Para cuidar de ella es importante que los padres de familia nunca renuncien a ser lo líderes o bien los principales educadores de los hijos en todo ámbito en especial en el tema de valores, vivencia de la fe y de la sana sexualidad.
Es importante hoy más que nunca no dejar que otros ocupen ese lugar, porque son los padres quienes deben de responder a las dudas o temas que a los hijos les inquietan.
La sabiduría y la educación en el amor son fundamentales para educar en la vida de esta manera. Se deben iluminar las ideas y el criterio de los hijos en tiempos oportunos y con un lenguaje adecuado. Todo con respeto y amor, dando el ejemplo y siendo siempre razonables.
Para ello, es importante rezar en familia, la oración trae consigo calma y sabiduría. Dios ocupa un papel importante en cada una, Él trae esperanza. Esto se puede lograr fomentando la oración antes de ir a dormir, bendiciendo la mesa y formando parte de grupos de servicio parroquial o social, entre otros.
Igualmente, se pueden planificar actividades familiares que reúnan a todos los miembros de la familia que permitan generar vínculos más saludables y eviten los conflictos.
Acciones en beneficio de la familia
- Hagamos de nuestros hogares un lugar seguro donde todos los miembros sientan amor y aceptación. Tengamos en cuenta que cada hijo tiene diferentes dones y habilidades; cada uno es una persona que necesita amor y cuidado especiales.
- Establezcamos tradiciones familiares. Planifiquemos y tomemos vacaciones significativas juntos, considerando las necesidades, los talentos y las habilidades de los hijos. Ayudémosles a crear recuerdos felices, a mejorar sus talentos y a edificar sus sentimientos de autoestima.
- Sepamos qué hacen nuestros hijos en su tiempo libre. Seamos una influencia en la elección de sus películas, programas de televisión y videos. Si usan el Internet, sepamos lo que ellos estén haciendo. Ayudémosles a ver la importancia del entretenimiento sano.
- Alentémosles en actividades que valgan la pena. Sepamos qué estudian nuestros hijos. Ayudémosles con sus deberes escolares; ayudémosles a darse cuenta de la importancia de la educación y de la preparación para trabajar y para ser autosuficientes.
- Actuemos con fe; no reaccionemos con temor. Cuando nuestros adolescentes empiecen a poner a prueba los valores de la familia, los padres deben dirigirse al Señor para que les guíe en cuanto a las necesidades específicas de cada miembro de la familia. Es el momento para dar más amor y apoyo y reforzar las enseñanzas de cómo hacer elecciones.
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