Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”.
Palabra del Señor.
Meditación personal:
El judaísmo no exigía la fe en la resurrección, por eso los saduceos plantean una pregunta que parece no tener solución, porque está mal planteada: no nace de la acogida de la revelación, sino de su manipulación. Jesús afirma claramente que el hombre ha sido llamado a compartir la vida de Dios, una vida en la que tendremos como punto de coincidencia con los ángeles la completa superación de la muerte.
- ¿Vivo la fe como una luz que me hace caminar hacia algo nuevo o como una justificación a lo que hago?
- ¿Anhelo la vida plena que Cristo me ofrece? ¿Hago algo para disponerme a recibirla?
Oración personal:
Ayúdame, Señor, para que mi fe en la vida eterna cambie mi manera de vivir la vida presente.