

De pequeño jugaba a celebrar misa y más tarde quedó cautivado por el carisma agustiniano. Se trata de Marco Vinicio Segura González, quien será ordenado presbítero el próximo 20 de julio.
Llegó en 1977 a Costa Rica, proveniente de España, para instalarse en una finca de banano de cientos de hectáreas donde apenas si había cuatro paredes y un techo que servían de templo y casa cural a medio terminar.