Sobre su estancia entre nosotros, hay que decir que una vivió toda su vida en nuestro país (nació y murió), nueve vivieron durante un tiempo en esta tierra y aquí cumplieron parte de su misión apostólica y ocho sólo estuvieron en breves visitas.
Junto al nombre de cada uno de ellos se indica su fecha de nacimiento y muerte (entre paréntesis), su vocación específica, las fechas de su estancia en Costa Rica y la etapa del proceso en que se encuentra.
Por ser una presentación tan sucinta, se le ha dado a esta nota el sugestivo nombre de “entrada de santos”, evocando esos bellos desfiles procesionales que se hacen en nuestros pueblos. Quise titularlo así ya que, por ahora sólo se hará una enumeración, a modo de un “desfile literario”.
Esos dieciocho testimonios de santidad que han pisado nuestro suelo son:
- Venerable Antonio Margil de Jesús (1657-1726). Franciscano. Vivió en Costa Rica, como misionero en Talamanca entre 1689 y 1691. Volvió en 1703 y 1706. Declarado venerable en 1836.
- Beata Encarnación Rosal (1820-1886). Bethlemita. Vivió en Costa Rica entre 1877 y 1884. Beatificada en 1997.
- Santa Francisca Javier Cabrini (1850-1917). Fundadora de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón. Hizo dos breves escalas, en Puntarenas en 1891 y en Limón en 1895. Canonizada en 1946.
- Siervo de Dios Giovanni Cagliero (1838-1926). Obispo salesiano. Vivió en Costa Rica entre 1908 y 1915 como delegado apostólico para América Central. Su proceso de canonización inició en 1988.
- Beato German Caballero Atienza (1880-1936). Dominico. Vivió en Costa Rica, entre 1914 y 1916. Mártir en la guerra civil española. Beatificado en 2007.
- Beato Luis F. Arenas (1892-1936). Dominico. Vivió en Costa Rica entre 1923 y 1927. Mártir en la guerra civil española. Beatificado en 2007.
- Beato Domingo de San Pere de Riudebitlles (1882-1936). Capuchino. Vivió en Costa Rica entre 1913 y 1930. Mártir en la guerra civil española. Beatificado en
- Beato Federico de Berga (1885-1937). Capuchino. Vivió en Costa Rica entre 1918 y 1921, en Cartago. Mártir en la guerra civil española. Beatificado en
- Beato Remigio de Papiol (1885-1937). Capuchino. Vivió en Costa Rica entre 1924 y 1927. Mártir en la guerra civil española. Beatificado en
- Beata sor María Romero Meneses (1902-1977). Hija de María Auxiliadora. Vivió en Costa Rica desde 1931 hasta su muerte. Beatificada en 2002.
- Sierva de Dios Margarita Diomira Crispi (1879-1974). Fundadora de las Religiosas Oblatas al Divino Amor. Visitó Costa Rica unas seis veces entre 1937 y 1960. Su proceso de canonización inició en 1996.
- Sierva de Dios María Isabel Acuña Arias (1941-1954). Laica. Nació, vivió y murió en nuestro país. Su proceso de canonización inició en 2018.
- San Alberto Hurtado Cruchaga (1901-1952). Jesuita. Visitó Costa Rica en 1945. Canonizado en 2005.
- Beata María Inés Teresa Arias (1907-1981). Fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento. Estuvo en Costa Rica nueve veces entre 1959 y 1980. Beatificada en 2012.
- Venerable Eduardo Pironio (1920-1998). Obispo. Estuvo en Costa Rica unas tres veces entre 1971 y 1984. Declarado venerable en 2022.
- San Óscar Romero Galdámez (1917-1980). Obispo. Estuvo en Costa Rica al menos en 1979. Canonizado en 2018.
- San Juan Pablo II (1920-2005). Papa. Visitó nuestro país en 1983. Canonizado en 2014.
- Santa Teresa de Calcuta (1910-1997). Fundadora de las Misioneras de la caridad. Estuvo en Costa Rica en 1988. Canonizada en 2016.
Por una razón metodológica, en este listado se incluye sólo a quienes se les ha introducido una causa de canonización. Es decir, no se cuentan personas que murieron con fama de santidad, pero a las cuales todavía no se les ha iniciado oficialmente el estudio (tales como fray Casiano de Madrid, el padre Fernando González Saborío y el padre Roberto López Varela, entre otros). Quiera Dios que pronto se haga.
No se puede asegurar que esta presentación sea exhaustiva. Más bien, podría decirse que es una lista preliminar que se puede ampliar y enriquecer con la colaboración de los lectores que sepan de otros casos similares. En caso de conocer alguno más, les agradecería si me lo hicieran saber para incorporarlo a la lista.
Con el favor de Dios, espero en las próximas semanas compartir con los lectores una breve reseña de algunos de ellos (especialmente los menos conocidos), centrada principalmente en lo que atañe a su presencia en nuestro país.
