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Para ser feliz hay que vivir sin rencor

By Willy Chaves Cortés, OFS Orientador Familiar, UJPll / Máster en Comunicación Política, UCR . Septiembre 16, 2024

Todos hemos vivido momentos de nuestra vida que nos causaron dolor y rencor, en mi caso el ser sobreviviente de abuso sexual infantil, me llevó a buscar ayuda profesional para perdonar y perdonarme, aunque no fui culpable, solo tenía cinco años de edad, cuando un depredador sexual abusó de mí, no podía vivir la vida llena de rencor y cultivando odio, aprendí que se puede renunciar al rencor y no alimentar el odio, aprendí a vivir en paz.

El rencor es una emoción que no nos permite olvidar una situación que ha ocurrido y en la que nos hemos sentido dolidos o dañados.

Es por este dolor por lo que buscamos devolver de alguna forma el daño que nos han causado, esperando el mejor momento para ello.

Pero esto, solo nos aporta malestar postergado del tiempo. El rencor es en realidad una emoción no resuelta, debido a una situación que nos causó malestar y que no afrontamos, sino que callamos y guardamos, por tiempo, prolongando así nuestro malestar indefinidamente.

El rencor permanece, y con él el sufrimiento, debido a que existe una sensación de resentimiento en nuestro interior que no nos permite resolver y con ello guardamos nuestros recuerdos de dolor.

¿Qué es el resentimiento?

El resentimiento es la antesala del rencor. Es una emoción de dolor, enfado y rabia, ante una situación vivida o hacia una persona que nos causó malestar.

Estar resentido significa no haber olvidado lo ocurrido y, por tanto, permanecer con el dolor, el enfado y la rabia, como si acabase de ocurrir. El resentimiento nos impide vivir en el presente, llevando siempre la carga de lo ocurrido, así como la presencia de las emociones generadas, como el dolor, el enfado, la tristeza, la rabia y el rencor.

Estar resentido es una carga con la que no se avanza hacia el futuro. Existe un bloqueo por resolver que nos impedirá mirar hacia adelante, o nos hará evitar situaciones del presente por el recuerdo y el dolor de lo ocurrido, por tanto, no permitiéndonos disfrutar del momento actual.

¿Qué ocurre cuando siento rencor?

El rencor no nos permite “pasar página”, ya que espera el momento para saldar su dolor. Por tanto, las actitudes de la persona rencorosa girarán en torno a restablecer su equilibrio, “haciendo pagar por lo ocurrido” a la persona que culpa de su sufrimiento. Es una emoción que promueve la venganza, la hostilidad y la agresividad, así como el odio hacia la persona que considera responsable del sufrimiento o el daño sentido.

Es importante, ser consciente de que la única persona que está sufriendo todavía por lo ocurrido es uno mismo. Tanto el resentimiento como el rencor no hacen más que prolongar el sufrimiento sin resolverlo. Quizá la otra persona se haya olvidado ya de nosotros, sin embargo, seguimos anclados a una situación que ya pasó. Guardamos ira y rabia hacia una persona creyendo que de esta forma le causaremos algún tipo de daño. Cuando en realidad, el daño nos lo hacemos a nosotros mismos.

La venganza no es la solución al rencor

La realidad es que el tiempo nos distancia de aquella situación vivida y de la persona con quien lo vivimos, y que lo más probable sea que nunca resolvamos nuestro rencor.

Y aunque existiese la posibilidad de la venganza, nunca será esta la solución a tanto malestar acumulado. Las consecuencias o el conflicto posterior a devolver el daño nunca nos hará sentir bien. El dolor ajeno nunca calmó el dolor propio. Por tanto, la venganza no es el camino que dará solución a nuestro sufrimiento.

¿Cómo liberarnos del rencor y el resentimiento?

En primer lugar, lo más conveniente sería resolver la situación cuando esta ocurre, para expresarnos y sentirnos respetados en el momento. Con ello no nos sentiremos resentidos, ya que habremos afrontado la situación y, por tanto, no existirá el rencor, ni todo lo que este conlleva.

Si ya nos encontramos viviendo con el rencor y el resentimiento, la forma de liberarnos será la aceptación de lo ocurrido y el respeto a cómo es la persona con la que hemos vivido la situación dolorosa. Aceptar no significa resignarnos o “tragar” con aquello que no nos gusta. El proceso de aceptación va más allá. Se trata de un proceso activo que trata de aceptar lo que ha ocurrido en el presente y a raíz de ahí tomar las mejores decisiones posibles.

Tras este trabajo de aceptación y respeto, solo nos quedaría decidir qué relación mantendremos con esa persona. Respetar no significa compartir su forma de hacer las cosas y, por tanto, no tenemos que volver a vivir una situación similar. Podemos decidir perdonar, pero no volver a tener contacto con esa persona. El acto de perdonar no es sinónimo de olvidar, sino de no hacer más leña del árbol caído. Perdonar implica librarnos de una carga interior y estar en paz con nosotros mismos.

Prolongado en el tiempo, el rencor es una de las reacciones humanas más tóxicas y dañinas que existen. No tiene ningún beneficio emocional y, además, consume energía y nos impide avanzar como personas. El rencor es dañino tanto física como emocionalmente. Como una especie de estrés postraumático, el rencor mantiene el cerebro anclado en el pasado, induciéndonos a revivir, una y otra vez, el daño que nos hicieron.

 Efectos en la salud

Cuando, durante tiempos prolongados, acumulamos emociones como el rencor o la ira, nuestro cuerpo se mantiene, de continuo, en un estado fisiológico de alerta (lucha/huida) que no es, para nada, beneficioso. Se liberan hormonas como el cortisol o la adrenalina, que aumentan la respiración, la tasa cardíaca y la tensión muscular, preparando al cuerpo para atacar o defenderse de la supuesta amenaza. El rencor nos envenena, literalmente, envenena el cerebro de hormonas y neurotransmisores tóxicos. El cerebro entra en un estado de alerta constante, lo que aumenta la probabilidad de sufrir reacciones agresivas o excesivamente impulsivas.

Además, guardar rencor durante largo tiempo puede afectar al hipocampo, zona relacionada con la memoria y el aprendizaje.

El proceso de duelo y sanación 

Muchas personas se quedan enganchadas en el rencor, recordando y amplificando constantemente las situaciones ofensivas y anulando cualquier posibilidad de sanación. Cuando hemos sufrido un ataque o una ofensa, es común sentir algún grado de rencor o de ira. Esta es una reacción absolutamente normal. Lo que no es saludable es quedarse estancado en este rencor que nos impide madurar emocionalmente.

Para no quedarse enganchado en el rencor, las emociones vividas han de ser sacadas a la luz y sanadas. De hecho, en terapia siempre le dedicamos mucha atención a expresar el dolor, la rabia o el rencor acumulado por todos los maltratos recibidos en el pasado. Lo hacemos en consulta, en una situación segura y controlada. Este es un paso imprescindible para dejar el pasado en su lugar y poder avanzar.

 Parte de este proceso terapéutico implica comprender las circunstancias que pudieron llevar a las personas que nos dañaron a comportarse como lo hicieron, pero no para justificarlas, sino para trabajar y liberar el rencor. Una vez liberado, podemos evolucionar emocionalmente hacia la comprensión, la compasión y, si es necesario, hacia la indiferencia o la distancia con las personas del pasado que nos dañaron u ofendieron.

Sin permitir abusos

Como hemos visto, guardar rencor eternamente es perjudicial para nuestra salud emocional. Pero el rencor no se puede eliminar, ni bloquear. No podemos olvidar las ofensas recibidas y hacer como si no hubiera pasado nada porque nos estaríamos haciendo un daño aún mayor. Bloqueando el rencor estaríamos negando nuestro propio yo y nuestras propias emociones y, además, bloquearíamos la capacidad de aprendizaje y maduración, corriendo el riesgo de volver a permitir ofensas similares en el futuro.

Realizando un trabajo sanador de nuestras emociones, el rencor se transforma en un aprendizaje que nos advierte de posibles situaciones similares a las pasadas (gente que quiera abusar o hacer daño) para no volver a cometer los mismos errores. Con esto, sentiremos la liberación del sufrimiento. Así como una paz y serenidad que nos permitirá vivir el presente de una forma más feliz.

Last modified on Lunes, 16 Septiembre 2024 10:28

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