Durante su adolescencia, esta vecina de Agua Caliente, en Cartago, fue diagnosticada con insuficiencia renal, es decir, sus riñones dejaban de funcionar, por lo que presentaba problemas físicos, como hinchazón en el cuerpo y otros síntomas relacionados. Fue un golpe muy duro para ella y su familia.
Ronald y Fraizer, dos primos suyos, formaban parte de la Hermandad de Jesús Nazareno. Un día, la llevaron a visitar al Nazareno y oraron. Esa vez, Jenny no tuvo miedo, al contrario, fue una mezcla de paz en medio de la difícil situación que enfrentaba a causa de su enfermedad.
A través de la oración sintió un gran amor. Desde entonces, aumentó su devoción, comenzó a investigar más y, conforme más profundizaba en la figura del Nazareno, su significado y valor para el pueblo, más se entusiasmaba.
Más que un papel, es algo espiritual
Un día, mientras rezaba, una compañera la llamó para participar en las representaciones bíblicas de Semana Santa, ella se emocionó, sin embargo, su salud requería de muchos cuidados y temía tener que declinar. No obstante, consiguió el permiso del médico y de sus padres.
Tenía el papel de María Magdalena. Los primeros ensayos fueron difíciles, no lograba entrar en el personaje. Una de las coordinadoras, con mucha experiencia, se acercó y le aconsejó investigar bastante quién fue Magdalena.
Entonces, no fue solo interpretar un personaje bíblico, ya no era cuestión de gestos, movimientos de manos o tonos de voz, aquello se convirtió en algo más espiritual. Buscó citas bíblicas, comentarios y análisis sobre la figura de aquella extraordinaria mujer. Su interpretación comenzó a tomar mejor forma y ese año hizo su primera presentación en las procesiones de Semana Santa.
Respecto a la insuficiencia renal, recibió su primer trasplante siendo una adolescente, gracias a la donación de un riñón por parte de su madre. Pasó cinco años bien, no obstante, al padecer varicela el órgano sufrió un rechazo crónico. Pasó cinco años con tratamiento, pero era necesario un nuevo trasplante.
Hace 18 años recibió su segundo trasplante de riñón. Aunque tuvo altos y bajos, desde hace unos 12 años dice mantener una estabilidad. Actualmente, asegura sentirse muy bien.
Comenzó a servir en la Parroquia San Francisco de Asís, en Agua Caliente, en 1997. Tras interpretar personajes en Semana Santa pasó a convertirse en coordinadora del grupo de representaciones bíblicas.
Cuenta que parte de su recuperación fue gracias a su fe. Reconoce que hubo un momento donde sentía deseos de tirar la toalla, pues no solo era el dolor físico y emocional que experimentaba a raíz de su enfermedad, sino la pena de ver a sus padres sufrir por ella, entonces pedía a Dios que se le llevara de una vez.
Pero fue precisamente el amor de Dios, de sus padres, familiares y amigos, lo que la llevó en un momento a decir: “Tengo que luchar, mi mamá me entregó a los pies del Señor, tanto que lucha ella por mí… ¿cómo no voy yo a luchar?”.
Su forma de pensar cambió, ya no sentía enojo hacia el Señor, se abandonó a Él y dijo: “Voy a lucharla, como Josué, fuerte y valiente”. “Así empecé a salir”, contó.
“Empecé a aprender mucho, tanto que conforme pasaron los años ya no era solo una promesa, una acción de gracias por mi sanación, sino que ya vino a ser una forma de evangelización, como ocurrió conmigo de niña cuando miraba a las muchachas en las procesiones. Esa necesidad espiritual que tuve es la que quiero transmitir a otras personas”, contó.
Justamente, como coordinadora del grupo, Jenny invita a los jóvenes a interiorizar en el personaje que van a interpretar, en aprender sobre su vida, su significado y el valor espiritual de sus actos. Asimismo, llevan a cabo formaciones, en las cuales abordan temas relacionados.
El grupo de representaciones bíblicas de Agua Caliente tiene seis coordinadoras, los participantes ensayan con esmero y dedicación. Por su parte, los fieles de la comunidad esperan cada año las procesiones de Semana Santa.