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Domingo, 28 Abril 2024
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Manuel Eduardo Zamora Salazar se convierte a partir de este sábado 30 de diciembre en nuevo presbítero de la Diócesis de Limón. Este día, en el que su Iglesia particular celebra 29 años de erigida, recibe la ordenación presbiteral en una solemne eucaristía presidida por Monseñor Javier Román Arias, obispo diocesano.

Manuel ha tomado como lema de ordenación el versículo 16 de 1 Jn, 4: “He conocido al Amor y he creído en Él”. Su primera misa será el lunes 8 de enero, fiesta del Bautismo del Señor, en su parroquia de origen, Sagrado Corazón de Jesús, en Guápiles.

El Padre Víctor Hugo Munguía parafrasea la canción “Cuando Salí de Cuba” de Luis Aguilé y canta: “Nunca podré morirme, mi corazón no lo tengo aquí, allí me está esperando, me está aguardando que vuelva (…) cuando salí del Seminario dejé mi corazón enterrado”.

“Ser sacerdote es bonito”, es una de sus consignas. Como presbítero ha tenido experiencias de todo tipo: bellas, tristes, profundamente espirituales, y hasta se ha “jalado tortas”, como aquella vez cuando le preguntó a una señora cómo seguía la mamá, a lo que ella contestó: “¡Pero Padre si usted le hizo el funeral!”.

Los diáconos Christian Benavides Cordero y Kenneth Molina Salazar reciben este 12 de octubre su ordenación presbiteral, de manos de su obispo Monseñor Bartolomé Buigues. Lo hacen en el marco de la fiesta patronal en Alajuela, en honor a la Virgen del Pilar.

Se trata de un gozo que comparte toda la diócesis alajuelense, como afirma el propio Monseñor Buigues: “Significa la alegría de experimentar que el Señor sigue acompañando nuestra iglesia diocesana y le envía nuevas vocaciones sacerdotales”.

“Recibimos a dos nuevos hermanos en este ministerio tan apreciado del presbiterado que permite servir al pueblo de Dios como ministros de la Palabra y de los sacramentos. Nuestra Iglesia se fortalece con estas dos nuevas vocaciones para expresar la comunión en la sinodalidad, el caminar juntos, y también en la misión que tiene encomendada”, agregó.

Un nuevo sacerdote Agustino Recoleto será ordenado mañana sábado 4 de setiembre en nuestro país, se trata de Fr. David Enrique Conejo Ramírez, OAR, quien recibirá el sacramento por imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Carlos Briseño Arch, OAR, Obispo de Veracruz, México, quien ha venido a Costa Rica para la ocasión.

Este 4 de setiembre es la Solemnidad de Nuestra Señora, Madre de la Consolación, a quien los Agustinos profesan una devoción especial. La Santa Misa será en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Alajuela, a partir de las 10 de la mañana.

Recientemente conversamos con Fr. David, quien además es un extraordinario artista sacro que pone al servicio de Dios y de la Iglesia todos sus dones. El siguiente es un extracto del diálogo

 

¿Cómo nace tu vocación a la vida sacerdotal como parte de los Agustinos Recoletos?

Mi vocación empieza a manifestarse desde muy pequeño con gestos como el gusto por aprender las oraciones del Padrenuestro o el Ave María, o jugando a que celebraba la misa. Estas pequeñas manifestaciones se vieron reforzadas por la presencia de una vecina quien me tuvo a su cuidado y me llevaba a Misa, escuchaba el rosario por la radio, y me invitaba también a rezar. Solo después de su muerte, estando ya en el seminario, supe que había sido una virgen consagrada. Posteriormente, en los años de colegio, cuando se acercaba el momento de optar por una carrera en la universidad, discerniendo entre las muchas posibilidades que podía elegir, fue que me planteé seriamente iniciar un proceso vocacional, que providencialmente se dio con los Agustinos Recoletos. Fue mi primer contacto directo con la vida religiosa, y considero que un regalo, pues me sentí como en familia desde el primer momento. 


¿Cuáles son tus orígenes, cómo es tu familia, de dónde eres?

Nací y crecí en Cartago, cerca del Colegio San Luis Gonzaga, aunque me marcó mucho la experiencia de vivir en las inmediaciones de la Basílica de los Ángeles. En la familia materna el factor religioso, sobre todo ligado a ciertas tradiciones, estuvo siempre muy presente. Mis padres eran contadores, que trabajaron muchos años como comerciantes. Esto nos llevó a vivir en otras partes como Jicaral y Puntarenas, donde terminé la educación secundaria.
En la actualidad, mi familia más cercana son mi madre, mis dos hermanas y mi sobrino recién nacido. Tengo también tres hermanos por parte de mi padre, quien falleció hace tres años.

¿Qué le dices al Señor ahora que llega el día de tu ordenación sacerdotal?

Que siga viendo en mí aquello que vio cuando decidió llamarme, a pesar de mis muchos defectos. Como San Agustín, reconozco que todo lo que soy, lo debo a su misericordia. Le pido que siga a mi lado como hasta ahora, y que me ayude a responderle como él merece.

 

¿Quiénes han sido esas personas que Dios ha puesto en tu vida y que te han orientado o han sido ejemplo para confirmar tu vocación?

Pensar en las personas que Dios ha puesto en mi camino vocacional es un ejercicio de memoria y agradecimiento. Parafraseando la frase de un obispo, al pensar en ello, el corazón se llena de nombres. Doy gracias a Dios especialmente por esta vecina de la que hablé antes, que me transmitió su fe sencilla y su devoción, también a mis padres por la generosidad que tuvieron al aceptar mi decisión de comenzar y seguir un proceso vocacional. Por último, y sin desmerecer a amigos y familiares, tengo un recuerdo agradecido de algunos frailes y sacerdotes que han sido ejemplos de una vida consagrada alegre y entregada al Señor y a los hermanos.

 

¿Cuál será tu destino y tu misión una vez ordenado?

Continuaré mis estudios de licenciatura en el Instituto Patrístico Agustiniano de Roma, a la vez que sigo mi formación y apostolado a través del arte sacro, recibiendo encargos de obras principalmente de mis superiores en la Orden.

 

¿Tienes un lema de ordenación, por qué lo escogiste?

En la fiesta de la Conversión de San Pablo, apóstol, la Iglesia puntarenense se regocija hoy lunes 25 de enero con la ordenación presbiteral del joven Ricardo Brenes, la cual se llevó a cabo en la Catedral diocesana Sagrado Corazón de Jesús.

La Santa Misa fue presidida por el obispo local Monseñor Óscar Fernández Guillén y concelebrada por el presbiterio diocesano, junto a sacerdotes formadores del Seminario Nacional y de otras diócesis del país. Dadas las restricciones por la pandemia el aforo en el templo fue reducido. Solo la familia y allegados de Ricardo junto a otros pocos fieles lo pudieron acompañar físicamente.

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