Un Sábado Santo entró una mujer vestida completamente de blanco al templo, lo llamó y le preguntó: “¿Usted es el que viste a la Virgen?” Sí, respondió el joven y ella agregó: “¡Qué dicha que la tiene así de bonita! Sentí mucha paz ¿Usted sabe por qué está con la Virgen?”. Él pensó: “Por una promesa”, pero ella se le adelantó y le dijo: “Porque Juan nunca deja sola a la Virgen”.
De aquella señora de blanco no supo más, recuerda que él fue un momento a traer una estampita y cuando regresó ella ya no estaba, nadie más la vio, pero sus palabras siguen resonando en su ser.