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Jueves, 02 Mayo 2024
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El año 2020 nos hereda un panorama que a cualquier persona deja perplejo por los fallecimientos, contagios y las consecuencias económicas en los hogares de los costarricenses por la  pandemia mundial. Sin embargo es valioso mirar esto como una oportunidad que nos hizo bajar la intensidad de nuestras revoluciones, la prisa, el frenesí de la vida cotidiana y nos posiciona frente a nosotros mismos con toda crudeza: el Covid-19 nos ha desnudado como sociedad y como sujetos.

Mi último año de seminario no fue fuera del seminario, todo lo contrario, se desarrolló en lo más profundo de su corazón, en el seno de la Iglesia, en la incertidumbre y angustia del pueblo y en la fe que ha acompañado cada uno de los momentos difíciles de este complicado e histórico año 2020.

Muchas veces en la experiencia pastoral en las parroquias o en conversaciones con algunas personas que querían saber acerca del seminario brotaba la pregunta: ¿Qué es un seminarista? A manera de chiste, como para romper el hielo, yo respondía: pues es alguien que vive en un seminario. Este 2020 hizo que esa respuesta dejara de ser obvia y, más bien, pasó a ser incorrecta. La situación sanitaria que hemos vivido nos obligó a replantear la figura de seminario y, aunque en cierta manera ya sabíamos que este era mucho más que el lugar donde vivíamos, nos llevó a concretizar la experiencia de formación sacerdotal lejos del edificio que llamamos de esa manera. Dice el Papa San Juan Pablo II en la exhortación apostólica post sinodal Pastores Dabo Vobis que “el seminario, que se representa como un tiempo y un espacio geográfico, es sobre todo una comunidad educativa en camino…” (PDV 60).

Esta afirmación nunca había sido tan explícita como en el contexto en que nos encontramos durante este año. A lo largo del país, los seminaristas y formadores, tuvimos que constituir una comunidad sin prestar atención a las distancias geográficas en nuestras casa, parroquias asignadas o en los mini-seminarios diocesanos y continuar nuestra educación construyendo el camino a medida que íbamos avanzando. Al fin de cuentas ese ha sido el reto en muchos ámbitos, incluido el eclesial.

Ahora bien, esto toma otro matiz tratándose del último año de la formación inicial (mi caso y el de otros 12 compañeros). Durante el tiempo de formación la ilusión por llegar al ansiado último año crece con cada generación que se despide. Los últimos días de seminario son el marco de pequeñas despedidas de los distintos niveles formativos. Las últimas clases y exámenes forman parte de la celebración. La última eucaristía, la cena de despedida y hasta la última “mejenga” son elementos del final del proceso que se añoran y que todos los que pasamos por la casa de Paso Ancho esperamos vivir.

A todo esto, nosotros, la generación del 2020, tuvimos que renunciar. Sin embargo, como hemos escuchado o dicho a lo largo del tiempo de pandemia, el virus vino a enseñarnos qué era lo verdaderamente importante y esencial de la vida y, en nuestro caso, lo realmente necesario de la formación sacerdotal.

Continúa en el Vaticano la campaña de vacunación, que comenzó en la mañana del miércoles 13 de enero tras la llegada del suero. Tanto el Papa Francisco como el emérito Benedicto XVI ya han recibido la primera dosis de la vacuna.

“Puedo confirmar que, como parte del programa de vacunación del Estado de la Ciudad del Vaticano”, dijo el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, respondiendo a las preguntas de los periodistas, “a hoy la primera dosis de la vacuna para el Covid-19 ha sido suministrada al Papa Francisco y al Papa Emérito”.

Un mensaje urgente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica fue dado a conocer hoy miércoles 23 de diciembre: los obispos del país expresan su preocupación por el agravamiento de la pandemia de Covid-19 y por la saturación de los servicios de salud. A continuación el comunicado:

 

Seamos muy cuidadosos y solidarios

 

Como pastores de la Iglesia vemos con dolor el aumento de casos de personas contagiadas por COVID-19, alrededor de 160.000 en total. Recientemente, también se superaron las 2.000 muertes por esta enfermedad. Nos preocupa de manera particular la saturación de los hospitales y el difícil panorama ante la poca disponibilidad de camas para pacientes críticos.

A las puertas de la Natividad del Señor, pensemos que la encarnación de Jesús es la muestra máxima del amor y solidaridad de Dios. Seamos nosotros solidarios también; por ello es necesario ser conscientes de nuestros actos. Depende de cada uno que podamos contribuir para mitigar los efectos de la pandemia y prevenir más contagios. ¡Hagamos que nuestros actos salven vidas!

Continuamos en tiempo de pandemia, y aunque algunas medidas se han flexibilizado, es importante seguirnos cuidando tanto física como emocionalmente.

Como explica la psicóloga Rocío Pastor, del INCAE Bussines School, nadie en la vida se prepara para sobre llevar una crisis, hasta que se ésta en ella, nadie se escapa de esto, y nadie tiene una inmunidad en tiempo de crisis. Pero las crisis, suelen sacar lo mejor de cada una de las personas, inclusive, en estos tiempos de pandemia muchos que han perdido su trabajo se han atrevido hacer emprendimientos, sacando lo mejor de sí.

Hoy les presentamos, las últimas cinco recomendaciones sobre salud mental, ansiedad y control de emociones en tiempos de Covid-19.

 

Recomendación #11

Solidarízate

 

Sé parte de la solución, ayudando o honrando a quienes están en las trincheras luchando por salvar vidas (médicos, enfermeras, personal sanitario en general) o a quienes hacen posible que estemos abastecidos de medicamentos, alimentos y otros recursos vitales. No te enfoques en que no puedes salir sino en la razón por la que debemos permanecer el mayor tiempo posible en nuestra casa. Participa en todos los actos solidarios que puedas. Evita conscientemente convertirte en víctima de la situación que estamos viviendo. No te quejes por estar en casa. Por no poder salir. Por no hacer lo que quieres o aquello a lo estás acostumbrado. Pocas veces tendremos la posibilidad ayudar a salvar vidas, solamente con permanecer en nuestros hogares.

 

Recomendación #12

Agradece

 

Demostrar nuestro agradecimiento es mucho más que pronunciar la convencional palabra “gracias”. Es mostrarle a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho por nosotros o lo que nos ha dado. Cuando eres agradecido tu energía aumenta, tus emociones son más positivas, tu estado de ánimo mejora y tu felicidad aumenta porque te das percatas de todo lo bueno que te ha sucedido o de lo que otros han hecho por ti.

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