“Las conversaciones con las autoridades de Italia y del Vaticano nos han permitido repasar la agenda regional de América Latina, ver cuáles son esos retos y desafíos para poder colaborar en ese mensaje, que es un mensaje no solamente de esperanza sino un mensaje de visión, de ilusión y de pasión por un mundo mejor”, dijo Solano, en declaraciones recogidas por la agencia informativa Vatican News.
En relación al intercambio de experiencias y propuestas en relación a la recuperación económica y social tras la pandemia, el diplomático afirmó que la pandemia del Covid-19 vino a desnudar una realidad que estaba presente en la Agenda de América Latina, que es precisamente los altos niveles de inequidad.
Cuando hablamos de inequidad, explicó, “vemos que hay una afectación primordial sobre poblaciones vulnerables, me refiero básicamente a poblaciones afrodescendientes, aborígenes, a mujeres solas de hogar, a grupos de ciudadanos que no han tenido acceso a servicios básicos como educación, salud, y vivienda”.
Según el canciller, la pandemia más bien nos debe ofrecer a nosotros una oportunidad para reencontrarnos con modelos de desarrollo que, más que nos presenten estadísticas, pongan al ser humano como el centro de toda su acción y cómo se ha señalado, que nadie se quede atrás.
“Ese ha sido el norte de nuestras conversaciones, conversaciones que yo tengo que definirlas como muy pragmáticas, porque los países hemos entendido que bajo la sombrilla de la cooperación internacional y la solidaridad, podemos abordar temas urgentes como son: buscar un financiamiento para la adaptación por el cambio climático, pero también que los países de renta media, que tenemos nuestros presupuestos fiscales sumamente estrechos a raíz de haber destinado recursos a atender la pandemia, podamos obtener recursos financieros frescos que nos permitan alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible”, agregó.
Encuentro con dos momentos
Finalmente, Solano dijo que su visita tuvo dos momentos: uno de orden multilateral y otro bilateral. Multilateral en la propia X Conferencia, y bilateral con las autoridades italianas en donde también se reunió con el Canciller italiano, Luigi Di Maggio y acordaron elevar la relación diplomática entre Italia y Costa Rica a una alianza estratégica.
Pero también destacó que hay un componente de relación entre Estados, entre la Santa Sede y Costa Rica: “tuve dos reuniones tanto con el Cardenal Parolin, como también con Monseñor Gallagher (Mons. Paul Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede), para conversar ampliamente sobre agendas comunes. Compartimos no solamente los principios cristianos del bien común sino también los principios universales como la democracia, los derechos humanos, la libertad de expresión y sobre todo, entender que en el día de hoy, en pleno siglo XXI, lo más importante es el ser humano y poner al ser humano en el centro de todas nuestras acciones”.
Las conversaciones, prosiguió el diplomático, con las autoridades del Vaticano, “nos han permitido también repasar la agenda regional de América Latina, ver cuáles son esos retos y desafíos y como la Santa Sede con su liderazgo, con la orientación del Santo Padre, podemos también colaborar en ese mensaje, que es un mensaje no solamente de esperanza sino un mensaje de visión, de ilusión y de pasión por un mundo mejor”.
Cuestionado sobre cuál es su mensaje para los pobladores de Costa Rica después de estos encuentros, Solano dijo que el hecho de que Costa Rica, un país de cinco millones de habitantes, “he podido comprobar que está en el corazón de las autoridades de la Santa Sede, que se nos reconocen como un país amante de la paz, comprometidos con el desarrollo sostenible y que también tenemos una obligación irrenunciable que es colaborar y liderar por un mundo mejor en donde, repito, el ser humano, los valores universales, sean esa autopista que nos conduzcan al desarrollo común”.