Cuando un niño tiene un mal comportamiento, aun hay adultos que dicen frases como: “Con una buena nalgada aprende a comportarse” o “si mis papás no me hubieran dado un buen par de fajazos sería un vagabundo”.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que el castigo físico en los pequeños resulta perjudicial y, además, sus repercusiones pueden darse a corto, mediano y largo plazo. Incluso, mencionan que castigos no físicos, pero que resultan humillantes o amenazantes que infunden miedo, pueden tener un impacto negativo en el desarrollo de los chicos.