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P. Barrajón: “Existe el mal, personas malas y también el demonio”

By Julio 22, 2021

Laicos, sacerdotes y obispos participaron del Curso Académico sobre Exorcismo y Oración de Liberación, que se impartió en el país del 21 al 25 de junio y el cual contó con las exposiciones del reconocido exorcista, Pbro. Cesar Truqui, y el teólogo, Pbro. Pedro Barrajón, ambos miembros del Pontificio Regina Apostolorum de Roma.

Eco Católico conversó con el Padre Barrajón para hablar sobre el tema tratado en el curso. A continuación un extracto de la entrevista:

 

¿Deberíamos tener miedo al diablo o a sufrir una posesión demoníaca?

No deberíamos tener miedo como tal, en el sentido de que Dios es mucho más poderoso, si estamos con Dios el demonio no puede hacernos nada, pero sí debemos tener prudencia y cuidado.

En la Biblia tenemos esa frase: “Vigilad y orad para no caer en la tentación”, sabemos que con frecuencia el demonio está detrás de la tentación, Jesucristo nos da dos recomendaciones: vigilad y orad. No nos dice que tengamos un miedo irracional, pero de algún modo estar atentos y vigilantes para no caer en manos de quien nos puede inducir a pecar, a alejarnos de Dios y a hacer el mal.

Decía el Padre Amorth que el demonio es como un perro rabioso que está amarrado, si uno mantiene la distancia no va a hacer nada, pero si uno le pone la mano se la va a morder…

Sí, es una imagen muy buena, de este gran exorcista, a quien tuve la oportunidad de conocer personalmente. Sí, (el diablo) está encadenado, en el sentido de que él no tiene todo el poder de Dios, como dicen: “cuando uno juega con fuego, se quema”. Entonces, hay que mantener esa distancia, eso lo logramos a través de una vida de gracia, de oración, de los sacramentos y bueno, una propia ascesis personal también es necesaria.

 

Precisamente a eso iba ¿cómo podríamos protegernos del diablo?

En primer lugar, hay que invocar al Señor, es la última petición del Padre Nuestro, la traducción más precisa es “líbranos del maligno”, aunque también se puede traducir como “líbranos del mal”, el Catecismo incluso señala que es mejor la primera.

Como mencionaba, alejarnos por medio de una vida coherente con nuestra vocación cristiana y los sacramentos. El primer gran Sacramento es el Bautismo, que nos aleja de ese dominio que él tiene por el pecado original; y luego otros Sacramentos como la Eucaristía, ese pan que nos alimenta y que con la presencia de Cristo en nuestras vidas hace posible que Él, que venció el pecado, pueda vencer al demonio; y la Penitencia, que purificándonos de los pecados nos hace más fuertes a las tentaciones.

Cuando aconsejo a jóvenes, que han vivido experiencias de esoterismo u ocultismo y han tenido ataques del demonio, les aconsejo volver a una vida de gracia en primera instancia, a la celebración de la Eucaristía, la Confesión. Esa es una forma de defensa, una lucha espiritual que nos protege de los ataques del enemigo.

 

A propósito de ello, ¿qué causa que las personas sufran ataques del demonio?

Las causas son múltiples, a veces desconocidas, Dios sabe por qué, pero una de las causas, y se sabe que son peligrosas, es jugar con este tipo de sectas satánicas, ocultismo, ritos paganos, entrar en asociaciones que no son católicas sino anticatólicas, en fin, eso abre puertas para que el demonio entre, sobre todo a través de estas acciones extraordinarias, dado que él está presente ordinariamente en las tentaciones que tenemos todos.

Hay que estar atentos para evitarlo, y si uno ha caído en el pasado, pedir al Señor que lo purifique. Si fuera necesario, si nota cuestiones especiales, puede pedir a un sacerdote que le haga una oración especial, no siempre es necesario hacer exorcismos, estos se hacen en caso de posesión, que es el caso más fuerte, pero también se puede pedir a un sacerdote las mismas bendiciones, para que nos ayude con algo que sentimos que no va bien en nuestra vida. Y repito, la asistencia a la Santa Misa y la Confesión son medios que nos ayudan mucho.

 

Por cierto, ¿cuál es la diferencia entre un exorcismo y una oración de liberación?

En el exorcismo, la principal diferencia -porque luego hay otras menos palpables a primera vista-, es que se sigue un ritual aprobado por la Iglesia, que únicamente puede celebrar un sacerdote específicamente delegado por el Obispo, tiene que ser en casos graves. Mientras que la oración de liberación la puede hacer cualquier sacerdote, incluso en algunas circunstancias laicos, no se necesita de un rito especial y suelen ser casos menos fuertes. Esas serían las principales diferencias entre ambas actividades religiosas.

 

Jesús echó demonios y dio este don a los apóstoles ¿Es lo que hacen los exorcistas?

Exactamente igual, en la actividad de Cristo en la vida pública hay tres grandes actos: en primer lugar, la predicación del Reino de Dios, tenemos las Bienaventuranzas y sus enseñanzas; segundo, curaba enfermos que tenían diversos tipos de enfermedad; y tercero, expulsaba demonios. 

Él da este poder en algunas ocasiones, primero cuando manda a los 72, antes de su Pasión y Muerte, hace una experiencia apostólica y les da el poder para expulsar demonios, y también al final del Evangelio de San Marcos, tenemos que ese poder el Señor lo transmite a los Apóstoles y la Iglesia desde el inicio ha ejercitado este poder en el nombre de Cristo, eso es muy importante, el exorcismo no se trata de una persona que tiene poderes especiales para luchar contra el demonio, tiene el poder dado en el nombre de Jesucristo y es en Su Nombre que se expulsan los demonios.

 

Hay quienes ven a Satanás más como un concepto del mal que como un ser espiritual ¿Qué piensa?

Eso es una línea teológica que apareció dentro de la Iglesia Católica y en la iglesia cristiana protestante, en los años 60´s, 70´s, 80´s, poco más allá, una interpretación que tenía algunos exégetas, que decían que todas las expulsiones de Cristo en los evangelios eran simbolismo de que Cristo curaba enfermedades, sobre todo un simbolismo de la presencia del mal en el mundo, el diablo no sería una persona existente, sino que en el mundo existe el mal y para poner en evidencia esta realidad, en ese momento cultural donde se escribieron los Evangelios, se personifica el mal. La Iglesia Católica nunca ha dado esta interpretación, acepta que el mal existe, como la privación del bien como decía San Agustín, existen males, personas malas, pero también existe un ser invisible de grandes potencias y cualidades espirituales, inteligencia muy fuerte, una voluntad bien dotada, demonios que, por una perversión al inicio de su existencia, no queriendo seguir a Dios, su enseñanza y lo que Él les pedía, se pervirtieron. No solo se pervirtieron, son seres pervertidos y pervertidores, y tratan de comunicar esa perversión al hombre.

Entonces, efectivamente, en algunos pasajes del Evangelio podemos interpretar que algunas curaciones podrían ser no solo expulsión de demonios sino una curación de una enfermedad, por ejemplo, un ataque epiléptico en vez de una posesión, sin embargo, en el Evangelio hay efectivamente exorcismos, donde Cristo expulsa al demonio, y eso lo notamos porque hay un mandato: “Vete, sal de él”, no es solo “quédate curado”.

 

¿Por qué es importante que la Iglesia reflexione sobre este tema?

Este tipo de cursos es relativamente nuevo, surgió en nuestra universidad en Roma, donde tenemos un instituto dedicado a formar sacerdotes, ellos mismos pidieron este tipo de formación, porque nos decían que en su vida pastoral salen casos que no sabían responder, a veces mandaban a la gente con psicólogos, pero estos les decían que no era un caso de psicología. Por eso salió este curso que tuvo bastante éxito. Damos una formación interdisciplinar, ponemos la teología y la riqueza de sus partes, dogmática, moral, liturgia, bíblica… en unión con las ciencias, en este caso la psicología, psiquiatría, sociología… y también con el mundo y la sociedad, porque también hay algo de criminología, aspectos de impacto en la vida social, sectas satánicas, cultos esotéricos… Creo que el curso ha tenido éxito porque hay una sed, primero de la parte de los sacerdotes y laicos para conocer más, para estar más informados, porque hay muchas opiniones, por eso tratamos de ceñirnos al Magisterio de la Iglesia.

 

Hay quien opina que son supercherías, creencias antiguas de la Iglesia ¿qué piensa?

Efectivamente, algunas personas ven esto como superstición o magia, y precisamente este tipo de cursos es para evitar eso, porque hay un riesgo de hacer caer lo que es un sacramental, un signo visible que ayuda a obtener la gracia, a través de la Iglesia, y por eso pone condiciones para evitar que sea algo mágico, sobre todo, no se trata de poderes de una persona, sino que es un ministerio, del sacerdote y del equipo que lo acompaña, que se pone a disposición de una persona  que sufre, para, en el nombre de Cristo, aliviarla de este tipo de sufrimiento.

Si fuera un sufrimiento que la ciencia puede resolver no iría con el exorcista, no es necesario y no se debe. Son sufrimientos del alma, aunque muchas veces afectan al cuerpo, indirectamente hacen sufrir a la persona y estas no saben bien por qué, pero a veces hay aperturas, puertas que la persona ha abierto, puede ser en el pasado y no se acuerda o puede ser que por permisión divina se permite esto y la persona no lo entienda.

 

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Last modified on Jueves, 22 Julio 2021 10:13
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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