Recientemente, se publicó el libro Nuevas Cartografías para comprender la Costa Rica del Siglo XXI, producto del trabajo interinstitucional entre la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, desarrollado entre 2023 y 2024. Sus autores son los investigadores Carlos Sandoval, Karla Barrantes, Brayan Rodríguez y Carolina Sánchez.
La publicación recopila una serie de datos sobre cuatro temas fundamentales: demografía, economía, cultura y política. También busca generar respuestas y propuestas ante estas realidades. Justamente, una de las sugerencias que brinda es la conformación de un gran pacto social entre diversos sectores en cuestiones fundamentales.
Desafíos y oportunidades
Nacen menos niños y hay más adultos mayores. En el apartado de demografía, se hace hincapié en lo que denominan una ultrabaja natalidad. Justamente, Costa Rica es el segundo país de Latinoamérica con la tasa de fecundidad más baja de Latinoamérica (1,19 hijos por mujer), siendo solo superado por Chile.
Los factores que explican esto están relacionados con temas educativos, culturales y laborales. De acuerdo con el documento, el incremento de la escolaridad, especialmente de las mujeres, provoca que muchas decidan postergar el nacimiento del primer hijo.
A esto se suma la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, “en un contexto caracterizado por la ausencia de un sistema público de amplia cobertura que asegure el cuido de niños y niñas”. Así como al uso de anticonceptivos.
Por otro lado, la población adulta mayor pasó de un 9,09 % en 2015 a un 13,63 % en 2022 y alcanzará el 20 % de la población en el año 2040. Igualmente, la esperanza de vida pasó de 77,82 años en el año 2000 a 81,02 en el 2023.
Esto trae consigo varios retos en temas de cuidado de los niños más pequeños y los adultos mayores. Pero también en ámbitos como el empleo, la economía, la seguridad social y, particularmente. el sistema de pensiones, pues hay cada vez un menor número de trabajadores que cotizan frente a un aumento de jubilados.
Esto se vuelve más delicado aun, si se toma en cuenta que un importante número de personas adultas mayores, en su mayoría, no logró cotizar para una pensión, lo que limita sus posibilidades de bienestar y autonomía en esta etapa de su vida. De hecho, el trabajo informal en Costa Rica ronda el 37%, según la más reciente Encuesta Continua de Empleo, realizada por el INEC.
De igual manera, la lenta disminución de la población en edad de trabajar podría provocar un encarecimiento de servicios en sectores clave de la economía.
Pero no se trata solo de desafíos, también hay oportunidades. En el campo educativo, por ejemplo, al haber menos personas en primaria y secundaria sería posible incrementar la inversión por cada estudiante y así mejorar la calidad de la educación pública. De esta forma, se podrían revertir los indicadores de rezago educativo que ha presentado el país en los últimos años.
El Padre Edwin Aguiluz, secretario ejecutivo de Pastoral Social Cáritas, destacó la riqueza de la recopilación de los datos, pues no solo son útiles para las instituciones estatales y para la creación de políticas públicas, sino para el trabajo a nivel social de la Iglesia.
Un dato sobre el que llamó la atención es que en Costa Rica un 45% de las familias son uniparentales, la gran mayoría liderados por mujeres. Por esta razón, la Iglesia a nivel social y pastoral, debe cuestionarse si el acercamiento y el acompañamiento a este tipo de familias es el más adecuado, y cómo podría responder de manera efectiva a sus necesidades humanas y espirituales.
Por su lado, el Padre David Solano, delegado episcopal para Cáritas Arquidiocesana y sociólogo, resaltó la importancia de reflexionar sobre los cambios sociales, la necesidad de que la Iglesia comprenda esto y sepa responder a los tiempos actuales.











