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Instalado el Diaconado Permanente en la Diócesis de Alajuela

By Octubre 17, 2022
Monseñor Bartolomé Buigues, sacerdotes y laicos el día de la fiesta patronal en honor a Nuestra Señora del Pilar. Monseñor Bartolomé Buigues, sacerdotes y laicos el día de la fiesta patronal en honor a Nuestra Señora del Pilar. Foto DA Medios.

En el marco de la solemnidad de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Diócesis de Alajuela, el pasado 12 de octubre, Monseñor Bartolomé Buigues Oller, obispo diocesano, firmó el decreto de instauración oficial del Proceso del Diaconado Permanente en esta Iglesia Particular.

En dicho decreto, el obispo reconoce que, en la vida de la Iglesia, a partir de la figura del obispo, luego la de los diáconos y más tarde la de los presbíteros, se evidencia la vida apostólica de la Iglesia, al servicio del Pueblo de Dios por medio de las tareas asignadas a cada uno de estos grados del orden, que con el tiempo han tenido sus diversos matices y énfasis.

"El Diaconado permanente ha sido restablecido por el Concilio Vaticano II en armonía con la antigua Tradición y con los auspicios específicos del Concilio Tridentino, en estos últimos decenios ha conocido, en numerosos lugares, un fuerte impulso y ha producido frutos prometedores, en favor de la urgente obra misionera de la nueva evangelización", escribe.

Además, recuerda que la Conferencia Episcopal de Costa Rica elaboró las "Normas Básicas para la formación de los Diáconos Permanentes en las Diócesis de la Provincia Eclesiástica", documento que fue aprobado en Roma por la Congregación para la Educación Católica desde el 12 de octubre del 2011, afirmando que desde hace varios años, los obispos de la diócesis han motivado la reflexión sobre la posibilidad de instaurar dicho ministerio, tratando de encontrar el momento pastoral oportuno para que éstos, "junto al orden de los Presbíteros, en comunión con el obispo y junto a la multitud de laicos comprometidos logremos impulsar juntos la acción evangelizadora en la diócesis".

Asegura adicionalmente Monseñor que se han hecho las consultas al clero y se cuenta con el beneplácito de los organismos colegiales diocesanos, alcanzando el discernimiento para seguir en la línea de hacer posible la experiencia en la diócesis de Alajuela.

Ante ello, el obispo convoca, primero, a la oración del Pueblo de Dios, además, a estrechar los lazos de comunión "y la mejor disposición a aportar positivamente a la experiencia que inicia". Igualmente, establece la creación de un Equipo Diocesano para el Diaconado Permanente que coordinará lo relativo a las metas o etapas que tendrá el proceso de discernimiento vocacional, formación integral y acompañamiento del ministerio y vida de los diáconos permanentes.

Y finalmente pide que se generen las catequesis, reflexiones y todo aquello que ayude a sensibilizar a la comunidad diocesana sonre el perfil, vocación y misión de los diáconos permanentes, "a fin de que broten vocaciones nacidas del discernimiento comunitario, sean acompañadas en su proceso integral de formación hasta su incorporación a través del Sacramento del Orden y posterior misión evangelizadora".

 

¿Qué es el diaconado permanente?

 

Al sacramento del Orden pertenece el episcopado, el presbiterado y el diaconado. El diaconado es, por tanto, el grado inferior del ministerio ordenado. Mediante la ordenación diaconal se entra a formar parte del clero y se recibe una misión y potestad eclesial, configurando al ordenado con Cristo servidor. El diácono permanente se incardina en una diócesis, y de su obispo recibe su misión según las necesidades que éste considere.

El diaconado es una vocación, es llamada de Dios concreta y particular que éste hace a algunos de los miembros de la Iglesia a configurarse sacramentalmente con Cristo Siervo, consagrando su vida entera al servicio de Dios y su Iglesia.

La vocación al diaconado permanente es distinta de la del presbítero. Tanto uno como otro tienen su función en la Iglesia. Todos los miembros del Pueblo de Dios están llamados a la santidad y al apostolado: los sacerdotes, los diáconos, los miembros de la vida consagrada y los fieles laicos; a su vez, todos participan en la misión de la Iglesia con carismas y ministerios diversos y complementarios.

El diácono contempla su triple ministerio al servicio de la Palabra, la Caridad y la Liturgia. Sus funciones se mueven en estos tres campos. Entre sus funciones litúrgicas, quizás las más visibles, están: asistir durante las funciones litúrgicas al obispo y presbítero, administrar solemnemente el bautismo, ser ministro ordinario de la comunión y exposición, presidir la celebración del matrimonio, administrar sacramentales, presidir los ritos fúnebres y sepulcrales, dirigir la celebración de la Palabra de Dios, leer a los fieles los divinos libros de la Escritura, instruir y animar al pueblo (pueden dirigir la homilía) y presidir otros oficios del culto y oraciones.

Los candidatos al presbiterado, previamente a la ordenación sacerdotal, también reciben el diaconado. Se les suele llamar diáconos “transitorios”. Se trata del mismo sacramento que los que lo reciben en grado permanente. La celebración litúrgica es exactamente igual y su potestad y funciones a realizar son también idénticas.

El diaconado permanente puede ser recibido por varones célibes o casados. Incluso lo pueden recibir miembros de institutos de vida consagrada. Si lo reciben célibes han de permanecer así durante toda su vida. Si el que lo recibe es casado no podrá volver a casarse si enviuda.

El diácono permanente, casado o célibe, suele sustentarse de su trabajo civil. Sólo en caso de que su obispo le pida dedicarse a tiempo completo al ministerio en la diócesis recibe remuneración.

Un diácono permanente casado es un esposo como los demás. Su vida matrimonial y familiar debe ser como la de cualquier esposo cristiano. Dada la incidencia en la vida del diácono de este sacramento, la esposa tiene un papel fundamental de apoyo y debe dar permiso expreso para la ordenación. Sin su permiso no se admite dicha ordenación, y aún siquiera el inicio del proceso formativo.

 

Fuente: Arquidiócesis de Burgos, España.

 

 

Martín Rodríguez González

Periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación Colectiva y egresado de la maestría en Doctrina Social de la Iglesia. Trabaja en el Eco Católico desde el año 2002 y desde el 2009 es su director.

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