Willy, Franciscano Seglar, Orientador Educativo y Familiar y colaborador de un medio católico, se encuentra con Robin Sharma, autor y conferenciante de enfoque espiritual, en un retiro ecuménico en la India. Este diálogo busca explorar el perdón, la espiritualidad ecuménica y la forma en que podemos ayudar a las personas a sanar el dolor de sus vidas a través de la práctica del perdón.
Willy: Franciscano Seglar, comunicador y orientador educativo-familiar, con raíces en Costa Rica.
Robin Sharma: Escritor y líder de desarrollo personal, con una mirada amplia hacia la espiritualidad y el diálogo entre tradiciones.
Willy: Gracias por recibirme, maestro. He viajado con la ingenua certeza de encontrar respuestas, pero también con la humildad de descubrir nuevas preguntas. ¿Qué significa para ti el perdón en este camino que llamamos vida?
Robin Sharma: El perdón no es un acto aislado; es una disciplina de la conciencia. Es liberarnos de pesares que no nos pertenecen y permitir que la luz vuelva a entrar. Como decía una antigua sabiduría: “El perdón es la fragancia que desprende la flor que se abrió después del gran dolor”.
Willy: En mi labor educativa y familiar, veo a diario cómo el dolor se instala en las historias de las personas. ¿Cómo podemos enseñar a las familias a practicar el perdón sin convertirlo en un altruismo disfrazado de perfección?
Robin Sharma: El perdón no significa olvidar, sino comprender. Es reconocer la humanidad compartida en cada quien, incluso en el que nos hizo daño. Podemos enseñar a las familias a crear rituales simples: una conversación honesta, una carta que no se envía, una pausa consciente antes de responder. El perdón es, ante todo, un acto de auto liberación.
Willy: En el marco del ecumenismo, ¿cómo dialogar con quien piensa distinto para abrir puertas del perdón sin perder la propia identidad?
Robin Sharma: El ecumenismo verdadero es reconocer que la búsqueda de la verdad es común a todas las tradiciones. Podemos compartir prácticas que fortalecen la compasión: la respiración, la escucha activa, la contemplación. No se trata de convencer, sino de acompañar. Cuando dos caminos caminan juntos con humildad, nace un puente.
Willy: En Costa Rica aprendí que la fe puede ser una brújula, pero la herida de la vida a veces señala con dolor. ¿Qué mensaje breve dejarías a quienes cargan dolores profundos?
Robin Sharma: “El perdón no cambia el pasado, pero cambia el futuro.” Empieza con una promesa sencilla: hoy, voy a soltar un peso que no me pertenece. No necesitas verlo todo de golpe; da un pequeño paso y observa cómo el corazón se abre.
Willy: En mis artículos para un medio católico, intento escribir de modo que cada lector sienta que no está solo. ¿Qué palabras simples serían útiles para un lector que busca sanar y perdonar?
Robin Sharma: Habla desde la vulnerabilidad: “Yo también he sentido claridad en medio de la sombra.” Invita a la persona a practicar tres tiempos: 1) silencio de presencia, 2) una acción de bondad hacia alguien cercano, 3) una nota de gratitud por una lección difícil. El perdón florece cuando la persona se da permiso para sanar, no para justificar lo injustificable.
Willy: En la ruta de este retiro, he visto que diferentes tradiciones rezan de maneras diversas. ¿Cómo encontrar un lenguaje común que respete las singularidades y, a la vez, facilite el perdón?
Robin Sharma: El lenguaje común es la experiencia de la compasión. Podemos traducirlo con gestos: escucha sin interrupciones, palabras que curen, gestos de servicio. Una frase que puede resonar en muchos corazones: “Perdón es una acción que libera; el amor que se da a quien sufrió, se multiplica en el mundo.” Cada tradición aporta una semilla; juntos podemos cultivar un jardín de curación.
Willy: A veces me pregunto si el perdón es más un regalo para quien perdona que para quien es perdonado. ¿Qué opinas?
Robin Sharma: El perdón es un regalo doble. Quien perdona se libera de la carga del rencor; quien es perdonado recibe la oportunidad de convertir el error en aprendizaje.
Al practicarlo, no negamos el daño, reconocemos la humanidad que ambos compartimos y abrimos la posibilidad de una relación más auténtica, o de una sana separación que no hiera repetidamente.
Willy: En la vida cotidiana, las historias de dolor pueden parecer eternas. ¿Qué hábitos diarios recomiendas para sostener el camino del perdón?
Robin Sharma: 1) Practicar la gratitud diaria, incluso por lo mínimo; 2) Dormir lo suficiente para calmar la mente; 3) Escribir una breve carta de perdón, aunque nunca se envíe; 4) Donar una acción de servicio a quien te ha hecho daño de manera indirecta. La repetición de estos hábitos fortalece la musculatura del perdón.
Willy: En mis columnas, animo a la gente a ver el sufrimiento con ojos de compasión, sin romantizarlo ni demonizar a nadie. ¿Cómo equilibrar compasión y verdad?
Robin Sharma: La compasión no niega la verdad; la revela con la ternura adecuada. Podemos sostener la verdad con preguntas que invitan al crecimiento: ¿Qué aprendiste de esta experiencia? ¿Cómo puedes protegerte en el futuro sin convertirte en juez? En ese equilibrio, la persona descubre su fortaleza interior.
Willy: Me gustaría terminar con una imagen que pueda quedarse en el corazón de quienes leen estas palabras: ¿qué escena, qué metáfora sería la más adecuada para describir el perdón en una vida que busca la paz?
Robin Sharma: Imagínate una grieta en una vasija antigua: cuando las llenas de agua, la grieta se convierte en cauce de una nueva fluidez. El agua representa la vida que continúa; la grieta, la herida, se llena de claridad. El perdón es ese cauce: no borra la historia, pero la transforma en una fuente que alimenta a otros.
Willy: Agradezco este diálogo, maestro. Espero que estas palabras puedan acompañar a quienes me leen y que el camino del perdón, con su paciencia y su gracia, se vuelva más humano para todos.
Robin Sharma: Gracias a ti, Willy. Que este encuentro contribuya a tejer puentes entre nuestras tradiciones y que cada lector descubra la libertad que nace cuando elegimos perdonar, una vez más, con valentía y esperanza.
Willy: Con tu permiso, cerraré este encuentro con una promesa que deseo que repita cada lector: “Hoy elijo soltar, para que el amor vuelva a mi vida y la de los demás.”
Robin Sharma: Y que esa elección se repita mañana y cada día, hasta que la paz interior se convierta en una forma de vida compartida.