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Un camino para sanar la herida espiritual de las víctimas de abuso

By Octubre 28, 2025
Un camino para sanar la herida espiritual de las víctimas de abuso Conaprome

Para ayudar a las víctimas a recuperar su fe en Dios es necesario que primero haya justicia. Es el mensaje del Pbro. Luis Alfonso Zamorano, misionero chileno-español, experto en acompañamiento para víctimas de abusos en entornos eclesiales, quien estuvo en el país para participar del IV Congreso Nacional de Prevención de Abusos, celebrado del 15 al 18 de octubre.

El Padre Zamorano pertenece a la Congregación Verbum Dei, posee un Máster en acompañamiento Psicoespiritual de la Universidad San Alberto Hurtado y ha acompañado a víctimas de abuso sexual durante más de 22 años.

El también psicólogo conversó con la emisora de la Diócesis de Ciudad Quesada, Radio Santa Clara 550 AM, sobre su labor pastoral. Contó que empezó su misión con víctimas de abuso sexual en contextos familiares. Esto lo sensibilizó y lo llevó a profundizar en el tema.

Justo cuando presentaba su tesis de Maestría en Psicología, sobre acompañamiento a víctimas de abuso sexual, en Chile estallaron una serie de casos de este tipo cometidos por clérigos católicos, como el caso Karadima.

Esto lo sensibilizó aún más, sobre todo, con la necesidad de que la Iglesia no viera esto como ataques en su contra, sino que hiciera frente a esta problemática. Escribió un libro sobre el tema y, a raíz de esto, muchas víctimas se acercaron a él. “En estos últimos seis años no hay día en que no hable con una víctima”, comentó.

Apuntó que cuando el que abusa es un representante de Dios, de alguna manera este es un individuo que representa lo sagrado, la mediación con la divinidad, como lo es un sacerdote o un consagrado o un catequista. Detalla, además, que el abuso no es solo el acto concreto, ya que casi siempre viene va precedido de un abuso de conciencia, de manipulación y abuso espiritual.

Entonces -expone-, el abusador parece que hace esto en nombre de Dios, con argumentos pseudo espirituales y en contextos religiosos. “Aquel que tenía que acercarte a Dios, termina por convertirse en tu trampa”, señaló.

Esto provoca que la víctima asocie a Dios como un cómplice con el abuso y el abusador. Y agregó: “La imagen de Dios sufre un abuso en su identidad, porque ya no es el Dios amor, sino que es el dios abusador, explotador”.

Sumado a esto, si cuando este tipo de casos salen a la luz, la Iglesia no se presenta como “una iglesia-madre que acoge, que cree, que acompaña y que repara a sus víctimas”, pues “nuevamente pareciera que Dios no está de mi parte”.

Una reparación integral

A la pregunta: ¿Cómo restaurar esa fe en alguien que ha sido así herido? El psicólogo responde que la fe consiste en confiar, pero si el abuso ha sido justamente una traición a la confianza, ahí hay una herida que necesita ser sanada.

Zamorano señala que hay víctimas que siguen creyendo en Dios pero han dejado de participar en la Iglesia. Mencionó la frase de una víctima, Mary Collins, quien decía que los mismos dedos que abusaban de su cuerpo eran los mismos que luego le daban la Eucaristía.

“Yo voy llegando a la conclusión de que el único camino para que las víctimas recuperen la fe, si es que algún día la recuperan, y ojalá vuelvan a la Eucaristía y a participar de la Iglesia, es que haya justicia”, declaró.

El sacerdote añade que no solo habla de justicia canónica o divina, sino de justicia a nivel civil, en esos casos donde se pueda aplicar todo el peso de la Ley. Incluso, habla de una justicia integral, en la cual haya un reconocimiento del daño y el dolor, para que las víctimas sean reconocidas, se conviertan en sobrevivientes y se desarrollen en la vida.

“Si yo todavía sigo sin darles ese estatus, ese reconocimiento, porque minimizo los hechos, porque digo que aquello no fue para tanto, pues evidentemente no les doy la oportunidad de reconocer su dolor”, expresó.

El Padre Zamorano detalla que cuando él habla de una reparación integral, no se refiere a simplemente una indemnización económica para las víctimas. Enfatiza en que es necesario un proceso de sanación, acogida, escucha, visibilización, honrar la memoria de las víctimas y ofrecer garantías de no repetición.

Y también aclara que debe haber una pena para el agresor o para quienes lo encubrieron. Pero -por ejemplo- si el abusador es enviado a otra parroquia, si es reconocido y hasta se le premia, entre otras cosas similares, pues ahí no hay justicia y no va ayudar a la sanación.

“No basta con dar una ayuda económica y, encima, poner una cláusula de confidencialidad, donde dice que no se puede contar lo ocurrido. Eso no sería reparación”, sentenció.

También, se refirió a que hay quienes acusan a las víctimas de buscar dinero. Sobre esto, no negó que pueda pasar que haya abogados, por ejemplo, con deseos de lucrar con el sufrimiento ajeno. “Lo he visto”, aseguró.

Pero, por otro lado, reafirmó que la justicia restaurativa integral inevitablemente conlleva una reparación económica y enumeró una serie de consecuencias que puede sufrir una persona (psicológicas, sociales, personales, económicas, profesionales…) durante su vida, a causa de haber sido víctima de abusos sexuales. Asimismo, es necesaria “una compensación por daños morales y espirituales, que no tiene precio, porque el dolor aquí no tiene precio. Nunca va a ser suficiente”.

El experto manifestó que no puede haber una verdadera reparación si no hay una preocupación sincera por el bienestar de la víctima, por: “¿Cómo estás? ¿En qué te podemos ayudar? Eso solo se puede hacer en el tú a tú, mirando a la víctima a los ojos y preguntándole que le ayudaría para cerrar su herida”.

 

Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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