La han visto subirse a una motocicleta, en una mano lleva su maleta y con la otra se agarra al conductor, para ir rumbo a las comunidades más alejadas y de difícil acceso de la Zona Norte y compartir con sus pobladores la Buena Nueva.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
COMISIÓN NACIONAL DE LA VIDA CONSAGRADA
MENSAJE EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA
Disponibilidad para caminar con la Iglesia sinodal en misión
Junto a la fiesta de la Presentación del Señor, 2 de febrero, la Iglesia celebra, desde que la instituyera San Juan Pablo II hace ya veintiocho años, esta Jornada de la Vida Consagrada. María, junto a San José, expresan su total dedicación al designio del Padre, para acoger a Jesús que camina con su pueblo, siendo sin duda inspiradores para la Vida Consagrada. Igualmente, Simeón y Ana reconocen con alegría al Señor y ven en Él las esperanzas cumplidas de su pueblo después de una larga espera.
La frase inspiradora de esta Jornada es una plegaria evangélica: Aquí estoy, Señor, hágase tu voluntad. La vida cristiana, y especialmente la Vida Consagrada, es respuesta a un llamado del Señor. Un llamado que presenta la hondura y grandeza de Dios. Ante esa realidad que nos sobrepasa, por su gracia, hemos manifestado nuestra disponibilidad, con la conciencia de que, a través de nuestro pequeño sí, el Señor llevará adelante sus planes. Ese “sí”, nos sitúa en el ámbito del querer de Dios, nos consagra y comporta una dedicación total de nuestra vida a lo que ha pensado para nosotros; a la vez que nos hermana, nos hace sentir comunidad con los que han respondido igualmente hasta decir: Aquí estamos Señor…
De la frase inspiradora y del contexto eclesial deducimos el tema que proponemos para este mensaje: Disponibilidad para caminar con la Iglesia sinodal en misión. La Vida Consagrada ha brotado de la Iglesia y de ella recibe su ser. Es un don excelso para la Iglesia, por cuanto expresa la radicalidad en el seguimiento de Jesús al que todos debemos tender. Encuentra su sentido caminando como consagrados en un pueblo de consagrados, por el bautismo, y al servicio de la misión que Cristo ha encomendado a su Iglesia.
A su vez, la Iglesia necesita de la profecía de la Vida Consagrada para ser más efectivamente sinodal y entregarse por entero a la misión. Así dijo el Papa Francisco a los consagrados de Canadá: Ustedes son los protagonistas y los constructores de una Iglesia diferente: humilde, afable, misericordiosa, que será testigo creíble del Evangelio cuando sus miembros vivan más la comunión, en comunidades que sean escuelas de humanidad, donde aprender a quererse como hermanos y hermanas, dispuestos a trabajar juntos por el bien común. La Iglesia está llamada a encarnar este amor sin fronteras para construir el sueño que Dios tiene para la humanidad: que todos seamos hermanos.