Muchas personas me preguntaron si quería ser sacerdote, tal vez por estar gran parte de mi vida dentro de la Iglesia o incluso por ayudar en grupos pastorales, pero aunque tenía cierta inquietud, empecé a tener temor de lo que podría escoger para mi vida, sólo me llené de preguntas un poco desordenadas, lo que ocupaba en esos momentos eran muchas respuestas de lo que podía hacer con mi vida; es allí donde empecé la búsqueda y un día, sin esperar una respuesta clara, comprendí que la respuesta siempre estuvo allí, en Cristo, donde lo encontré todo…
Tiempo más tarde empecé a dar pequeños pasos, seguir un camino, en el cual tuve que conversar con mi párroco y después de este encuentro formé parte de los procesos vocacionales 2020 en la Diócesis de Alajuela.
Dentro de los encuentros al poco tiempo inicié un acompañamiento espiritual, que me ayudó mucho a decidir una decisión importante en mi vida y saber lo que podía dar de mí. Empecé a madurar mi fe, a experimentar que podía poner mis dones y carismas al servicio de la Iglesia y de los demás.
Sólo me queda dar gracias al Señor cada día, por llamarme y darme la oportunidad de responder aún con mis defectos, debilidades y limitaciones. De dar a conocer a Cristo vivo, transformador y misericordioso. Dejémonos encontrar por la alegría del amor
También quería darles las gracias a muchas personas que me acompañaron y aconsejaron en todos estos grupos y fuera de ellos. Les pido su oración por mí, para que así, por intercesión de la Virgen María, pueda perseverar en este nuevo proceso en mi vida.