Es una parroquia relativamente joven, erigida en 2013, bajo el patronazgo del querido Papa Polaco. Actualmente, el Cura Párroco es el Pbro. Róger Solórzano, quien creció a unos 500 metros y llegó con el encargo de construir un nuevo templo.
Cuando el Padre Róger asumió en 2019, los fieles celebraban en un salón que no contaba con las condiciones adecuadas y apenas podría albergar a unas 70 personas.
A pesar de que los recursos son limitados y la pandemia puso las cosas cuesta arriba, el sacerdote asegura que la comunidad ha trabajado arduamente para ver el templo levantado.
Se han hecho rifas de toretes y de vaquillas, ventas de comidas tradicionales y otros, la construcción está avanzada pero aun falta por terminar el presbiterio, la sacristía y otros detalles.
“Es un sector de Liberia que vive económicamente muy ajustada, hay situaciones de desempleo, drogas, prostitución, balaceras… Pero ellos (los vecinos) se han arrollado las mangas y las personas han respondido a las actividades que se ha hecho aun en media pandemia”, comentó el párroco.
El Padre Róger también contó que el salón donde antes las personas celebraban Misa se transformó en una cocina parroquial. Anteriormente, los colaboradores cocinaban bajo un alero de zinc y un fogón improvisado con una nevera y un bloc.
La Parroquia San Juan Pablo II de Liberia cuenta con una reliquia de primer grado de su patrono que consiste en un trozo de su cabello. El año pasado, en octubre, debido a las restricciones sanitarias, los fieles de esta comunidad no pudieron celebrar la Novena y la Fiesta Patronal como normalmente, sin embargo, se pudo organizar una peregrinación con la imagen y la reliquia de San Juan Pablo II.