El montón de chiquillos llegan con sus panderos, vestidos de pastores, acompañados de sus papás, a una esquina del Barrio Panamá, en Santa Cruz de Guanacaste. Todos se colocan alrededor de la Niña Feli, quien carga con el viejo folder que contiene las letras de las canciones y las explicaciones de las lecturas del día. Ella reparte las hojas y entonan un villancico.