedades, el profesional que no es disruptivo en la búsqueda del conocimiento es un profesional condenado al fracaso, aceptando como valido todo a aquello que no les consta y que recibe por imposición.
Con gran curiosidad por ejemplo me interese en leer la filosofía de Jean Paul Sartre, el hizo de la filosofía y la literatura un compromiso con las luchas sociales y políticas.
Filósofo, novelista, dramaturgo y ensayista fue, además, el padre del existencialismo: una corriente que dejó una profunda huella en el pensamiento moderno occidental.
Fue también un gran estilista de la prosa, cuyo talento hizo que ganara el Premio Nobel de Literatura, sin embargo, lo rechazó.
Según algunos críticos, tuvo sus logros y errores, pero nunca como dijo Louis Althusser “aceptó el más mínimo compromiso con el poder”, porque estaba convencido de que las personas vienen a este mundo para ser libres. Así Jean-Paul Sartre se convirtió en un filósofo de la libertad.
No obstante, el inmenso legado que dejó toda la filosofía y literatura sartrianas aún permanece en distintas generaciones de pensadores e interesados en la vida intelectual.
Sartre para ellos escribía. En una de sus tantas entrevistas, cuando le preguntaron a quiénes estaban dirigidas sus obras, cuál era su público real, el filósofo respondió: "Estudiantes, profesores, gente que se interesa verdaderamente por la lectura, que tiene el vicio de la lectura".
Próximos estamos acudir a las urnas y escoger a nuestras autoridades municipales, preguntémosles cuáles serán sus aportes a la cultura al deporte a la salud mental, hagamos un inventario de necesidades en nuestra comunidades, a saber cuántas bibliotecas públicas tenemos, si tienen actualizada la lista de libros, cuantas canchas para practicar deporte existen y que programas comunitarios de deporte están vigentes, es desde los gobiernos locales que se debe contribuir al mejoramiento de la oferta educativa, contribuyendo en el mejoramiento de la infraestructura educativa, su ornato y mantenimiento, debemos dejar de creer que todo se resuelve desde el gobierno central, seamos actores y no espectadores, hagamos con nuestro voto lideres y lideresas que conviertan nuestros cantones en ciudades amigables con la educación, la cultura y la salud mental.
La lectura es la piedra angular para la adquisición del conocimiento, el desarrollo del pensamiento y lo socioemocional.
Es una de las habilidades básicas que tenemos que adquirir y alimentar a lo largo de toda nuestra vida, ya que permite entender el mundo, todo lo que nos rodea, abre nuestras mentes y nos da alas para crear e imaginar”, yo quiero un gobierno local propositivo que actúe de verdad en la construcción de una sociedad nueva con oportunidades para las personas jóvenes y la niñez, que tengan alcance al conocimiento.
Los libros llegan al rescate no solamente en desastres íntimos, sino también cuando sobrevienen crisis que afectan a muchas personas.
A veces la lectura ayuda a evadirse de la realidad y otras veces la lectura de la prensa nos lleva a estar más embebidos de esa realidad, que a pesar de que nos duele, queremos empaparnos de ella y no perder detalles.
Las crisis suelen hacer visibles los problemas de desigualdad, las injusticias sociales.
El surgimiento de la pandemia en el mundo hizo que se visibilizaran esas problemáticas. Pareciera que muchos miedos y fantasmas escondidos en las subjetividades reaparecen, cobran mayor potencia y se activan.
A veces se transforman en depresión y pérdida de sentido, pero también incentivan a la creatividad. La crisis y el desastre muchas veces se transforman en oportunidades.
¿Puede la lectura entonces ser una oportunidad en estos contextos? Consideramos que es momento de redescubrir el papel de esta actividad, porque la literatura, entre otros beneficios, puede contribuir a la reconstrucción de subjetividades, puede salvarnos del caos.
La lectura es un arte que más que enseñarse se transmite como una pasión.
Como lo han demostrado muchos estudios la transmisión familiar es la más frecuente.
Lo más común es que alguien se vuelva lector porque de niño o niña vio a su padre o madre leyendo con frecuencia, porque los oyó leer historias o porque los escuchó conversar sobre sus lecturas.
Hagamos viral el llamado de la Ministra de Educación, Artistas, deportistas, políticos, dramaturgos, escritores y escritoras en fin de todas las profesiones, compartamos libros que ya hemos leído, hagamos en nuestras comunidades círculos de lectura, el rol transformador de la educación es cosa de todos y todas, que chiva debe ser tomarse un café junto a platón yo llevo el pan y vos el libro.
