Queridos hermanos párrocos:
El encuentro internacional “Los párrocos por el Sínodo” y el diálogo con quienes han participado en él son la ocasión para recordar en mi oración a todos los párrocos del mundo, a los que dirijo estas palabras con gran afecto.
La Iglesia no podría ir adelante sin vuestro compromiso y servicio; es tan obvio que decirlo suena casi banal, pero esto no lo hace menos verdadero. Por eso quiero ante todo expresar mi gratitud y estima por el generoso trabajo que ustedes hacen cada día, sembrando el Evangelio en todo tipo de terreno (cf. Mc 4,1-25).
Como están experimentando en estos días de intercambio, las parroquias en las que ustedes desarrollan su ministerio se encuentran en contextos muy diferentes; desde aquellas situadas en las periferias de las grandes ciudades —las conocí directamente en Buenos Aires— a aquellas vastas como provincias en las regiones menos densamente pobladas; desde aquellas que están en los centros urbanos de muchos países europeos, en las que antiguas basílicas acogen comunidades cada vez más pequeñas y más envejecidas, hasta aquellas donde se celebra bajo un gran árbol y el canto de los pájaros se mezcla con la voz de tantos niños.
Los párrocos conocen todo esto muy bien, conocen la vida del Pueblo de Dios desde dentro, sus fatigas y sus alegrías, sus necesidades y sus riquezas. Por eso una Iglesia sinodal necesita a sus párrocos; sin ellos nunca podremos aprender a caminar juntos, nunca podremos recorrer ese camino de la sinodalidad que «es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio»[1].
Este miércoles, 25 de octubre, fue publicada la Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios. Compartimos el texto integral aprobada por la Asamblea sinodal.
Queridas hermanas, queridos hermanos:
Francisco da un paso hacia adelante en materia de igualdad en la historia de la Iglesia. Por primera vez, podrán votar los laicos, tanto hombres como mujeres, que sean elegidos para participar en la Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad que se celebrará en dos sesiones en Roma, en octubre de 2023 y de 2024. Se trata de una decisión inédita en tanto que, hasta ahora, podían participar en el foro vaticano creado hace seis décadas por Pablo VI, pero solo los obispos tenían derecho a votar en el documento final.
Los organizadores de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo anunciaron hoy estos cambios que no acaban aquí. También se eliminará en la asamblea sinodal la tradicional figura de los auditores en la asamblea donde se solía dar cabida a los laicos, al igual que la figura de los expertos. Con voz, pero sin voto. En su lugar, habrá otros 70 miembros, entre los que pueden ser elegidos sacerdotes, personas consagradas, diáconos o fieles laicos y que procedan de las Iglesias locales.
Y, ¿cuál será el criterio para escogerles? Serán elegidos por el Papa de una lista de 140 personas indicadas durante las reuniones internacionales de las conferencias episcopales y la Asamblea de Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas. “A la hora de identificarlos, se tendrá que tener en cuenta no solo su cultura general y prudencia, sino también sus conocimientos, tanto teóricos como prácticos, así como su participación en diversas capacidades en el proceso sinodal”, han informado desde la Asamblea General Ordinaria del Sínodo. Se espera que la mitad de estos participantes sean mujeres y todos votarán.
Además, se incluye la participación de cinco religiosas como representantes de las congregaciones religiosas femeninas, cuando hasta ahora solo tenían asiento reservado los religiosos sacerdotes pertenecientes a Institutos de vida consagrada. En ambos casos, no es la Santa Sede quien elegirá a estos delegados, sino la Unión de Superiores Generales y la Unión Internacional de Superioras Religiosas.
Al presentar hoy estas novedades, Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator del Sínodo de la Sinodalidad, matizó que, en su opinión, “no es una revolución, pues la asamblea sigue siendo una reunión de obispos, con una participación de no obispos”. Y es que cerca del 75% de los participantes seguirán siendo prelados.
En esta misma línea, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, apuntó que “seguirá siendo un Sínodo de obispos, pero habrá esta participación como miembros de laicos”. “Su presencia y participación no solo asegura el diálogo entre profecía del Pueblo de Dios y el discernimiento de los pastores”, sentenció.
Cuando se cumplen diez años de la elección de Jorge Mario Bergoglio y después de innumerables alusiones del Pontífice argentino sobre la necesidad de reconocer institucionalmente a la mujer en la Iglesia, es ahora cuando se produce este salto cualitativo y cuantitativo.
Este año, en el marco de las celebraciones en honor a Nuestra Señora de los Ángeles, se realizó el I Congreso Teológico Pastoral: “Nationis Benigna Patrona”, cuyo tema fue: La compañía maternal de María en nuestro camino eclesial de comunión, sinodalidad y misión”.