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Cuaresma: Nota aclaratoria acerca de la imposición de la ceniza

By Redacción Febrero 20, 2023

Nota de la Comisión Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.

San José, lunes 20 de febrero, 2023.

 

El próximo miércoles 22 de febrero escucharemos al apóstol Pablo proclamar que “ahora es el tiempo favorable”1, en el que “por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser plenamente hijos […]”2 de Dios. En efecto, como lo recordaba ya el Papa Benedicto XVI —de feliz memoria—:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante [… durante el cual el] don gratuito [del Bautismo] debe ser reavivado en cada uno de nosotros [… pues se] nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado […] una escuela insustituible de fe y de vida cristiana3.

Esa escuela de espiritualidad que es la Cuaresma nos llevará paso a paso, desde la confiada escucha de Aquel en quien el Padre se complace hasta la identificación con su entrega amorosa. Pero no debemos pensar que se trata sólo de un itinerario de reflexión: habrá gestos que marquen nuestra memoria y de los que se servirá el Espíritu de Dios para fraguar nuestra identidad creyente y realizar eficazmente el misterio de nuestra salvación4.

El primero de esos gestos es la imposición de la ceniza, que el Misal Romano prevé sea colocada “sobre nuestra cabeza”, como lo dice la introducción y la segunda oración de bendición5. De hecho, es claro que, una vez acabada la plegaria para bendecirla, el sacerdote simplemente “[…] rocía la ceniza con agua bendita […]”; es decir, no se trata de hacer una mezcla untuosa6 con la cual se realizaría después una unción sobre la frente7.

En ese mismo sentido apunta la primera oración para bendecir la ceniza, tal y como la encontramos en la editio typica del Misal Romano, donde se invoca el favor de Dios sobre aquellos que serán “tocados por la aspersión de estas cenizas”8. Es claro, entonces, que lo que se prevé es derramar un poco de ceniza sobre la cabeza de cada uno de los fieles.

No se trata de una simple prescripción ritual, el derramamiento de la ceniza sobre las cabezas de los fieles recoge toda la riqueza del simbolismo bíblico. No sólo para expresar el dolor y el arrepentimiento (cf. Job 42, 6), sino también la actitud dispuesta y diligente de quien se “cubrió de ceniza” (Est 4, 1) mientras buscaba una solución para su angustia (cf. Est 4, 2-17 9 ), pues al ser “[…] residuo de la combustión, lo que queda después de la extinción del fuego [… la ceniza] significa la muerte y la penitencia [… pero] también el retorno y la combustión interna de la energía seminal […]”10.

Al imponer la ceniza derramándola sobre la cabeza de los fieles, marcamos al mismo tiempo el “[…] inicio del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua [… expresamos que] algo debe quemarse y destruirse en nosotros —el hombre viejo— para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo”11. Además, el empleo de la ceniza sobre la cabeza y no en la frente esquiva un notable factor de distracción y “[…] responde con fuerza a la indicación dada por Jesús en el evangelio que se proclama cada Miércoles de Ceniza [… de modo que este gesto] queda en secreto, manifestando de esta manera, el deseo de acoger la invitación de Jesús a una sincera y verdadera conversión”12.

Debemos entender, entonces, que cuando se publicó la “Nota sobre el miércoles de ceniza. Imposición de la ceniza en tiempo de pandemia”13 lo único que se varió para ese momento fue el hecho de que “el sacerdote se dirige a los presentes, diciendo una sola vez para todos la fórmula del Misal Romano”14. Pero la manera de realizar el gesto no tuvo variante alguna, fue la misma que siempre ha estado prevista por el Misal Romano: “el sacerdote toma la ceniza y la deja caer sobre la cabeza de cada uno […]”15.

En síntesis, para abrazar la integralidad del simbolismo bíblico asumido por la práctica eclesial y expresar toda la riqueza de su sentido pascual, la imposición de la ceniza se realiza derramándola sobre la cabeza de cada uno de los fieles mientras se dice alguna de las dos fórmulas previstas por la Iglesia16.

Deseamos que este camino bautismal que estamos por empezar sea un tiempo donde sepamos acoger con filial confianza las abundantes gracias que el Señor continuamente nos concede.

 

Mons. Mario Enrique Quirós

Obispo de Cartago

Presidente de la CONALI

 

Pbro. Manuel Rojas Picado

Secretario Ejecutivo

 

 

 

1 2 Cor 6, 2: tomado de la segunda lectura del “Miércoles de Ceniza”, en Leccionario I. Adviento-Pentecostés, 14.ª ed. (México: Buena Prensa, 2012), 698.

2“ Prefacio I de Cuaresma”, en Misal Romano renovado por decreto del Concilio Ecuménico Vaticano II, promulgado por la autoridad del Papa Pablo VI y revisado por el Papa Juan Pablo II. Edición típica para México según la tercera edición típica latina, aprobada por la Conferencia del Episcopado Mexicano y reconocida por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (México: Buena Prensa, 2013), 486.

3 Benedicto XVI, “Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2011. ‘Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado’ (cf. Col 2, 12)”, 4 de noviembre de 2010, consultado en línea el 17 de febrero de 2023, https://www.vatican.va/content/benedictxvi/ es/messages/lent/documents/hf_ben-xvi_mes_20101104_lent-2011.html

4 Los Padres del Concilio enseñaron que “[…] no sólo cuando se lee lo que se ha escrito para nuestra enseñanza (Roy 15, 4), sino también cuando la Iglesia ora, canto o actúa, se alimenta la fe de los participantes y las mentes se elevan hacia Dios para tributarle un culto razonable y recibir su gracia con mayor abundancia” pues se trata del “[…] ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo en la que, mediante signos sensibles, se significa y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santificación del hombre y, así, el Cuerpo místico de Cristo, esto es, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro” (CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, “Constitución sobre la sagrada liturgia ‘Sacrosanctum Concilium’”, n.º 33. 7, en Concilio Ecuménico Vaticano II. Constituciones. Decretos. Declaraciones. Nueva edición bilingüe promovida por la Conferencia Episcopal Española, 2.ª ed. (Madrid: Universidad Pontificia de Salmanca-Biblioteca de Autores Cristianos, 2014), 231. 217.

5 “Bendición e imposición de la ceniza”, en Misal Romano…, 193-194.

6 En efecto, la costumbre de mezclar la ceniza con agua no está indicada en ninguna parte. En cambio, en ocasiones como la Misa Crismal, cuando sí hay que hacer una mezcla, los libros litúrgicos lo dicen expresamente: “Enseguida el obispo, en silencio, derrama el perfume en el óleo y elabora el Crisma […]” (“Consagración del Crisma”, Misal Romano…, 271).

7 En efecto, la palabra “unción”, que no hace referencia necesariamente al aceite, sino a cualquier otra materia crasa, no aparece en todo el rito del “Miércoles de Ceniza”

8 “Deus, qui humiliatióne flécteris et satisfactióne placáris, aurem tuae pietátis précibus nostris inclína, et super fámulos tuos, horum cínerum aspersióne contáctos, grátiam tuae benedictiónis + effúnde propítius, ut, quadragesimálem observántiam prosequéntes, ad Fílii tui paschále mystérium celebrándum purificátis méntibus perveníre mereántur. Per Christum Dóminum nostrum” (Missale Romanum ex decreto Sacrosancti OEcumenici Concilii Vaticani II instauratum ad auctoritate Pauli PP. VI promulgatum Ioannis Pauli PP. II cura recognitum. Editio typica tertia emendata (Roma: Typis Vaticanis, 2008), 197). Al fijarse en esta oración debe tenerse muy en cuenta que se trata de la versión latina y de la primera forma prevista para la realización de un rito, es decir, es claro que estamos ante el “modelo teológico” o forma ritual a partir de la cual se realiza cualquier interpretación y se desarrolla cualquier reflexión teológica.

9 El biblista español Luis Alonso no sólo muestra un paralelismo entre Moisés y la figura de Mardoqueo-Ester, sino que además señala que “El gesto de Mardoqueo es, ante todo, el comienzo de un gran rito de duelo, como el solista que invita y arrastra al coro. Es además, por el lugar, una denuncia y un desafío. Proclamando su dolor aspira, quizá, a despertar la conciencia de un pueblo indiferente; acercándose al palacio real, desafía las iras de los poderosos. Conciencia de su propio pueblo, quisiera ser conciencia de los otros” (Luis ALONSO SCÖKEL, Biblia del Peregrino. Edición de Estudio, vol. I: Antiguo Testamento. Prosa, 2.ª ed. (Bilbao: MEnsajero/Bilbao: Ega/Navarra: Verbo Divino, 1998), 1081.

10 Pierre GRISON, “Ceniza”, en Diccionario de los símbolos, dir. por J. CHEVALIER y A. GHEERBRANT, 6.ª ed. (Barcelona: Herder, 1999), 270-271.

11 José ALDAZÁBAL, Vocabulario básico de liturgia, 2.ª ed. (Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 1996), 78.

12 DEPARTAMENTO EPISCOPAL DE LITURGIA - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ, Circular. Indiciaciones con respecto al rito de imposición de las cenizas, para el presente año 2023, 16 de febrero de 2023.

13 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Nota sobre el miércoles de ceniza. Imposición de la ceniza en tiempo de pandemia, 21 de enero de 2021, Prot. N. 17/21.

14 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Nota sobre el miércoles de ceniza. Imposición de la ceniza en tiempo de pandemia.

15 CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Nota sobre el miércoles de ceniza. Imposición de la ceniza en tiempo de pandemia.

16 “Conviértete y cree en el Evangelio”, o bien: “Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver” (Misal Romano…, 194).

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