Sin embargo, cabe mencionar que las reliquias no son “amuletos” ni tienen “poderes mágicos”. De hecho, la Iglesia advierte sobre los riesgos de caer en excesos, abusos o supersticiones, que en vez de acercar pueden alejar a las personas de Dios.
Por supuesto, es común escuchar relatos de personas que aseguran haber recibido una gracia después de tocar alguna reliquia. Si bien un trozo de hueso no puede curar a una persona, Dios si puede valerse de eso para sanar a alguien.
Dios Padre no necesitaba darle una vara a Moisés para hacer milagros, no obstante, se valió de ambos para manifestar su poder y gloria. También Jesús dice al a mujer que tocó su manto y se curó: “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad” (Mc 5, 34).
Las reliquias en la Iglesia han recibido siempre una especial veneración y atención porque el cuerpo de los beatos y de los santos, destinado a la resurrección, ha sido en la tierra el templo vivo del Espíritu Santo y el instrumento de su santidad, reconocida por la Sede Apostólica mediante la beatificación y la canonización, de acuerdo con la Instrucción: “Las Reliquias en la Iglesia: Autenticidad y Conservación”.
Las reliquias “deben ser conservadas y honradas con espíritu religioso, evitando cualquier forma de superstición y de comercialización”. Instrucción: Las Reliquias en la Iglesia: Autenticidad y Conservación.
Prohibida su venta y comercialización
La Iglesia prohíbe la venta y comercialización de reliquias sagradas. De igual manera, estas deben ser siempre avaladas por una autoridad eclesiástica y decorosamente conservadas.
Lamentablemente, a lo largo de la historia han existido abusos. En la Edad Media se cometieron toda clase de excesos, por lo que la Iglesia debió establecer medidas estrictas.
En la actualidad, a través de Internet se “venden” todo tipo de “reliquias sagradas”, sobra decir que la grandísima mayoría (sino todas) son falsas. Desde una supuesta corona de espinas con la sangre de Cristo hasta un cepillo con cabellos de la Virgen María. Los precios incluso pueden alcanzar miles de dólares y no faltan quienes están dispuestos a pagar.
En la plataforma eBay usted puede encontrar que subastan una reliquia que según dicen albergó los bigotes de San Nicolás. Cosas por el estilo.
También hay quienes “regalan” reliquias, pero terminan por convertirlas en simples objetos comercializables o coleccionables, ya sea que las “regalen” por la compra de un relicario o por medio de alguna otra artimaña comercial.
De hecho, una persona podría visitar la tumba de un beato o un santo, frotar un trozo de tela encima y convertirlo en una reliquia de tercer grado. Hasta ahí no hay inconveniente, el problema es cuando decide cortar pedacitos de esa tela y “ofrecerlos” por la compra de algún otro objeto.
Tampoco son amuletos
Las reliquias tampoco deben ser usados como amuletos. El Catecismo de la Iglesia Católica, en su numeral 2111, señala que la superstición es la desviación del sentimiento religioso.
Esto puede perjudicar el culto que se da al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Es decir, cuando se atribuye a una oración o a un objeto por sí solos, un poder o una eficacia, y se prescinde de la disposición interior.
Por otro lado, sí están permitidas diversas formas de devoción popular, como el beso de las reliquias, el adorno con luces y flores, la bendición impartida con ellas, procesiones, llevarlas a los enfermos para confortarlos, (las cuales) se deben realizar con gran dignidad y por un auténtico impulso de fe”, según menciona el Directorio sobre piedad popular en su Numeral 237.
“En cualquier modo, (las reliquias) deben ser conservadas y honradas con espíritu religioso, evitando cualquier forma de superstición y de comercialización”, señala la Instrucción mencionada.
¿Puede usted tener una reliquia?
La respuesta es sí, un fiel puede tener una reliquia en su casa. La cuestión es la manera cómo se obtiene y se conserva. Por esa razón, las reliquias deben estar avaladas por una autoridad eclesiástica y contar con el documento que la respalda como auténtica (conocido como authentico).
Las personas pueden obtener una reliquia a través del Postulador de la causa de ese santo o beato, del Superior de alguna orden, de un Vicario del Vaticano o de un obispo, por mencionar algunos ejemplos.
De igual forma, quien posee una reliquia debe tenerla decorosamente conservada. La Instrucción Las Reliquias en la Iglesia: Autenticidad y Conservación establece pautas claras en ese sentido. Dicho documento puede ser consultado en www.vatican.va
Procedencia de las reliquias
-Corporis: del cuerpo.
-Ex capillus: del cabello.
-Ex ossibus: de los huesos.
-Ex carne: de la carne.
-Ex indumento: de la ropa.
-Ex cineribus: de las cenizas.
-Ex praercordis: del estómago o los intestinos.
-Ex pelle: de la piel.
-Ex bireto: del birrete.
-Ex tela serica quae tetigit cor: de tela de seda que ha sido tocada al corazón.
-Arca mortuaria: la caja mortuoria.
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