Próximo a cumplir sus 98 años de edad, el Padre Edgar Rivera Garita se levanta todos los días entre las 3 y las 4 a.m. para ir a su capilla privada, hincarse frente al Santísimo Sacramento y ante una impactante imagen de Cristo Crucificado, y orar.
Este sacerdote celebrará su cumpleaños con una Santa Eucaristía en la Parroquia San Antonio, en Escazú, el próximo 22 de octubre, a partir de las 10:30 a.m.
Nació un 24 de octubre de 1925, es oriundo de San Rafael de Oreamuno, en Cartago. Desde muy joven sintió el llamado al sacerdocio, él lo acogió en su corazón y lo dejó crecer. “Fui monaguillo del Padre Enrique Bolaños (quien luego sería IV Obispo de Alajuela), ese servicio es un cebo, me entusiasmé, comencé a interesarme más en la fe”, detalló.
Entró al seminario y se ordenó presbítero el 17 de diciembre de 1955, por imposición de manos de Mons. Rubén Odio. O sea, próximamente sumará 68 años de ministerio sacerdotal.
Actualmente, el Padre Edgar vive en San Rafael de Heredia, en una casa que -asegura- él mismo construyó y que el lote le costó 2.500 colones en su momento. Siempre anda consigo el Rosario porque en cualquier momento siente deseos de rezarlo, cuando no lo hace posiblemente esté en su biblioteca leyendo.
De cuando estaba en el Seminario, recuerda la estricta disciplina de los padres paulinos alemanes. Mencionó especialmente al Padre Cornelio Wunderlik Weber, CM, rector del Rector del Seminario Mayor (1948-1958).
Conoció también a Mons. Víctor Sanabria. “Una pipa, una cabeza tremenda, qué capacidad de hombre, tremendo, daba gusto, cuando uno le hablaba siempre tenía una sonrisa”, así lo describió.
San Pablo de Turrubares fue su primera parroquia. Para llegar había que ir en avioneta y luego tres horas a caballo. La casa cural tenía cerchas y allí las serpientes se enrollaban. Según relata, él agarraba un palo y las sacaba, pero al cabo también se acostumbró a tenerlas cerca.
El Padre Edgar celebrará su cumpleaños 98 con una Santa Misa de acción de gracias en la Parroquia San Antonio, en Escazú, el próximo 22 de octubre, a las 10:30 a.m.
El Padre Edgar recordó con cariño la comunidad de Las Delicias, “que no eran delicias sino calores”. Allí -narra- una vez le cayó un rayo muy cerca, como a dos metros de donde él estaba. “Vi el fuego donde cayó, una llama que hizo un hueco en el piso. Satanás me quería matar. Cuando cayó ese rayo se soltó un olor a azufre. El Señor me salvó”, afirmó.
“La gente de Turrubares era maravillosa, gente sencilla”, comenta. Sin embargo, su actividad pastoral era tan agitada que enfermó, al punto de padecer una hemorragia intestinal que lo tuvo al borde de la muerte en el hospital.
Por esa razón, se vió obligado a dejar esa parroquia e inició una nueva etapa. Es reconocido por liderar la construcción de varios templos, entre ellos, la iglesia del Corazón de María, ubicada 700 m. norte de la Universidad Nacional en Heredia; así como el templo Sagrado Corazón de Jesús en Heredia, el de San Josecito, el de Bebedero de Escazú, entre otros.
Es conocido por su amor a la Eucaristía. Justamente, en su pequeña Capilla muestra recuerdos e imágenes, uno de ellos es una fotografía de un milagro eucarístico. Según cuenta, ocurrió durante una celebración eucarística en un templo en Cartago, en el momento de la Consagración apareció sangre en el cáliz.
El Padre Edgar es un hombre humilde y cariñoso. En un momento, durante la entrevista, señaló una imagen de la Virgen María y comentó feliz que la compró porque aparece un niñito jugando con el manto de Nuestra Señora.
