Dos sacerdotes jesuitas, el P. Javier Campos Morales, S.J. y el P. Joaquín César Mora Salazar, S.J, escucharon el pedido de auxilio de un hombre que buscaba refugio en el templo, pues al parecer era perseguido por uno o varios individuos armados.
Gracias al trabajo de investigación del sacerdote y antropólogo, Ricardo Falla S.J, masacres como las ocurridas en la Finca San Francisco Netón (17 de julio 1982) y en poblaciones del Ixcán, durante la década de 1980 en Guatemala, han sido reconocidas como genocidio.