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Obispo a candidatos: "Hay una deuda enorme con los limonenses"

By Redacción Octubre 20, 2021
Mons. Javier Román Arias, Obispo de Limón Mons. Javier Román Arias, Obispo de Limón

Monseñor Javier Román, Obispo de Limón, dio a conocer hoy una Carta Abierta dirigida a quienes postulan sus nombres a la Presidencia de la República y como diputados para la provincia de Limón. En ella, el pastor asegura que la clase política de nuestro país tiene una deuda con las y los limonenses, y por eso les pide compromiso y verdad.

"La impostación y la falsedad campean. Las palabras se las lleva el viento, las promesas se diluyen y la esperanza poco a poco es apagada en el corazón de quienes ansían verdaderamente un cambio de rumbo", asegura Monseñor Román en su carta.

Lo que más duele, asegura, es la ausencia de un verdadero plan para el desarrollo humano integral de Limón. Compartimos íntegro el texto de la Carta de Mons. Román.

 

Carta abierta a quienes postulan sus nombres a la Presidencia de la República y como diputados para la provincia de Limón

Como ciudadano, cristiano y pastor de la Diócesis de Limón, siento la obligación de dirigirme a cada uno de los que han presentado sus nombres para los puestos de elección popular en los comicios de febrero del año entrante 2022. Lo hago desde el fondo de mi corazón habiendo caminado de cerca con este pueblo desde el año 2015. Especialmente me dirijo a quienes aspiran a ocupar la Presidencia de la República y a quienes desean representarnos a las y los limonenses en la Asamblea Legislativa.

Nuestro país atraviesa una grave crisis que no es únicamente sanitaria o económica, es una crisis de profundas raíces antropológicas, interrelacionada e interconectada que cruza todos los campos y quehaceres humanos. Subyace una crisis de principios, de valores, de identidad, de arraigo y de sentido de la vida. Mantener esta perspectiva de largo alcance les permitirá tener no solo una visión desde la política, sino de verdaderas personas estadistas y reformadoras sociales, que son las que ocupa nuestro país.

Esta crisis, a su vez, es global, y por su naturaleza tiende a excluir más que a incluir, a separar y a alejar más que a unir y acercar. Como siempre, la peor parte la llevan los pueblos más pobres, excluidos de los beneficios del desarrollo, de la educación y las oportunidades. El Papa Francisco, en su Encíclica Fratelli Tutti lo señala con claridad: “No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”[1].

El egoísmo, la división y la mentira son manifestaciones de esta crisis. Hoy es difícil encontrar auténticos referentes de verdad, solidaridad y compasión, especialmente con quienes están siendo dejados atrás en la sociedad. Hay quienes lucran con la división de la sociedad, sacando partido de los conflictos y las controversias que vuelven enemigos a quienes deberían verse como hermanos.

La impostación y la falsedad campean. Las palabras se las lleva el viento, las promesas se diluyen y la esperanza poco a poco es apagada en el corazón de quienes ansían verdaderamente un cambio de rumbo.

Ustedes, que hoy tienen el valor de postularse para puestos de elección popular, entiendan por caridad esto: llegan a servir y no a servirse, cargan sobre sus espaldas los sueños y anhelos de quienes los apoyan en las urnas, no pueden defraudarlos, no pueden darle la espalda ni ocultarse de ellos una vez que sean elegidos, que por ese tipo de actos la democracia se debilita y gana terreno el populismo que lucra con los pobres y destruye la sociedad, muestra de ello son hermanos países que enfilaron sus pasos a estos trechos oscuros que hoy los tienen sumergidos en la miseria. Bien lo ha recordado el Papa Francisco en su mensaje por la Jornada Mundial de oración por la paz de enero de 2019, cuando señala que “la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.

Sepan que serán interpelados y deberán dar respuestas claras, fundamentadas en hechos, sobre su trabajo por Costa Rica y en particular por nuestra provincia. Limón no necesita más mentiras, Limón no quiere más promesas falsas. Limón urge de personas que se entreguen, que luchen y que se sacrifiquen y que estén dispuestas a darlo todo por las causas que nos afligen como sociedad.

Ahora todo se achaca a la pandemia, pero los limonenses sufrimos situaciones desde hace mucho tiempo, no son nuevas, solo se han agudizado y se han convertido en una herida abierta en nuestra dignidad.

Nos duele la miseria en la que sobreviven tantas de nuestras familias, la falta de oportunidades de empleo, las escuelas y colegios cayéndose o con cierres sanitarios, el alarmante tráfico de drogas que destruye el futuro de muchos de nuestros jóvenes, la inseguridad que campea en nuestras calles, la violencia intrafamiliar, el poco apoyo a los empresarios, mejoras en el sistema hospitalario, el cuidado de nuestros recursos, los migrantes, los proyectos como la nueva Ruta 32 que no avanzan y el olvido sistemático de los hermanos indígenas, en fin, nos duele la ausencia de un verdadero plan para el desarrollo humano integral de Limón.

Da pena mirar atrás y preguntarnos dónde quedó, el proyecto Limón Ciudad Puerto, las obras de gran impacto de Japdeva, o la transformación que tendría nuestra provincia con el Canon de APM Terminals (nos hablaron de una marina, de un muelle de cruceros, de un mejor aeropuerto y hasta de un nuevo ferrocarril de carga), pero son tantas las promesas incumplidas que es objetivamente difícil conservar la esperanza de que la situación pueda cambiar.

Le vendría bien a la provincia y porque no al país, sumar todas las propuestas concretas y buenas que cada uno tiene para mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes, cada uno se presenta como la solución, pues si en realidad sus intenciones son tan nobles y nos dejamos de mezquindades una vez pasadas las elecciones nos vendría a bien conjuntar, trabajar y sumar esfuerzos ¿o es que solo sirven o me pongo al servicio siempre y cuando quede electo o electa? De ser así sería esto un buen termómetro para darnos cuenta con quien podemos contar. Tengamos presente lo que nos ha dicho el Papa Francisco: “La buena política busca caminos de construcción de comunidades en los distintos niveles de la vida social, en orden a reequilibrar y reorientar la globalización para evitar sus efectos disgregantes…. con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo”[2]

A pesar de todo, mantenemos una visión positiva, porque sabemos del valor de nuestra gente para sobreponerse a las dificultades, su creatividad, emprendimiento y amor que sienten por esta tierra que los vio nacer. Gracias a ellos y ellas, los ciudadanos de esta provincia, Limón sigue adelante proyectándose al país y al mundo de una forma positiva, aportando toda su riqueza humana, cultural y natural para el desarrollo de Costa Rica. Pero se necesita mucho más apoyo.

Yo les invito a mirar a los ojos a sus hijos y preguntarse: ¿Por qué y para qué quiero ser electo o electa?, ¿por qué y para qué pido el voto en estas elecciones?, ¿estoy realmente en la capacidad de asumir la dimensión del reto que tengo por delante?, en conciencia, ¿qué me motiva a estar en la lucha política?

De las respuestas que cada uno de ustedes de a estas preguntas dependerá si Costa Rica, y Limón en particular, finalmente representa para sus habitantes un país y una provincia de oportunidades, de desarrollo, de crecimiento, de paz y bienestar. Así de trascendental es el servicio que ustedes desean asumir, ¿son conscientes de ello?

No corresponde a la Iglesia una visión técnica sobre las posibles soluciones de desarrollo, o sobre los mecanismos institucionales para lograrlo, pero sí una mirada moral y una perspectiva ética inspirada en los valores del Evangelio sobre el actuar de quienes tienen la responsabilidad de hacerlo realidad. Con tristeza puedo asegurar que hay una deuda enorme con los limonenses por parte de la clase política de nuestro país. Por el bien de todos, cambien esa historia, está en sus manos hacerlo.

Termino haciendo un llamado para que ejerzamos nuestro derecho a votar, valoremos este privilegio sin olvidar como como lo decía San Juan Pablo II “La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos[3], no se vale como ser espectador, esto no contribuye en favor del bien que todos procuramos.

Que este llamado nos una en la lucha por el único objetivo que realmente es importante: el bien de todas las personas habitantes de Costa Rica.

Que Dios los bendiga, el Espíritu Santo los ilumine y Santo Tomás Moro, proclamado Patrón de Gobernantes y Políticos interceda en sus altas responsabilidades.

 

__________________________________

Mons. Javier Román Arias

Obispo de Limón

 

[1] FRANCISCO, Encíclica Fratelli Tutti, n. 11.

[2] FRANCISCO, Encíclica Fratelli Tutti. n.188. 190.

[3] JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles laici, n. 42

Last modified on Miércoles, 20 Octubre 2021 15:06

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