Quienes caen en esta adicción adoptan una actitud hipervigilante, la persona siempre está pendiente del móvil, como si lo estuviera esperando algo y cada cierto tiempo lo revisa para ver si ha encontrado algún mensaje, llamada o bien si algún amigo virtual ha subido nuevo contenido a la red social.
De hecho, detrás de la adicción al móvil a menudo se esconden problemas de autoestima e inseguridad. La persona no se siente cómoda consigo misma y recurre a distracciones, como la tecnología para esconder determinadas sensaciones que le hacen sentir mal.
Otras veces, la adicción al móvil es expresión de problemas en el área familiar, en el colegio o en el trabajo. Cuando la persona no sabe cómo resolver esas dificultades, se escuda en la tecnología para no pensar en ellas, hasta que llega el punto en que esta le absorbe.
Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Queensland descubrió que muchos jóvenes y adolescentes piensan que el teléfono móvil es parte de ellos, es decir ya forma parte de su autoconcepto.
Dieta tecnológica
La primera acción para superar esta dependencia debería ser la reducción de los tiempos de pantalla. Desactivar las notificaciones de redes sociales, mensajes, apps… y reservar un horario limitado para consultarlas.
Igualmente, pedir a nuestros familiares y amigos que si hay algo urgente nos llamen en lugar de enviarnos mensajes.
Además, no tener el teléfono a mano cuando estemos estudiando ni cuando vayamos al baño. Dejar de utilizar el móvil al menos dos horas antes de irnos a dormir, y tratar de conciliar el sueño leyendo un libro en la cama. Además, es preferible usar un despertador de los de toda la vida y de ser posible dejar el smartphone en otro cuarto.
Se recomienda también realizar otro tipo de actividades que sustituyan al uso del móvil como algo de ejercicio o dar paseos, cocinar, leer un libro no electrónico, practicar algún tipo de manualidad…
En los desayunos, comidas y cenas en familia se debe establecer como regla apartar el móvil de la mesa. Incluso hay ideas muy creativas, como ponerlos todos en una caja, todo con el fin de compartir siendo capaces de mirarse a los ojos.
Se recomienda también mantener una postura correcta para que el uso del teléfono no dañe las cervicales y músculos del cuello, espalda y brazos. Finalmente, se aconseja poner el móvil a una distancia prudencial, ni muy pegado ni muy alejado, y tratar de no usarlo más de diez minutos seguidos.