El Hogar Baik fue fundado en 1995 por Mons. Román Arrieta, entonces Arzobispo de San José, gracias a una importante donación del empresario coreano, Sung Hank Baik, junto al apoyo de otros colaboradores. Se ubica en la ciudad de Cartago, en el distrito de Guadalupe.
Durante una visita al país, el señor Baik manifestó su intención de ayudar a los necesitados de América Latina y aunque creía que Costa Rica era un país sin problemas sociales muy pronto se convenció de lo contrario y de esta manera, con la colaboración de autoridades religiosas y políticas de la época, inició un proyecto a favor de los niños en riesgo social.
La iglesia ofreció un terreno propiedad de las temporalidades ubicado en Guadalupe de Cartago el cual fue comprado por el Sr. Baik, quien luego el contrató la construcción del edifico y cuando estuvo terminado se le dio el equipo y mobiliario necesario para su operación.
La obra nació con el objetivo de que esos niños, que por algún motivo fueron declarados en abandono, puedan encontrar en la Iglesia una madre amorosa que les brinde una oportunidad de desarrollarse integralmente como seres humanos.
La administración del Hogar quedó a cargo de las Hermanas Misioneras de la Asunción, quienes contaban con una vasta experiencia en el Hogar Cristiano de Puntarenas, donde se atienden niñas en riesgo social.
Un Reino de Dios pequeñito
La hermana Grace explica que la idea es ofrecer a los niños un hogar, no un albergue, donde no solo reciben alimento y vestido, sino amor y cariño. En medio de la formación integral, la parte espiritual juega un papel muy importante, pues se les transmite que hay alguien que los ha amado desde siempre y piensa en ellos siempre, que Dios los ama y que ellos tienen un lugar en el mundo.
Al principio, los pequeños cuando ingresan notan una dinámica muy diferente a la que estaban acostumbrados. Se hace una oración antes de cada comida y antes de dormir. Hay momentos para jugar, para estudiar o para ver televisión.
La hermana Grace afirma que poco a poco se involucran en la dinámica y hasta son ellos quienes toman la iniciativa de proponer un juego o de ir a la Capilla. Son particularmente enriquecedoras las celebraciones como Pascua, Navidad y fiestas marianas.
La religiosa expone que muchas veces se trata de ver las cosas extraordinarias en lo ordinario: Un chico que tímidamente se acerca a pedir un vasito de leche todas las noches o un bebé prematuro al que hay que cambiarle los pañales. Ahí está Cristo. “Se trata de construir el Reino de Dios en un espacio pequeñito”, dice la directora.
Muchos niños se quedan con un recuerdo especial de su estancia en este Hogar y años más tarde, incluso ya adultos, vuelven para agradecer y recordar el tiempo que pasaron aquí.
Los interesados en colaborar con esta misión, ya sea de manera económica o voluntariado pueden llamar al teléfono: 2591-2794 o 2552 -270. O bien pueden visitar: www.hogarbaik.org
¿Quién es el Señor Baik?
Sung Hak Baik, nacido en Manchuria, China en 1940, se mudó a Corea del Norte con su madre luego de la muerte de su padre. Su madre le cuidaba pero fue puesto a la fuerza en un bote y enviado a Corea del Sur debido a la invasión de las tropas chinas. A los 10 años se convirtió en un niño huérfano y sin hogar.
En Corea del Sur y con la guerra, el niño Baik sobrevivió gracias a la ayuda y el cariño de un soldado norteamericano que le salvo la vida y le habló sobre los valores cristianos y espirituales, a quien él llamaba Bill. Sin la posibilidad de ingresar a la escuela por ser huérfano y no tener hogar, fue contratado por una fábrica de sombreros como misceláneo, como era esforzado y diligente fue promovido a ventas y 2 años después administraba 2 fábricas.
El 5 de febrero de 1959 abre su propio negocio con una tienda de sombreros en una calle muy transitada y debido al éxito de estos se traslada a un local mas grande donde desarrollaba nuevos productos gracias a diseños que observaba en los catálogos de los soldados americanos. Es en 1964 que inicia la exportación con ventas a Japón, un año después y gracias a la excelente calidad del producto se inician las primeras exportaciones a Estados Unidos.
Durante la guerra de Corea y en medio del fuego del enemigo Baik rezó y le dijo a Dios que si le permitía seguir vivo en este sitio construiría un nido de tranquilidad y amor para los desafortunados como él, sueño y promesa que se vieron cumplidos en obras que aún hoy siguen cumpliendo este objetivo.