En la entrada del templo de Apolo en Delfos había un escrito que decía “Conócete a tú mismo”, y es que es precisamente esto lo que acaban haciendo muchas personas después de años de terapia, y se dan cuenta que, si se hubieran entendido antes a sí mismos, si se hubieran conocido antes, muchos de sus problemas no habrían llegado nunca a ser un problema de salud mental.
Entenderse y comprenderse a sí mismo, es el primer paso que tiene que hacer una persona para poder comprender el mundo que lo rodea, es la primera piedra para construir una nueva forma de estar en el mundo, deconstruyendo viejas creencias que nos torturaban, como el miedo al fracaso, no ser un hombre viril y exitoso como los de la televisión, no conseguir ser nunca rico, no cumplir con los cánones de belleza establecidos, entender que hay muchas formas de vivir las relaciones interpersonales amorosas y no amorosas, etc.
La filosofía tiene una dimensión transformadora casi olvidada, pero no hay que ir muy lejos para ver que esta dimensión que existe.
Muchos hombres y mujeres nos hemos sentidos liberados de complejos y conductas que nos generaban graves problemas en nuestras vidas, y que podían derivar en problemas de salud mental como son la depresión o la ansiedad. Con mi odontólogo por ejemplo hablo de la importancia de construir una nueva masculinidad desde edades tempranas.
El proceso no es fácil, ni se obtiene sin pasarlo incluso mal, puesto que la verdad no siempre es agradable, pero si necesaria, y es que la filosofía no es un medio para lograr un objetivo como por ejemplo el bienestar personal, esto sería más propio del coaching y que nada tiene que ver con la filosofía, porque la filosofía solo puede ser si es un fin en sí misma, y no puede ser instrumentalizada.
Aun así, la filosofía con su clarificación conlleva intrínsecamente beneficios terapéuticos a media-largo plazo.
Considero que la filosofía puede llegar mucho más lejos de lo que puede llegar la terapia psicológica y es que la psicología lo que hace es tratar los problemas desde una dimensión individual y personal, y las terapias no desarrollan casi nunca una perspectiva crítica con la sociedad, buscando solo la adaptación del paciente a su entorno, incluso podríamos decir que disciplinando el paciente en el sentido más foucaultiano, cuando los temas que surgen en la consulta son de carácter filosófico.
Lo que nos pasa a las personas no solo obedece a nuestra niñez o biografía, las personas no nos encontramos flotante en el vacío encerradas dentro de nosotras mismas, sino que estamos inmersas en un contexto histórico, social y cultural mucho más amplio.
Creo que tener y disponer de las herramientas para clarificar nuestras vidas, tendría que ser un derecho del cual tendríamos que disponer todos. Yo disfruto mucho la consulta con mi psiquiatra aparte de que es un profesional altamente preparado es un hombre culto con el que se puede hablar de estos temas con empatía he interés.
Las películas, las series, las canciones, la familia, entre otras, nos dan mensajes muy diferentes sobre lo que es importante en nuestras vidas, unos nos dicen que es importante tener muchas parejas sexuales, otras nos dicen que lo más importante es ser rico o famoso, y cada cual de nosotros con la ausencia de un pensamiento crítico construimos nuestra propia filosofía personal de la mejor manera que aprendamos , con nuestros valores y sus principios, de esos golpes contradictorios con nuestra realidad y posición en el mundo, que nos generan malestar, inseguridades, complejos y contradicciones que pueden acabar derivando en graves problemas de salud mental.
Creo que si en vez de sacar la filosofía de las aulas, deberíamos incorporarlas desde la primera infancia hasta que acabemos nuestra educación primaria muchos de los problemas de salud mental que existen entre las personas jóvenes y que se acaban arrastrando cuando son adultas se podrían prevenir, ya que cada uno de nosotros tendría las herramientas para establecer de manera crítica los principios y valores que querríamos que rigieran nuestra propia vida, a la vez que nos permitiría ser críticos con todo aquello que lo impide (por ejemplo el sistema socioeconómico en que nos encontramos inmersos).
Para acabar querría hacer una analogía como hace Platón en sus diálogos, por ejemplo podríamos pensar quizás que para resolver los problemas cardiovasculares de la ciudadanía, podríamos apostar por disponer de más cardiólogos, pero quizás sería más inteligente disponer de profesionales de la educación física y que estuviera garantizado el acceso de la ciudadanía a estos, para evitar que una vida sedentaria se tenga que tratar en un quirófano, cuando se podría haber evitado con ejercicio físico.
Y es que de la misma forma que el profesional de la actividad física no debe sustituir al cardiólogo, sino que lo mejor es una colaboración conjunta, lo mismo debería ocurrir con la filosofía y la psicología, psiquiatría y la orientación."Si puedes cambiar tu mente, puedes cambiar el mundo". William James.