Me encanta ver a Sor Natalie Becquard apoyando toda la organización del Sínodo como subsecretaria general nombrada por el Papa Francisco. Su presencia es un signo increíble de una Iglesia que se abre a la mujer de una nueva forma como tradicionalmente ha sido.
En la conferencia de prensa para presentar la fase continental del Sínodo, ella estaba junto al secretario, el subsecretario, el relator, el encargado de la metodología y el moderador, todos hombres. Era algo tan histórico ver a Sor Natalie entre ellos, que verdaderamente la Iglesia está demostrando con hechos que estamos ante un cambio importante.
Sus palabras son relevantes de recalcar pues ella indicó desde el 2021 que no hay sinodalidad sin espiritualidad y ahora en la rueda de prensa subrayó la comprometida participación de países en situaciones difíciles como Nicaragua, Ucrania, Haití, Myanmar, Líbano y República Centroafricana. Destacó también que el Espíritu actúa en la vida de las comunidades cristianas a pesar de los obstáculos.
Su sensibilidad femenina se nota mucho en su forma de expresarse sobre la espiritualidad y las dificultades que se viven en la Iglesia. “Todos los que han experimentado la escucha y el diálogo según el método sinodal de conversación espiritual propuesto, dan testimonio de la alegría recibida”, dijo.
Becquard mencionó que confía en la continuación del sínodo porque el Espíritu sopla y admitió que las resistencias que surgen forman parte de todo proceso de discernimiento espiritual.
Incluso ella se refirió al estilo de las síntesis que se han recogido “sin cortapisas” porque no han dudado en nombrar no solo las buenas experiencias de caminar juntos que ya se viven, sino también en denunciar sin tapujos los verdaderos obstáculos y dificultades.
Para Becquart, la etapa diocesana fue una verdadera escuela de sinodalidad donde se aceptó el reto de una Iglesia que escucha y dialoga y cada Iglesia particular lo hizo a su ritmo y según su realidad y su cultura. También manifestó que el reto de la etapa continental será continuar la conversión sinodal en todos los niveles, es decir, la sinodalización de todas las realidades eclesiales, lo cual requiere un cambio de mentalidad.
Espiritualidad, conversión y cambio de mentalidad son palabras repetidas en el discurso de la subsecretaria del Sínodo, así como también de sus compañeros de trabajo. El mismo Papa Francisco ha insistido en que este no es un proceso estadístico o un estudio, ni se trata tampoco de hacer un documento; se trata de un proceso espiritual donde el Espíritu Santo es el principal protagonista.
Es por lo anterior que necesitamos conversión y cambio de mentalidad, no para cambiar la doctrina, porque es claro que eso no se cambia, sino para abrirnos al soplo de Espíritu que quiere una Iglesia más coherente en todo sentido y que verdaderamente caminemos juntos sin hacernos daño sino ayudándonos mutuamente.
El Papa también nos dijo que este proceso sinodal es oración al estar en constante comunicación entre nosotros y con el Espíritu Santo. Verdaderamente que como a San Francisco, Dios está pidiendo al Papa reparar nuestra Iglesia.
Le agradezco al Papa por todo y también por incluir a Sor Natalie Becquard en este proceso desde la organización porque yo como mujer me siento representada y feliz.
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