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Miércoles, 15 Mayo 2024
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Los obispos del país se manifestaron hoy acerca del proyecto de ley 21.012, sobre la libertad religiosa y de culto que se discute en la Asamblea Legislativa. A propósito del debate, piden que en esta temática prive el respeto, la tolerancia y la comprensión, pues, como afirman, "se trata de un derecho humano". A continuación su pronunciamiento:

 

Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

La Libertad Religiosa es un derecho para todas las personas

«Hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz; el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones» Papa Francisco, Fratelli tutti, 279.

Como pastores del pueblo de Dios, nos sentimos llamados a dar una palabra respecto de la libertad religiosa y de culto a la que todos tenemos derecho como seres humanos.

A propósito de ello, se discute en la Asamblea Legislativa el Proyecto de Ley 21.012, Ley para libertad religiosa y culto. Creemos conveniente que alrededor de esta temática prive el respeto, la tolerancia y la comprensión, pues se trata de un derecho humano.

«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia», así lo señala el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (numeral 422) sostiene: «El derecho a la libertad religiosa debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico y sancionado como derecho civil. Sin embargo, no es de por sí un derecho ilimitado. Los justos límites al ejercicio de la libertad religiosa deben ser determinados para cada situación social mediante la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad civil mediante normas jurídicas conformes al orden moral objetivo».

Un capítulo fundamental en el proceso de configuración eclesiástica de Costa Rica lo constituyen las misiones de Talamanca. La tarea por conquistar, poblar y cristianizar esta zona del sur de la Provincia costó vidas, recursos materiales y grandes penurias, sin alcanzar resultados permanentes aún en el siglo XIX.

En las últimas semanas, nuestro país ha sufrido las consecuencias de la polarización y la división social, que aunque en el pasado le han dado a algunos réditos políticos electorales, se devuelven ahora en manifestaciones de legítima indignación ciudadana, actos inaceptables de violencia y una complejidad suprema para alcanzar principios comunes que permitan enfrentar con unidad la crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19.

De los escenarios de diálogo planteados, el del gobierno junto con el Estado de la Nación fracasó. Sobrevive la convocatoria de la Asamblea de Trabajadores del Banco Popular, que igualmente suma y resta apoyos con el paso de los días.

Qué difícil tarea la de conjuntar tantas visiones y tantos intereses en un mismo proyecto que apunte al bien común y a la solidaridad, y más cuando la carencia de liderazgo es la tónica en la vida pública nacional.

Durante toda la colonia únicamente en once ocasiones el Obispo de León realizó la visita canónica a Costa Rica.

La décima visita canónica a la Provincia de Costa Rica la realizó el Obispo Dr. don Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota (1775-1783), durante prácticamente todo el año 1782.

Su presencia comenzó en enero de 1782, estuvo en las Villas de Las Cañas, Bagaces y Guanacaste y continuó hacia Esparza, en donde estaba a inicios de marzo. A Cartago debió llegar en los últimos días de marzo o en los primeros días de abril. Visitó todas las Parroquias y doctrinas centrales y a mediados de diciembre salió de Cartago. Llegó a León en enero de 1783.

Para evitar los abusos que tenían lugar en las “piezas” de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, el Obispo ordenó que la imagen de la Virgen de los Ángeles se trasladara el 1º de agosto de cada año a la iglesia parroquial, en donde se celebraría la fiesta, prohibiendo que se celebraran comidas, cenas y bailes en dichas “piezas” -dando origen a la tradición de la “pasada”-. El 14 de agosto de 1782 declaró patrona de Cartago a la Virgen de los Ángeles, por petición de los frailes franciscanos y del Ayuntamiento de la ciudad.

El Obispo Tristán dispuso que se edificara en estas “piezas” una Escuela de gramática –la primera de la Provincia–; que fue inaugurada el 26 de noviembre de 1782 -estando aún el Obispo en Cartago- para lo cual hizo venir al P. José Antonio Bonilla desde León.

También por interés del Obispo se creó en Cartago en 1784 -posterior a la visita, pero fruto de ella- el Hospital de San Juan de Dios -que no corresponde al actual-, para la cual se pide la colaboración a la orden del mismo nombre, la cual envía al P. Pablo Bancos.

Sin embargo, ambas iniciativas del Obispo Tristán enfrentaron dificultades con las autoridades civiles, por lo que poco después fueron clausuradas; pero se manifiesta la preocupación del Obispo por la educación y la sanidad de la Provincia.

El cura de Heredia, don Juan Manuel López del Corral, el 18 de setiembre de 1782 pidió licencia al Obispo para erigir una ermita en La Lajuela. El mismo Obispo bendijo el oratorio, el 12 de octubre de 1782, para la atención de los barrios de Ciruelas, Poás, Río Grande y La Lajuela misma, siendo el origen de la ciudad de Alajuela o Villa Hermosa.

La pobreza de Costa Rica era extrema y sus efectos se dejaban sentir inclusive en el orden religioso, al punto que el Obispo constató la dramática situación en la que se encontraban la iglesia parroquial de Cartago -cerrada y abandonada, al punto que los oficios religiosos se celebraban en la iglesia de La Soledad-, las de San José o Villa Nueva, Esparza, Bagaces y Guanacaste; lo cual buscó corregir.

El Obispo Tristán constata que muchos fieles no cumplían con los preceptos anuales de confesión y de comunión, ni con la Misa dominical, en buena parte por la pobreza en que vivía la generalidad de los habitantes de la Provincia; pues el P. López del Corral le informó que en el Valle de Barva o de Heredia había muy pocas familias que tenían el vestido necesario para asistir a las celebraciones y por ello muchos se privaban de ello.

La revista digital se puede acceder en: https://testigos.seminarionacionalcr.com/

Los seminaristas de nuestro país proyectan la alegría de su vocación más allá de las paredes del Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, y para hacerlo utilizan Internet.

Por eso lanzaron una nueva página web y la versión digital de su revista Testigos, ya en su décima edición. Se puede acceder en: https://testigos.seminarionacionalcr.com/

La revista Testigos, se explica en la página, es un servicio de comunicación, “en favor de la promoción vocacional y al mismo tiempo como espacio informativo para toda la Iglesia, como comunidad de bautizados, a los que se les merece mostrar algunos valiosos detalles de esto que nos mueve y nos conmueve como lo es la llamada del Señor a la vocación suprema que es la santidad y que en algunas ocasiones implica una llamada a la vida ministerial, consagrada, laical o matrimonial”. 

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