Face
Insta
Youtube
Whats
Domingo, 28 Abril 2024
Suscribase aquí

Manuel Eduardo Zamora Salazar se convierte a partir de este sábado 30 de diciembre en nuevo presbítero de la Diócesis de Limón. Este día, en el que su Iglesia particular celebra 29 años de erigida, recibe la ordenación presbiteral en una solemne eucaristía presidida por Monseñor Javier Román Arias, obispo diocesano.

Manuel ha tomado como lema de ordenación el versículo 16 de 1 Jn, 4: “He conocido al Amor y he creído en Él”. Su primera misa será el lunes 8 de enero, fiesta del Bautismo del Señor, en su parroquia de origen, Sagrado Corazón de Jesús, en Guápiles.

En el marco de la Asamblea del Secretariado Episcopal de América Central, SEDAC, que tiene lugar en Guatemala, la Misa de hoy martes 28 de noviembre le correspondió presidirla a Monseñor Javier Román Arias, obispo de Limón y Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica. Compartimos íntegramente su homilía.

Estimados hermanos

Es un verdadero gusto poder compartir con ustedes algunos pensamientos que me brotan a la luz de los textos proclamados y que podrían iluminar nuestros caminar como pastores y discípulos misioneros del Señor. 

Acabamos de celebrar la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, y en ella hemos contemplado como el rostro del Resucitado toma carne en el rostro de nuestros hermanos que sufren a causa del hambre, el abandono, la migración, la pobreza, la exclusión social y tantas otras formas de “descarte”. Rostros que, como pastores vemos a diario en nuestra región, y que nos piden consuelo, ánimo, pero también el auxilio para hacer sentir su voz, la cual muchas veces se ve silenciaba por intereses de algunos, que, en vez de buscar una respuesta social integral, miran únicamente hacia sus propios intereses y voltean la cabeza, ignorando su drama y vida.  

Hoy de nuevo, como desde hace mucho, estos rostros nos piden ser su voz, “la voz de los que no tienen voz”.  Ya el Papa Francisco nos lo ha recordado en varios momentos: es necesario que toquemos la carne de Cristo en el hermano que sufre. “De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad” (EG 186).

A los 10 años de la Evangelii Gaudium no podemos olvidar que el kerygma tiene un contenido ineludiblemente social: en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros (EG 177), y además tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales (EG 180).

La lectura del libro de Daniel que acabamos de escuchar puede iluminar nuestro camino pastoral.  Todo reinado que se despreocupa de los débiles está condenado a fracasar.  La solidez se consigue fortaleciendo lo débil.  Esta idea debería llevarnos a reconsiderar nuestras propuestas pastorales desde una refrescada opción preferencial por los pobres, vista ahora a la luz del magisterio pontificio, como una verdadera categoría teológica, y por ende, como una ineludible línea pastoral.

Esto nos plantea el reto de enmarcar nuestra autoridad en el marco de la sinodalidad guiada por la caridad, lo cual fue un tema ampliamente abordado en la pasada Asamblea Sinodal.

Ya en el 2019, el Papa también recordaba a los obispos que: “La palabra autoridad significa aumentar, promover, hacer progresar. La autoridad en el pastor radica especialmente en ayudar a crecer”.  Ese ayudar a crecer, implica también el fortalecer.  Es difícil proponer y desarrollar planes pastorales cuando los “pies que nos sostienen” están debilitados.

Hoy, el templo de Cristo necesita ser reforzado.  No me refiero solo al aspecto social, que es apremiante, y consume a tantos hermanos en la desesperación; sino también a la fe, debilitada por muchos factores, y que afecta a nuestras iglesias centroamericanas con el abandono que muchos hacen de la Madre Iglesia, optando por vías alternativas, que más que respuestas y alivio, los sumen en mayor confusión y desesperanza.

Como saben, recién he publicado mi primera Carta Pastoral. Lo hice ocho años después de haber asumido porque quise tomarme el tiempo para conocer a fondo mi diócesis de Limón, en el Caribe costarricense, de modo que, en la medida de lo posible, mi palabra respondiera verdaderamente a la realidad del pueblo que pastoreo. 

De esta experiencia de encuentro, celebración, confirmación y camino, una de las cosas que concluyo es que una Iglesia fortalecida en la fe, discípula de Jesucristo Nuestro Señor, misionera, solidaria, de puertas abiertas, dispuesta al encuentro, consciente e implicada en la realidad de las familias y las comunidades, en actitud profética y samaritana, es para todos signo y herramienta de la paz verdadera que el Señor desea para sus discípulos, una paz que, lamentablemente, hemos perdido en nuestra región.

Monseñor Javier Román, Obispo de Limón, dio a conocer hoy una Carta Abierta dirigida a quienes postulan sus nombres a la Presidencia de la República y como diputados para la provincia de Limón. En ella, el pastor asegura que la clase política de nuestro país tiene una deuda con las y los limonenses, y por eso les pide compromiso y verdad.

"La impostación y la falsedad campean. Las palabras se las lleva el viento, las promesas se diluyen y la esperanza poco a poco es apagada en el corazón de quienes ansían verdaderamente un cambio de rumbo", asegura Monseñor Román en su carta.

Lo que más duele, asegura, es la ausencia de un verdadero plan para el desarrollo humano integral de Limón. Compartimos íntegro el texto de la Carta de Mons. Román.

 

Carta abierta a quienes postulan sus nombres a la Presidencia de la República y como diputados para la provincia de Limón

Como ciudadano, cristiano y pastor de la Diócesis de Limón, siento la obligación de dirigirme a cada uno de los que han presentado sus nombres para los puestos de elección popular en los comicios de febrero del año entrante 2022. Lo hago desde el fondo de mi corazón habiendo caminado de cerca con este pueblo desde el año 2015. Especialmente me dirijo a quienes aspiran a ocupar la Presidencia de la República y a quienes desean representarnos a las y los limonenses en la Asamblea Legislativa.

Nuestro país atraviesa una grave crisis que no es únicamente sanitaria o económica, es una crisis de profundas raíces antropológicas, interrelacionada e interconectada que cruza todos los campos y quehaceres humanos. Subyace una crisis de principios, de valores, de identidad, de arraigo y de sentido de la vida. Mantener esta perspectiva de largo alcance les permitirá tener no solo una visión desde la política, sino de verdaderas personas estadistas y reformadoras sociales, que son las que ocupa nuestro país.

Esta crisis, a su vez, es global, y por su naturaleza tiende a excluir más que a incluir, a separar y a alejar más que a unir y acercar. Como siempre, la peor parte la llevan los pueblos más pobres, excluidos de los beneficios del desarrollo, de la educación y las oportunidades. El Papa Francisco, en su Encíclica Fratelli Tutti lo señala con claridad: “No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”[1].

El egoísmo, la división y la mentira son manifestaciones de esta crisis. Hoy es difícil encontrar auténticos referentes de verdad, solidaridad y compasión, especialmente con quienes están siendo dejados atrás en la sociedad. Hay quienes lucran con la división de la sociedad, sacando partido de los conflictos y las controversias que vuelven enemigos a quienes deberían verse como hermanos.

La impostación y la falsedad campean. Las palabras se las lleva el viento, las promesas se diluyen y la esperanza poco a poco es apagada en el corazón de quienes ansían verdaderamente un cambio de rumbo.

Ustedes, que hoy tienen el valor de postularse para puestos de elección popular, entiendan por caridad esto: llegan a servir y no a servirse, cargan sobre sus espaldas los sueños y anhelos de quienes los apoyan en las urnas, no pueden defraudarlos, no pueden darle la espalda ni ocultarse de ellos una vez que sean elegidos, que por ese tipo de actos la democracia se debilita y gana terreno el populismo que lucra con los pobres y destruye la sociedad, muestra de ello son hermanos países que enfilaron sus pasos a estos trechos oscuros que hoy los tienen sumergidos en la miseria. Bien lo ha recordado el Papa Francisco en su mensaje por la Jornada Mundial de oración por la paz de enero de 2019, cuando señala que “la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción”.

Sepan que serán interpelados y deberán dar respuestas claras, fundamentadas en hechos, sobre su trabajo por Costa Rica y en particular por nuestra provincia. Limón no necesita más mentiras, Limón no quiere más promesas falsas. Limón urge de personas que se entreguen, que luchen y que se sacrifiquen y que estén dispuestas a darlo todo por las causas que nos afligen como sociedad.

Ahora todo se achaca a la pandemia, pero los limonenses sufrimos situaciones desde hace mucho tiempo, no son nuevas, solo se han agudizado y se han convertido en una herida abierta en nuestra dignidad.

Nos duele la miseria en la que sobreviven tantas de nuestras familias, la falta de oportunidades de empleo, las escuelas y colegios cayéndose o con cierres sanitarios, el alarmante tráfico de drogas que destruye el futuro de muchos de nuestros jóvenes, la inseguridad que campea en nuestras calles, la violencia intrafamiliar, el poco apoyo a los empresarios, mejoras en el sistema hospitalario, el cuidado de nuestros recursos, los migrantes, los proyectos como la nueva Ruta 32 que no avanzan y el olvido sistemático de los hermanos indígenas, en fin, nos duele la ausencia de un verdadero plan para el desarrollo humano integral de Limón.

Da pena mirar atrás y preguntarnos dónde quedó, el proyecto Limón Ciudad Puerto, las obras de gran impacto de Japdeva, o la transformación que tendría nuestra provincia con el Canon de APM Terminals (nos hablaron de una marina, de un muelle de cruceros, de un mejor aeropuerto y hasta de un nuevo ferrocarril de carga), pero son tantas las promesas incumplidas que es objetivamente difícil conservar la esperanza de que la situación pueda cambiar.

Le vendría bien a la provincia y porque no al país, sumar todas las propuestas concretas y buenas que cada uno tiene para mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes, cada uno se presenta como la solución, pues si en realidad sus intenciones son tan nobles y nos dejamos de mezquindades una vez pasadas las elecciones nos vendría a bien conjuntar, trabajar y sumar esfuerzos ¿o es que solo sirven o me pongo al servicio siempre y cuando quede electo o electa? De ser así sería esto un buen termómetro para darnos cuenta con quien podemos contar. Tengamos presente lo que nos ha dicho el Papa Francisco: “La buena política busca caminos de construcción de comunidades en los distintos niveles de la vida social, en orden a reequilibrar y reorientar la globalización para evitar sus efectos disgregantes…. con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo”[2]

A pesar de todo, mantenemos una visión positiva, porque sabemos del valor de nuestra gente para sobreponerse a las dificultades, su creatividad, emprendimiento y amor que sienten por esta tierra que los vio nacer. Gracias a ellos y ellas, los ciudadanos de esta provincia, Limón sigue adelante proyectándose al país y al mundo de una forma positiva, aportando toda su riqueza humana, cultural y natural para el desarrollo de Costa Rica. Pero se necesita mucho más apoyo.

“Como en los tiempos de la Colonia”, fue la reacción de una seguidora en redes sociales cuando se sorprendió de ver las condiciones en las que sobreviven las familias de Isla Calero, en la Diócesis de Limón.

Hasta esta parte extrema de nuestro país, colindante con Nicaragua y escenario de fuertes disputas políticas recientes entre ambos gobiernos, llegó el pasado jueves 28 de mayo el Obispo de Limón, Monseñor Javier Román, y un grupo de colaboradores de la Parroquia de Santa Rita de Casia, en Pococí, a la cual pertenece Isla Calero.

La intención de la gira fue entregar diarios de alimentos a las familias de la comunidad, que fueron donados por la Asociación Obras del Espíritu Santo, instalar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que ese convertirá en el patrono y protector del pueblo, y celebrar la Santa Misa con los pobladores, pues, dadas las difíciles condiciones de acceso, es muy poca la posibilidad que tienen de vivir la Eucaristía.

Con una misa en la Parroquia Patriarca San José de Siquirres hoy martes 16 de febrero, la Diócesis de Limón celebró 100 años de erigida, en aquel momento como Vicariato Apostólico y más adelante propiamente como Iglesia particular.

La Eucaristía fue presidida por el obispo local Monseñor Javier Román, junto al clero diocesano, religiosas, religiosos y laicos. A causa de la pandemia, la celebración fue transmitida por redes sociales para que más personas pudieran unirse.

En su homilía, Monseñor Román recordó que Siquirres es el centro geográfico de la diócesis, razón por la cual se eligió para la celebración como señal de comunión diocesana. La comunidad tiene a San José como patrono, y estamos viviendo el Año de San José querido por el Papa Francisco, por lo que también la Misa tuvo ese carácter especial.

“Es por esta tierra bendita donde entra la fe a nuestra Patria, recordemos que la primera Eucaristía en lo que ahora es el territorio nacional se celebró frente a las costas de Puerto Limón, en 1502. Desde entonces aquella semilla del Evangelio fue plantada y hace cien años dio fruto en el origen del Vicariato Apostólico, precursor inmediato de nuestra diócesis”, reseñó el obispo.

“La memoria histórica nos lleva  a  recordar  en este centenario a  las personas y los acontecimientos de los que se sirvió Dios para que también en este lugar estuviera su Pueblo santo, el Cuerpo de su Hijo, la morada de su Espíritu. Aquí está la Palabra, lámpara que ilumina los pasos de los hombres; aquí está la gracia de los sacramentos, que participan la fuerza salvadora de la Pascua; aquí está el amor que vino desde el cielo con el Espíritu Santo que se nos ha dado; aquí está la misión que nos lleva, como hemos recordado en el Evangelio, a hacer discípulos y a sumergirlos en el misterio de la Santa Trinidad”, agregó.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad