Sin embargo, hay algunos factores o circunstancias por los cuales no siempre es recomendable escuchar y difundir cantos religiosos de nuestros hermanos no católicos. Veamos por qué:
- Con las letras del canto religioso, va también su “teología” o doctrina que las inspira, aunque a primera vista, eso no resulte tan evidente. Se trata de un modo de pensar o “doctrina cristiana” que se transmite con expresiones o afirmaciones que, no siendo abiertamente falsas o equivocadas, sin embargo, son “parciales” en lo que ellas proponen.
Un ejemplo. Ya se ha difundido, y mucho, la expresión “que la sangre de Cristo te cubra”. Es una bella y devota expresión, pero según la teología de Lutero, padre del protestantismo, de que esa expresión deriva, quiere evidenciar que Cristo, Mediador universal, como que se ha puesto entre el Padre y nosotros pecadores, particularmente con su Pasión y Muerte, pagando Él por nuestros pecados, de modo que el Padre nos “justifica”, es decir, nos declara y nos considera entonces justos, aunque sigamos pecadores, incapaces, por las consecuencias del pecado original y de nuestros pecados personales, de realizar actos buenos y, entonces, quedando esencialmente pecadores. Y para fundamentar esta fundamental afirmación, con Lutero se vuelve a proponer una interpretación literal y, entonces radical, de la afirmación de San Pablo, a saber, de que “nada bueno habita en mí” (Rom 7, 18).
Sabemos que la verdad es otra: La gracia de Dios, la que Cristo nos ha obtenido derramando su sangre nos va transformando interiormente y nos hace capaces de obras buenas; nos transforma, como lo afirma el mismo San Pablo, en nuevas creaturas, capaces inclusive de heroísmo, si nos disponemos a la acción santificadora de la gracia, como lo apreciamos en los muy numerosos mártires que han marcado el camino de la Iglesia católica.
Esas otras expresiones como: “soy salvo por Cristo”; “sólo Cristo salva”; “proclama a Cristo como Señor y Salvador y serás salvo”; “somos salvos por la fe”… no son afirmaciones erróneas, pero deben ser correctamente interpretadas en la luz de otras afirmaciones bíblicas, sin nunca aislarlas.
- Hay una segunda razón que nos pide “prudencia” en relación con los cantos de los hermanos no católicos. Algunos nos dicen, “son cantos bonitos”, “me gustan”, “no hay nada malo”…, sin advertir que de ese modo se puede alentar un cierto relativismo religioso, una cierta superficialidad. No hay que olvidar que está en juego la propia fe y no cabe dejarla en sombra simplemente por el gusto, por lo bonito de algunos cantos… Hay que ser católicos coherentes siempre en toda circunstancia.
- He constatado y muchos otros conmigo, que las sectas y otros grupos religiosos, cuidan mucho el aspecto celebrativo del canto, así como los equipos de sonido, los grupos de danza religiosa, para atraer especialmente a los jóvenes, y desafortunadamente, no he constatado siempre lo que evidentemente debería ser una “recta intención”… Pareciera que lo que les interesa es atraer gente, crecer e impactar. No debemos en absoluto cooperar a eso juego, ¡no es serio, no es cristiano!
Concluyo con la expresión conocida de San Pablo: “Todo me es permitido, pero no todo me es provechoso” (1Cor 6,12). No quisiera dar la impresión de intransigente, ni fomentar falsa conciencia: sólo quiero exhortar a la prudencia, especialmente cuando los que escuchan son jóvenes con una educación cristiano-católica, aún no competa.