La reconstrucción de Gaza no puede hacerse sin los gazatíes, es su tierra y no pueden ser despojados de ella. Quienes no pueden vivir en la impunidad ni tener parte en ningún espacio de poder son los terroristas y todos los que, en este conflicto, hayan violado el derecho humanitario. La justicia no es incompatible con la paz, por el contrario, es su requisito indispensable.
Un anuncio similar deseáramos compartir sobre el conflicto en Ucrania, que lejos de disminuir, alcanza nuevos escenarios de violencia y odio.
En este punto, quisiéramos poner en la mesa otra realidad de violencia, silenciada por los medios de comunicación, pero que se agudiza actualmente de modo exponencial. Hablamos de la persecución contra los cristianos en el mundo, una guerra no declarada por motivos de fe contra los seguidores de Jesús.
Según la institución Puertas Abiertas (Open Doors), en 2023 nada menos que 8.222 cristianos fueron asesinados en África por su fe, y para los primeros 220 días de 2025, más de 7.000 corrieron esa suerte, por lo que la violencia yihadista aumenta en vez de disminuir con grupos como Boko Haram y Fulani atacando a comunidades cristianas indefensas, con masacres tan extremas como quemarlos vivos en sus propias iglesias.
En Asia, Pakistán ocupa el puesto número 7 en la “Lista Mundial de la Persecución” de Puertas Abiertas en este 2025. Allí enfrentan persecución y opresión, especialmente en las regiones del norte donde se aplica la Sharía, la ley islámica, además de problemas como matrimonios forzados y violencia sexual sufrida por las mujeres cristianas, además de numerosos cristianos e hindúes convertidos a la fuerza al islam cada año.
No solo en esos países, ya que son millones los cristianos que sufren de persecución y discriminación por su fe, llamándome la atención el silencio que rodea esta situación.
Un silencio que no solo es llamativo, sino que llega a ser atronador, toda vez que incluye a buena parte de la gran prensa mundial. Mas aun, ¿dónde están las multitudes marchando en las calles o las organizaciones de derechos humanos? No solo ellos, casi no se registran resoluciones de gobiernos o debates parlamentarios sobre este tema. Y para aumentar la hipocresía, tampoco figura en casi nada de la ONU, una organización cara, poco efectiva e irrelevante como nunca antes en la historia reciente de la humanidad.
La Lista Mundial de la Persecución 2024 concluye que uno de cada siete cristianos del planeta vive en países donde la ley no los protege adecuadamente de la discriminación, y en Latinoamérica, como es de conocimiento público, la Iglesia Católica sufre en Nicaragua la persecución del régimen dictatorial de Ortega-Murillo.
La información disponible muestra, además, que en Corea del Norte hay más o menos 50.000 cristianos en “campos de reeducación”, es decir, de prisioneros, incluyendo a turistas condenados por el delito de haber intentado regalar biblias.
En Europa, no solo sorprende su indiferencia, sino también deprime su situación, renegando de sí misma y de la tradición cristiana de su historia, ya que, sin el cristianismo, no se explica ni Europa ni la conquista de América, hecha no solo por los tesoros, sino también por la evangelización.
Frente a este panorama, no podríamos, sino, alegrarnos por la paz en Gaza, pero seguimos levantando la voz para exigir que la paz, esa paz tan necesaria hoy, también llegue hasta los confines de la tierra donde, lejos de las cámaras, se sufre y se muere solo por el hecho de creer en Cristo. ¡Paz para Gaza, paz para el mundo!












