El Papa dijo: “De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo”.
Memoria: 8 de agosto
Nació en Caleruega (España), alrededor del año 1170. Estudió teología en Palencia y fue nombrado canónigo de la Iglesia de Osma. Con su predicación y con su vida ejemplar, combatió con éxito la herejía albigense.
Comprendiendo la necesidad de instruir a aquellas gentes que caían en las herejías, determinó fundar la Orden de Predicadores, dispuestos a recorrer pueblos y ciudades para llevar a todas partes la luz del Evangelio. El 21 de enero de 1217, el Papa Honorio III aprobó definitivamente la obra de Domingo, la Orden de los Predicadores o Dominicos.
En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asistió al primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactó la segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, se acordará la creación de ocho Provincias.
Con su Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.
El Papa dijo: “De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo”.