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El Santo Rosario, beneficios espirituales y para la salud mental

By Agosto 29, 2025

Es como rezar junto a la Virgen María. El rezo del Santo Rosario es una de las tradiciones de devoción popular más conocidas. Además de sus beneficios espirituales, recientemente un estudio reveló que esta práctica podría ofrecer beneficios a nivel psicológico.

En realidad, ya anteriormente, ha habido estudios que han destacado efectos positivos del rezo del Santo Rosario, como la disminución del estrés o la ansiedad, mejora del ritmo cardíaco y sensación de bienestar. No obstante, esta nueva investigación refuerza la idea de este acto de devoción popular como un aliado a favor de la salud mental.

El trabajo lleva por título: ¿Sigue siendo relevante el Rosario? Su impacto en la salud mental y el bienestar: Un estudio multinacional. Fue publicado por la revista Journal of Religion and Health, en febrero de este año.

Se utilizó una muestra de 361 participantes de tres países católicos (Italia, Polonia y España). Básicamente, se hallaron fuertes correlaciones entre el rezo regular del rosario y una mayor sensación de bienestar, empatía y resiliencia emocional.

En declaraciones a Zenit, el investigador principal, el Padre Lluís Oviedo, de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, afirmó que el equipo estaba motivado por el deseo de explorar si el rosario podría proporcionar beneficios similares a los atribuidos a la meditación de atención plena.

Los resultados superaron las expectativas. “Nuestros datos demuestran que rezar el rosario no es solo una práctica espiritual, sino un recurso para la salud mental”, expuso el P. Oviedo. “Promueve la calma, combate la ansiedad, fomenta la empatía y ayuda a las personas a afrontar la adversidad”, amplió.

En general, los datos del estudio mostraron que rezar el rosario ayuda a reducir la ansiedad y a aumentar el optimismo. Se desmintieron los estereotipos sociales que retratan la práctica devota como aislante: un mayor uso del rosario se correlacionó con mayor empatía y conexión social, no con retraimiento.

Igualmente, se destaca que 62,2 % de los participantes tenía títulos de posgrado o maestría, lo que “desmiente el estereotipo de que las devociones tradicionales atraen principalmente a las personas con menor nivel educativo”.

El Padre Oviedo considera estos hallazgos como un llamado a la renovación teológica. “Necesitamos una teología que escuche la experiencia vivida”, afirmó. “Las devociones como el rosario no están obsoletas; son expresiones de fe vividas que moldean cómo las personas soportan el sufrimiento y encuentran sentido. Si la teología continúa ignorando estas prácticas, corre el riesgo de desconectarse de la vida real de los creyentes”.

No es una terapia

Los católicos rezamos el Rosario como una manera de dirigirnos a Dios, acompañados de la Virgen María. Sirve como una forma de meditar acerca de los misterios de la fe cristiana, desde la Encarnación hasta la Resurrección de Nuestro Señor.

Es una devoción popular apreciada por numerosos santos y fomentada por el Magisterio, como dice San Juan Pablo II, en la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. Aunque se distingue por su carácter mariano, es cristocéntrico, pues es algo así como un compendio del Evangelio. “Con el Rosario, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor”, escribió el santo polaco. Recitar el Rosario -añade el Papa -, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo.

El Padre Marvin Benavides, párroco de San Miguel Arcángel, aclara que el Rosario no es una terapia, ni puede verse como tal. Sobre el estudio, dice que revela lo que todos los creyentes saben: la efectividad de la fe y lo que provoca la experiencia de la fe.

Sin embargo, advierte que lo espiritual no puede reducirse a una experiencia terapéutica, porque justamente no es una terapia. “La fe produce muchas cosas por don de Dios, pero el Rosario no puede verse como un método terapéutico, sino una conexión profunda con Dios, a través de María. Por lo tanto, no debe ser utilizado como si fuera un método terapéutico”, argumentó. Asimismo, enfatizó en que “la fe no es un amuleto, no es magia, es permitir a Dios actuar, unirnos espiritualmente y tomar fuerzas para afrontar las circunstancias de la vida”.

“Con el Rosario, el pueblo cristiano aprende de María a
contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar
la profundidad de su amor”.

San Juan Pablo II

“Me recomendaron rezar el Rosario”

María Luisa Molina, devota de la Parroquia Inmaculada Concepción, en La Unión, cuenta que empezó a Rezar el Rosario diariamente hace más de 15 años. Por entonces, vivía una situación dura emocionalmente y una señora le recomendó que lo rezara todos los días.

Ella aceptó el consejo y según dice comenzó a sentir que su alma iba sanando, que su corazón se disponía para que el Señor, a través de la intercesión de la Madre, sanara sus heridas.

“Para mí el rezo del Rosario es paz, es como sumergirme en el vientre maternal y amoroso de nuestra Reina del cielo que acoge a todos sus hijos, ese vientre donde estuvo Jesús, y recibimos su amor, el abrazo de una madre que ama incondicionalmente”, declaró.

María Luisa explica que se trata de meditar en la vida de Jesús, a través de los diferentes misterios, y sentirse reconfortados en medio de las realidades propias.

Se reúnen virtualmente para rezar

El Rosario es una oración sencilla y accesible para todo el mundo. Las personas pueden rezarlo solas, en parejas o en grupos. Algunas usan un rosario de cuentas y otras una aplicación de celular. También hay quienes lo escuchan por Radio o lo siguen por televisión.

En la parroquia de San Esteban Protomártir, en El Carmen de Cartago, por ejemplo, durante la época de pandemia se creó un grupo de Facebook llamado Rezando con el Padre Pío, donde todos los días los integrantes se unen para rezar el Rosario.

Surgió por la necesidad de mantener cercanía en medio de las medidas de aislamiento social, cuando hasta los templos permanecieron cerrados. Sin embargo, el grupo perseveró y ya son casi cinco años que se reúnen virtualmente para rezar juntos.

Hay personas de todas partes del país. Los participantes escriben sus intenciones e incluso hay personas que rezan por las intenciones de alguien más. Esta comunidad virtual es abierta y se reúne en oración todos los días a las 9:00 p.m.

Sofía Quirós, una de las participantes, comparte que reza el Rosario una o dos veces por semana. Es una devoción que ha estado presente en su vida desde muy pequeña, pues sus papás y sus hermanos lo rezaban juntos.

A sus 33 años de edad, considera que es más consciente de su camino espiritual y ve en el Rosario una herramienta maravillosa. Asegura que personalmente a ella le da mucha paz y serenidad.

“Cuando he tenido algún problema o preocupación y sé que he hecho el máximo esfuerzo por resolverlo, es como decirle a la Virgencita: “Por fa, entregale este problema a Diosito y que haga lo que Él crea mejor crea para mí”. Es como trabajar juntos”, dijo.

Para Sofía es esencial acompañar el rezo del Rosario con la Santa Eucaristía, que es lo principal. También destaca la empatía que se genera al rezarlo en grupo.

 

El Rosario y la Biblia

El Rosario es una devoción popular surgida en la Edad Media, por lo tanto, no aparece como tal en la Biblia. No obstante, sus oraciones y su contenido tienen un fundamento bíblico. Los misterios, por ejemplo, muestran escenas de la vida de Jesús, relatadas en los Evangelios, desde la Encarnación hasta la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor, entre otras.

De igual manera, el Padre Nuestro y el Avemaría, que se pronuncian de manera repetida, son oraciones basadas en pasajes bíblicos. El Padre Nuestro fue la oración que Jesús enseñó a sus discípulos (Lc 11, 1) y que podría decirse es la oración más bella y completa jamás compuesta.

El Avemaría es otra bella oración, data prácticamente desde los inicios del cristianismo y está compuesta esencialmente por frases bíblicas dirigidas a la Madre de Dios. Inicia con el saludo que da el Ángel a María (Lc. 1, 28): “Alégrate, llena eres de gracia, el Señor es contigo”.

Luego, viene: “Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre”, que es la exclamación de Isabel cuando se encuentra con María (Lc 1, 42). La siguiente línea dice: “Santa María, Madre de Dios”, en referencia a las palabras de Isabel momentos después “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1, 43).

“Ruega por nosotros, pecadores”, remite al pasaje de las bodas de Caná, cuando al acabarse el vino, María pide a Jesús un milagro (Jn 2, 1-11). Y la oración concluye con: “Ahora y en la hora de nuestra muerte”, esto recuerda que María estuvo con Jesús al momento de su Crucifixión como lo narra Juan 19, 25.

 

Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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