La comunidad médica internacional clasifica esta adicción basada en ejemplos de pacientes tratados con este tipo de adicción. Citan por ejemplo que en setiembre del 2021, se dio a conocer el caso del primer niño en el mundo que fue tratado por su adicción a los videojuegos, puntualmente, al popular Fortnite, que presenta diferentes modos de juego (Ver módulo).
Según los especialistas, las rutinas de juego le consumían unas 10 horas al día y sus padres no podían controlarlo. El menor fue llevado a un psiquiatra, el cual recomendó limitar el tiempo que pasan sus hijos jugando.
Desde la OMS creen que el mayor riesgo puede deberse a “la frecuencia de uso de estos juegos, a la cantidad de tiempo dedicada a estas actividades, al descuido de otras actividades y prioridades, a los comportamientos riesgosos asociados con el uso de estos juegos o con su contexto y a las consecuencias adversas o a la combinación de todos estos factores”.
La decisión no ha sido muy bien recibida por el sector del videojuego. La Entertainment Software Association de Estados Unidos, uno de los mayores grupos de la industria, ha criticado que no existan pruebas sólidas para considerar la adicción a los videojuegos una enfermedad: “El trastorno del juego no se basa en pruebas lo suficientemente sólidas como para justificar su inclusión en una de las herramientas de establecimiento de normas más importantes de la OMS”, afirmó el ente en un comunicado.
Aunque la publicación entró a regir este 1 de enero del 2022, ya había sido publicada desde el 2018 y fue aprobada en mayo del 2019.
¿Cómo se manifiesta la adicción a los videojuegos?
Se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente manifestado por:
- Una pérdida de control del usuario sobre el inicio, frecuencia, intensidad, duración y terminación de sus sesiones de juego.
- Se le otorgar mayor prioridad a los videojuegos que a otros intereses de la vida y las actividades diarias;
- La propensión a jugar escala a pesar de que produzca consecuencias negativas.
- El patrón de comportamiento de juego es lo suficientemente grave como para provocar un deterioro significativo en el funcionamiento de aspectos de la vida personal, familiar, social, educativa, ocupacional y otras áreas importantes.