Si permitimos que las injusticias sucedan somos cómplices. Por eso yo he pedido perdón al pueblo yazidí, porque yo soy parte de la humanidad que los dejó solos, al igual que ahora me siento impotente ante el conflicto actual. Claro, siempre se puede rezar, pero los que pueden hacer algo para intervenir y no lo hacen nos hacen cargar a todos con este peso.
Cuando miro atrás, a la II Guerra mundial y recuerdo que murieron 6 millones de judíos...ahora nos duele, pero en aquel entonces nadie los defendió tampoco y eso fue paulatino, se les fue quitando todo, se les arrinconó y finalmente se les torturó y se les mató y cuantos hombres siguieron la locura de Hitler. ¿Cuántos hombres están siguiendo ahora esta locura de una guerra en el siglo XXI?
Pareciera que el ser humano no aprende de la historia o que no la tenemos presente. Allí están los museos de los horrores de la II Guerra Mundial y de otras guerras y ¿quién ganó? Se perdieron vidas, recursos, solo se ganó destrucción y más dolor. ¿Qué ganó Estados Unidos de su guerra en Afganistán y en Irak? Luego de perder sus propios soldados se van dejando desolación y muerte. La guerra solo conduce a la muerte y ya sabemos quien mueve esos hilos oscuros.
También pareciera que la inteligencia del hombre se nubla frente al poder. Deberíamos estar unidos luchando para que el planeta pueda albergar a las futuras generaciones y lo que estamos haciendo es destruirnos entre nosotros y con nosotros al mismo planeta. Eso es no tener cerebro en absoluto, pero aquellos que aun pueden pensar deben detener a los ciegos, a los dictadores, a los locos de poder que solo piensan en conquistas absurdas del pasado.
La paz no es una utopía, sí podemos lograr vivir en paz, pero necesitamos el dialogo y la mediación y esto va desde familias hasta grupos y países. La Virgen en sus mariofanías nos ha pedido rezar el rosario por la paz. Ante la impotencia, aún podemos rezar y la oración es cambiar el rumbo de la historia, recemos el rosario por la paz sin descanso y Ella nos ayudará a que el mal no domine las mentes de los hombres y entonces triunfe su inmaculado corazón.