Yo tenía derecho a saber la verdad de mi adopción, nadie me preparó para la noticia aun hoy recuerdo lo desagradable que fue esa noticia, cuando la adopción debe constituir un acto de amor. “La adopción es el acto que permite a un niño o niña ser incorporado a una familia, distinta a la biológica, en forma definitiva en condición de hijo”. Es la adopción una institución a la que un niño niña sin padres y sin familia tiene derecho.
Las primeras fuentes del derecho a la identidad personal se encuentran en el derecho italiano.
La identidad personal constituye la misma verdad de la persona, a la vez que el ser en sí mismo significa serlo también aparentemente en el conocimiento y en la opinión de los otros, y significa serlo socialmente.
Esto es la identidad entendida desde dos aristas: 1. La verdad de la persona —el yo— desde una perspectiva individual, y 2. La percepción de las demás personas el otro sobre el yo desde una mirada colectiva.
La Corte Suprema de Italia de 1971, en una decisión trascendental para el desarrollo del derecho a la identidad, estableció que el derecho de cada persona consiste en ser reconocida en su peculiar realidad con los “atributos, calidad, caracteres, acciones, que lo distinguen respecto de cualquier otro individuo”. 3 la Corte estableció un carácter distintivo. Esencial para el reconocimiento del derecho a la identidad: la diferencia con respecto a cualquier otra persona.
La identidad comprendida como un elemento diferenciador de la persona en oposición a las demás el yo frente a los otros. Fernández Sessarego destaca el fallo de la Corte de Casación italiana del 22 de junio de 1985, en el que se resolvió: Cada sujeto tiene un interés, generalmente considerado como merecedor de tutela jurídica, de ser representado en la vida en relación con su verdadera identidad, tal como esta es conocida en la realidad social, general o particular, con la aplicación de los criterios de la normal diligencia y de la buena fe. Yo tenía derecho de conocer la verdad de quien era de dónde venía, porque fui adoptado, eso no se respetó, fue el odio de quienes no me aceptaron lo que prevaleció.
Ese derecho a ser adoptado es a su vez inseparable al derecho de conocer mis orígenes, que no es otro que el derecho a la identidad, propio de todo ser humano.
La Convención del Niño formula el principio del interés superior del niño o niña como una garantía de la vigencia de los demás derechos, que consagra e identifica el interés superior con la satisfacción de ellos. El principio tiene sentido en la medida en que existen derechos y titulares, y que las autoridades se encuentran limitadas por esos derechos.
La función del interés superior del niño se considera históricamente como la más importante, pues su fin es servir como pauta de solución en los casos cuando están en disputa los derechos de los niños con los derechos de las otras personas; en estos asuntos, se aplica como una cláusula de prioridad. Que lastima que quienes conocieron lo traumática que fue ni niñez, no conocieran de esta legislación para defenderme y sobre todo protegerme de mis agresores.
A mí la noticia me la dieron con la única intención de maltratarme, en mi niñez me preguntaba llorando porque mi madre biológica a la que retrataban de loca de malvaba me regalo, me llenaron la niñez diciéndome que mi madre biológica al tener tantos hijos 18 en total al nacer yo, me quería matar tirar en un pozo, fue tan cruel la historia de mi niñez, que sufría pesadillas al dormir.
Recuerdo que mi única hermana de crianza intento hasta regalarme a otra familia, de todo eso poco a poco, con ayuda profesional logre y logro ir sanando, logre ir perdonando a todas esas personas, confieso que el perdón no significa olvido, no mantengo trato ni relaciones con ellos, aun no es necesario.
Esa buena madre adoptiva sufre el deterioro perverso del Alzheimer, cuando la veo me pregunto, que voy hacer sin ti cuando te vayas, te entregue mi amor como gratitud la he cuidado y cuido con amor incondicional, a veces me digo que cuando muera todo se derrumbara, en ese momento mi una familia será mi hijo, nadie más que el, quedare sumido en las sombras, aun mi madre alegra al verme, cuando la visito, sus ojos verdes intensos, me dicen que me ama, que me necesita, cuanto agradezco a Dios, que me adoptara esa buena mujer, te perdono madre porque no fuiste culpable de lo injusta que fue mi niñez, vos misma no sabías defenderte del agresor, aun así como una gallina cuidaste del pollo bajo tus alas amorosas.
El Alzheimer cada día está más presente en mami y cada día le roba y me roba un poco más de ti. Esto hace todo más difícil y cada momento contigo es más triste, aunque único, y aquí me tienes madre. A la familia que formaste se fue se alejó te olvido menos yo a quien adoptaste, me encantaría que viviéramos juntos con tu nieto a quien confundías conmigo que saliéramos los tres de paseo por las avenidas de San José a tomar café a comprarte ropa y sombreros que tanto te gustan. Esta enfermedad no avisa, llega sin mirar nada, da igual que seas rico o pobre, gordo o flaco, guapo o feo…llega, no avisa y viene para quedarse sin que puedas hacer nada, ¡sólo aceptar la situación y ya! por eso, si estás libre de estas enfermedades, disfruta del momento, quiere a tus seres queridos y no dejes para mañana esa visita o ese beso a tu familiar…mañana puede que ya sea tarde…mañana, puede tocarte a ti.
Aun con todo lo cruel que fue mi niñez, sabes mami siento aun en mi espalda la crueldad del castigo injusto que viví, pero ese amor que me diste late en mi corazón es una llamada que no se apaga, como dijo el poeta, Vinicio de Moraes, “Que sea inmortal el amor, puesto que es llama, más que sea infinito en cuanto dure” mami te prometí sanar mis heridas te prometí que cuidaría de mí y de tu nieto, me preparo para ese día que hagas ese viaje a la eternidad, estoy en paz, te dije que nuestra madrina, Doña, Daisy prometió sustituirte y lo está haciendo desde hace tiempo, nos ama nos quiere y está ahí viendo los logros de tu amado nieto, algo se me ira contigo madre, Algo se me ira contigo, madre, las raíces de mi vida y de mi sangre.
Eres mi mayor orgullo, mamá, gracias por enseñarme a valorar las cosas importantes de la vida.
