Mensaje de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar en ocasión del Día Internacional de la Planificación Familiar.
La Iglesia como madre que guía a los cristianos en el tema de la planificación familiar no podría menos que iluminar, a la luz del Evangelio, el camino a proceder para una auténtica administración del don de la fecundidad. Es así como los medios de planificación natural y en concreto el Método de Ovulación Billings juegan un papel clave en el estado de vida de un cristiano.
El Papa San Pablo VI decía en su Encíclica Humanae Vitae: “El gravísimo deber de transmitir la vida humana ha sido siempre para los esposos, colaboradores libres y responsables de Dios Creador, fuente de grandes alegrías, aunque algunas veces acompañadas de no pocas dificultades y angustias.” (HV,1)
En este camino la ciencia ha acompañado a la fe a través del tiempo para fundamentar la planificación familiar natural desde una perspectiva moral y a la vez científica. Como bien sabemos, la fe y la ciencia son las dos ramas de ese árbol que se llama La Verdad. Y en esa Verdad descubrimos que en el cuerpo de la mujer se encuentra reloj biológico que puede guiar el amor y sus expresiones en el acto conyugal desde una perspectiva licita moralmente, segura y ordenada, en el plano biológico y espiritual.
También enseña la Humane Vitae que el amor conyugal es fuente de paternidad que proviene de Dios y es el punto de partida para la correcta administración de la planificación: “La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, Dios, que es Amor, "el Padre de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra”. (HV,8)
¡Qué hermosa verdad! la planificación familiar para el matrimonio cristiano, es el don precioso que cuida, protege y valora la vida desde la concepción. Ve al nuevo ser humano con dignidad. No contamina al cuerpo con hormonas y químicos, no atenta contra la vida y no presenta efectos secundarios.