Durante mucho tiempo, hablar de suicidio ha sido un tabú. Hemos sido educados para evitar el tema, para fingir que no existe, como si el silencio pudiera protegernos de su devastación.
Pero el silencio no salva vidas; por el contrario, puede perderlas. Cambiar la narrativa significa romper ese silencio. Tratemos el suicidio no como una vergüenza o un fracaso, sino como un problema de salud pública y de indudable sufrimiento personal que debe ser abordado con una decidida voluntad de cambio, siempre basada en las prácticas que han demostrado ser más efectivas. Hablar abiertamente sobre el suicidio y la salud mental, y fomentar el diálogo, son pasos esenciales para cambiar la percepción pública y crear un entorno de apoyo y comprensión.
Uno de los pilares fundamentales para mejorar la salud mental se centra en fortalecer la prevención escolar. Invertir en ella es invertir en nuestro futuro. Necesitamos ampliar estos programas y asegurarnos de que estén respaldados por la mejor evidencia científica disponible.
Necesitamos dotar a nuestras escuelas y colegios de los recursos necesarios y formar a nuestros docentes, como agentes de cambio, capaces de identificar señales de alerta y ofrecer apoyo a quienes lo necesiten. En estos los equipos interdisciplinarios deben ser fortalecidos, por ejemplo, ampliando la oferta de que todas las escuelas y colegios cuenten con profesionales en orientación.
Reconozcamos que el suicidio no es una elección voluntaria, sino la respuesta desesperada al dolor extremo y a la soledad. Al cambiar la narrativa, hablando con compasión y empatía, ofreciendo apoyo e implementando políticas efectivas, podemos salvar vidas.
Cambiar la narrativa sobre el suicidio constituye un paso vital hacia un futuro mejor. Cada vida cuenta, y cada esfuerzo por prevenir el suicidio nos acerca hacia un modelo de comunidad donde todos podamos sentirnos valorados, apoyados y llenos de esperanza.
Se debe fortalecer las políticas publicas en salud mental, por ejemplo, fortaleciendo a la secretaria técnica de Salud Mental, al consejo Nacional de Salud Mental, debemos invertir en procesos de capacitación continua para que nuestros docentes sean actores de cambio a favor de la construcción de la salud mental, es responsabilidad de todos y todas, cambiar la narrativa, para romper el estigma en torno a la salud mental.
“El alma que se cura a sí misma puede curar a otros”
Pitágoras