La comunidad de Akamasoa, que cumplió 30 años en 2019, abarca ahora más de 18 aldeas, donde personas y familias que antes no tenían hogar viven en más de 4 mil casas de ladrillo. Ofrece a los niños y jóvenes una educación integral, desde el jardín de infantes hasta la universidad, y en la actualidad unos 13 mil están incluidos en el sistema escolar.
Los jóvenes también tienen la oportunidad de formarse en diversas profesiones. Akamasoa también cuenta con seis clínicas, tres hospitales, cuatro estructuras sanitarias para la maternidad y 18 campos deportivos. Gracias a los esfuerzos del Padre Opeka y sus colaboradores, se ha ayudado a más de medio millón de personas pobres en Madagascar y Akamasoa consigue proporcionar unos 5 millones de comidas cada año.
Unos 500 nativos trabajan en la “Ciudad de la Amistad”, mientras que un total de 4.000 personas trabajan en las canteras, en las pequeñas granjas y en los diversos talleres y tiendas. Además de Akamasoa, el Padre Opeka ha creado varias estructuras educativas en el país, ahora gestionadas por instituciones estatales.
Entre otras cosas, el religioso enseña a los jóvenes a respetar la naturaleza, apoya firmemente la reforestación y la protección de los bosques -el 70% de los cuales han sido destruidos en Madagascar- y cada año, junto con muchos jóvenes, planta unos 50.000 nuevos árboles. La comunidad de Akamasoa tiene amigos, donantes y partidarios en varios países del mundo, y su ejemplo les enseña a ayudar a los más vulnerables.
El albañil de Dios
“La Madre Teresa con pantalones”, “el santo de Madagascar”, “el apóstol de la basura”, “el albañil de Dios”: esos y más apodos se ha ganado el Padre Opeka a lo largo de sus 50 años de trabajo en África. Tiene 72 años y trabaja desde 1968 como misionero en ese continente, donde se ha entregado por completo convirtiendo un basurero de la isla de Madagascar en la “Ciudad de la Amistad”.
Donde antes había un basural en que miles de personas vivían en la miseria hoy, gracias a sus esfuerzos, existe una ciudad con redes de agua, escuelas, bibliotecas, espacios deportivos y museos. Este año, al igual que en varias oportunidades anteriores, el Padre Pedro fue propuesto como candidato para el premio Nobel de la Paz 2021.
Opeka, nacido en la localidad bonaerense de San Martín en 1948, comparte nominación en esta ocasión con la joven ambientalista sueca Greta Thunberg, la Organización Mundial de la Salud, el movimiento Black Lives Matter y Alexander Navalny, el principal opositor político de Vladimir Putin.
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