La escucha es el primer paso hacia el diálogo. Yo debo disponerme para escuchar a la otra persona. Es necesario la empatía para intentar entender cómo ve y vive la otra persona el conflicto. Quizás yo no tenga toda la verdad completa y sea necesario complementar mi visión de la situación con lo que el otro me tenga que decir. Y esto debe darse en ambas vías, ambas partes del conflicto deben escucharse, poner sus verdades sobre la mesa y comenzar entonces el diálogo.
El diálogo es una conversación madura que permite enfrentar los conflictos, encontrar consensos y soluciones a los problemas y el resultado de este proceso es definitivamente la paz. ¿Por qué es tan difícil que se de el diálogo si sabemos que es la solución a cualquier conflicto? La respuesta se debe a que “no les conviene” resolver el conflicto y una de las partes o ambas quiere tener la razón por la fuerza e imponerse. Es por eso por lo que sin una actitud humilde es muy difícil lograr la paz.
Hay mediadores de conflictos que son muy útiles para facilitar el diálogo. Cuando es necesario hay que utilizarlos, pueden ser personas ajenas al conflicto o personas cercanas que conozcan el problema y deseen ayudar. Siempre es preferible tener un mediador con experiencia, si es en temas de grupos, un coach certificado o un psicólogo es lo más indicado y si es en conflictos nacionales e internacionales, se sugiere personas con experiencia y estudios en diplomacia. Si vemos que las partes no son capaces de arreglar el problema es posible recurrir a un mediador.
Sin embargo, aunque haya un mediador capacitado, siempre será necesaria la disposición de ambas partes a querer dialogar sino pues se pierde el tiempo y solo habrá desgaste. Pienso que es importante que dejemos de horrorizarnos por la guerra en Ucrania si no nos horrorizarnos también por los pequeños conflictos familiares, grupales y comunitarios que también llevan a divisiones y “guerras domésticas”.
Hay familias donde los miembros no se dirigen la palabra. Y no se trata de que todos vivan juntos y se hablen a diario, solo se trata de que haya paz y cordialidad, aunque se viva aparte, pero una vez se haya aclarado el conflicto. Hay personas que guardan resentimientos por años y nunca fueron capaces de decir lo que les molestaba y claro, cuando explotan es muy tarde porque aquella explosión viene cargada de palabras hirientes e insultos que minan cualquier relación.
Cuando alguien nos pide hablar y dialogar es importante hacerlo con buena disposición y pensando en la paz. Que esta Semana Mayor nos regale como fruto de conversión una sana actitud para el diálogo constante en nuestra vida, que nos permita enfrentar los conflictos y evitar las guerras.
