El martes 8 de marzo anterior, en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Cartago, tuvo lugar un acontecimiento verdaderamente único en la historia de la Iglesia costarricense. Ese día celebró Monseñor Ignacio Trejos Picado, obispo emérito de San Isidro de El General, sus 70 años de vida sacerdotal, y, en la misma fecha, 54 años de episcopado; ningún obispo costarricense ha llegado a celebrar tantos años de servicio a la Iglesia, y seguramente muy pocos en el mundo entero.
La celebración de la eucaristía fue el marco propicio para dicha conmemoración, y a ella asistieron casi todos los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, lo mismo que varios obispos eméritos. Concelebraron varios sacerdotes, y un buen grupo de feligreses, los cuales tuvieron gestos de felicitación y gratitud para uno de los pastores más queridos, Monseñor Trejos Picado.
La homilía estuvo a cargo de Monseñor José Francisco Ulloa Rojas, obispo emérito de Cartago. Al final de la misa, el obispo diocesano de Cartago, monseñor Mario Enrique Quirós Quirós, se dirigió a la comunidad, y presentó el libro Siguiendo las Huellas del Pastor: Memorias de Monseñor Ignacio Trejos Picado. Al recibir un ejemplar de la pequeña pero valiosa obra, monseñor Ignacio expresó: - “Estas memorias me las sé de memoria… las he vivido por dentro”.
Estas memorias son el resultado de un esfuerzo que este servidor ha querido editar, justamente para celebrar y honrar la vida de un pastor, cuyo paso por este mundo ha sido un verdadero testimonio al estilo de Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote. Por más de dos años tuve encuentros frecuentes con monseñor en su casa de habitación, en Guadalupe de Cartago.
La pandemia hizo que por algunos meses no pudiéramos reunirnos; no obstante, fue el querer de Dios primero, y luego el nuestro, continuar y culminar dicho proyecto, el cual fue acogido por la Diócesis de Cartago para su publicación. Este servidor agradece por lo tanto a monseñor Mario Enrique Quirós Quirós, y colaboradores en la curia diocesana, especialmente a Ignacio Alvarado Sánchez, que realizó el montaje y descripción de las fotografías; nuestro agradecimiento, además, a la pintora Angeline Valverde Ureña, de Rivas de Pérez Zeledón, quien diseñó la portada y la contraportada del libro.
Estas memorias de Monseñor Ignacio Trejos Picado no constituyen necesariamente una biografía; es una historia de vida que transporta al lector a un pasado que evoca también la vida y el recuerdo de tantas personas, comunidades y espacios, que, a lo largo de 70 años de vida sacerdotal vivió el pastor, en la afanosa misión de enseñar a otros a seguir las huellas de Jesús, el Buen Pastor.
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