“En varias ocasiones he escuchado que hay Biblia católica y Biblia protestante. Cuando he preguntado por qué y en qué se distinguían, o no  he tenido respuesta o me han dicho que la Biblia protestante no tiene todos los libros que componen la Biblia y, que entonces, la Biblia protestante no es completa. Y a mi insistencia, “¿y por qué no es completa?” No he tenido respuesta. Por favor, Monseñor, ¿tiene tiempo para satisfacer mi curiosidad? Que Dios se lo pague”.

Mauro Izaguirre L. - Cartago

Estimado Mauro, no es difícil su pregunta y todo sacerdote, durante los años de Seminario, conoció la respuesta.

Una primera observación: la Biblia católica y la Biblia protestante no se diferencian en cuanto a lo que contienen: las dos transmiten la Palabra de Dios acogida, con fe, por los creyentes. Y esto hace que los católicos respetemos su Biblia, la de los protestantes o evangélicos, y que ellos respeten la nuestra. Propiamente hablando, ya que la Biblia transmite la Palabra de Dios, ella no es ni católica ni protestante, simplemente es la Biblia.

Entonces, me preguntará usted, don Mauro, ¿por qué se sigue hablando como si fueran dos? La diferencia depende únicamente del número de libros que encontramos en cada una de ellas.

Veámoslo: sabemos que nuestra Biblia contiene 73 libros, divididos entre Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Pero, la que es conocida como Biblia protestante contiene 7 libros menos, y ellos son: Judith, Tobías, I de Macabeos, II de Macabeos, Baruc, Eclesiástico y Sabiduría. La Biblia protestante tampoco trae trozos de los libros de Esther (10, 4-16; 24) y de Daniel (13-14).

Está muy claro: si usted, don Mauro, tiene una Biblia y quiere saber si no es la católica, vea si le falta alguno de los libros que acabo de indicar. Si le falta, es la Biblia protestante.

Y surge la pregunta: ¿y por qué a la protestante le faltan esos siete libros? Encontramos la respuesta en la historia del pueblo judío.

Cuando los judíos se dispersaron por otros países, o por deportación o por persecución, o voluntariamente, naturalmente se llevaron consigo su Biblia. Estos migrantes llegaron a formar varias colonias, con frecuencia muy numerosas. Es lo que se conoce como “diáspora”. Entre estas colonias, una muy numerosa, en el norte de África y, concretamente en la ciudad de Alejandría, llegó, según se afirma, a integrar un millón de personas. Ahora bien, en Alejandría, como en la mayor parte del imperio, el cual integraba los territorios desde el Mediterráneo hacia el Oriente, se hablaba griego. Se necesitó, entonces, traducir la Biblia hebrea al griego, para que pudieran entenderla los descendientes de los judíos, pues éstos -lo cual no sorprende- ya no sabían hablar hebreo.

Con ocasión de esta traducción de la Biblia hebrea al griego (250 AC) se le añadieron otros libros que fueron considerados como inspirados. Eran escritos que ya tenían un gran uso entre los judíos de Alejandría y se trataba de escritos que eran considerados “inspirados”, es decir, como Palabra de Dios. Son los siete libros que hemos recordado antes. De este modo, la que fue llamada Biblia griega, por el idioma conque había sido transmitida y publicada, contenía todos los libros, los que los judíos habían traído de su Patria, y los siete que fueron surgiendo en la numerosa comunidad judía de Alejandría.

Los católicos adoptaron pronto la llamada Biblia griega, mientras que los protestantes, aceptaron sólo la Biblia hebrea, sin los siete libros. Éstos son llamados Deuterocanónicos, porque fueron integrados en la Biblia en un segundo (deutero) tiempo, y distintos de los protocanónicos, que son los anteriores o primeros (proto).